Diocese of Legazpi
Ciudad de Legazpi (Agencia Fides) – Mientras a nivel nacional se desata la polémica en torno a los «proyectos fantasma» destinados a prevenir desastres climáticos, financiados pero nunca realizados debido a la corrupción, la Iglesia católica de Filipinas ha suplido las carencias públicas, poniendo sus estructuras al servicio de las personas más vulnerables. En la parte centro-oriental del archipiélago, azotada por la tormenta tropical «Opong» (conocida internacionalmente como «Bualoi»), que trae lluvias torrenciales y fuertes vientos, las iglesias de las diócesis de Legazpi y Sorsogon (sur de la isla de Luzón) han abierto parroquias, capillas, salas y escuelas como refugios temporales, incluso de manera preventiva. Por indicación de los obispos, todas las estructuras eclesiásticas se han puesto a disposición, mientras se han activado «comités parroquiales de respuesta a desastres» en coordinación con las comisiones diocesanas para la acción social.
Cientos de familias ya se han trasladado a estos espacios católicos, mientras que en los atrios de las iglesias y en los colegios los voluntarios han colocado sacos de arena como protección. Los catequistas desempeñan una labor valiosa de sensibilización e información, asegurándose de que las familias más pobres sean alertadas y puedan abandonar sus viviendas vulnerables para trasladarse temporalmente a edificios de hormigón, donde los voluntarios católicos se ocupan de sus necesidades materiales, morales y espirituales.
«Oremos unos por otros mientras afrontamos este tifón», ha declarado el obispo de Legazpi, Joel Baylon, mientras la región se prepara para el impacto de la tormenta. En todas las iglesias de la diócesis se ha lanzado una «Oratio Imperata» para pedir protección frente a la calamidad, recitada con intensa fe por todas las comunidades.
La oración señala: «Padre Todopoderoso, elevamos nuestros corazones a ti en señal de gratitud por las maravillas de la creación. Reconocemos nuestros pecados contra ti y contra la creación. No hemos sido buenos guardianes de la naturaleza». Continúa: «Ahora recogemos los frutos de nuestros abusos e indiferencia. El calentamiento global está a la puerta. Los tifones, las inundaciones, las erupciones volcánicas y otras catástrofes naturales ocurren con creciente frecuencia e intensidad».
La oración concluye con una súplica: «Nos dirigimos a ti, Padre amoroso, y te imploramos perdón por nuestros pecados. Pedimos que nosotros, nuestros seres queridos y nuestros bienes seamos protegidos de las catástrofes, tanto naturales como provocadas por el hombre. Inspíranos a ser administradores responsables de tu creación y vecinos generosos con los necesitados. Madre nuestra de la salvación, ruega por nosotros».
(PA) (Agencia Fides 25/9/2025)