ÁFRICA/ESUATINI - El obispo: el difícil camino del diálogo marcado por la incertidumbre

viernes, 12 agosto 2022 política   diálogo   violencia  

Manzini (Agencia Fides) - “Si tuviera que resumir la situación que está viviendo Esuatini, usaría el término 'incertidumbre'. Este es el estado de ánimo que mejor representa y define la situación desde hace algún tiempo. Es el objeto de mis últimos mensajes en redes sociales: realmente no sabemos qué camino se quiere tomar en este momento y nadie nos cuenta mucho al respecto. En junio de 2021, cuando estalló la violencia, nosotros, como Consejo de Iglesias Cristianas, hablamos directamente con el Primer Ministro y se nos dijo que la mejor respuesta a la tensa situación era el diálogo nacional. Han pasado los meses y en febrero el Ministro de Economía declaró que era posible organizar un diálogo al máximo nivel. Y ahora nos enteramos de que se ha seleccionado un equipo para dar forma a este diálogo. Es agosto y seguimos a la espera de noticias”. Monseñor José Luís Gerardo Ponce de León, Misionero de la Consolata y obispo de Manzini, la única diócesis de Esuatini, explica así el complicado momento del pequeño país del sur de África en una entrevista facilitada a la Agencia Fides desde Johannesburgo donde participó en una sesión de la Conferencia de Obispos de África Meridional (SACBC). Hace poco más de un año, el pequeño estado africano, la última monarquía absoluta de África, cayó en el caos tras multitudinarias manifestaciones reprimidas por la policía, y ahora se busca el camino para volver a la normalidad.

El prelado señala: “Dos veces la situación de Esuatini ha estado señalada en la agenda de la Southern African Development Community (Sadc) y las dos veces desapareció del orden del día. La reunión programada para el 19 de julio con nuestras autoridades fue cancelada y unos días antes nos enteramos por algunas fuentes de que Esuatini informó de que no estaba preparado. Pero el gobierno afirmó lo contrario y que la falta de preparación no se podía atribuir a Esuatini. También en este caso no hubo una comunicación clara y la gente palpó la incertidumbre”.

En el año que ha transcurrido desde que estallaron la violencia y los enfrentamientos y la tensión que provocaron pueden sentirse aún y prueba de ello es el malestar social que atraviesa el país. “Podemos decir que estamos en una situación de violencia de baja intensidad, -continúa el obispo-, lo que nos recuerda que todavía no se ha resuelto nada. En las afueras de Manzini, algunos policías fueron asesinados a plena luz del día. En marzo, alguien quemó la biblioteca de una escuela cercana a Mozambique en una de las zonas más pobres del país, mientras que de vez en cuando hay casos de edificios incendiados, sin que esté clara la motivación. Parece una forma de hacernos entender que la cuestión aún no está resuelta. No están claros los autores de los ataques que se han dado en todo el país en los últimos meses”.

Esuatini, aunque es un país víctima de la pobreza y los problemas sociales, nunca ha conocido la violencia antes de junio de 2021. La única forma de afrontar y resolver la situación es el diálogo, pero no parece un camino fácil: “Cuando estuve en Colombia participé en los esfuerzos por el diálogo nacional y el elemento más importante era saber quiénes eran los interlocutores, estaba claro quiénes eran los líderes con quienes entablar un diálogo. Aquí, si los interlocutores no son claros es difícil iniciar un proceso de diálogo. Por su parte, el Gobierno desde que estallaron los disturbios ha querido dar la impresión de que está intentando atajar los problemas sociales y ha intentado mejorar los servicios básicos y las infraestructuras. Pero hay un grito político, más allá del social, que no se escucha. Existe una demanda de derechos y una representación de la población. Existe el riesgo de que en noviembre el rey Mswati III, que entra en un período de retiro ritual y no se reunirá con nadie al menos hasta febrero o marzo, no esté disponible y todo se posponga nuevamente. Las elecciones nacionales también deberían celebrarse en 2023, un momento muy importante. Pero aún en este caso, no sabemos si habrá diálogo antes de las elecciones o si las elecciones decidirán el futuro”.

La Iglesia católica, informa el prelado, está directamente comprometida con promover una vía pacífica y de encuentro que evite la violencia y apunte a la reconciliación nacional: “Como Iglesia católica, hemos tratado de insistir mucho en la importancia de la no violencia porque ninguna respuesta a nuestra situación puede venir de la violencia. Cada vez que rezamos por la paz, pedimos a todos que sean constructores de paz y armonía”. El obispo también señala: “Participé personalmente en la redacción de un documento que ilustraba una posible hoja de ruta para el diálogo auspiciado por la Sadc. En marzo pasado, este documento estaba listo y nos dijeron que todos los grupos deberían tenerlo disponible. El informe está en manos del Gobierno, pero nunca ha sido presentado a la población. Mientras tanto, el clamor por la situación social en este momento es aún más fuerte que antes. La guerra en Ucrania ha provocado que los precios de los combustibles hayan subido un 100% y esto nos está afectando gravemente”. Finalmente, apunta, “otra dificultad que enfrentamos es a nivel político. El sistema político de la nación necesita ser reconsiderado. No puedo decir exactamente qué piensa el pueblo al respecto, pero está claro que tendrá que llegar el día en que puedan elegir libremente”.
(LA) (Agencia Fides 12/08/2022)


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