OCEANÍA/PAPÚA NUEVA GUINEA - Madang: la comunidad católica trabaja para frenar la violencia relacionada con las acusaciones de brujería

martes, 12 agosto 2025 iglesias locales   brujería   discriminación  

Conferenza Episcopale Papua Nuova Guinea e Isole Salomone

El arzobispo de Madang, Anton Bal

Megiar (Agencia Fides) – En un contexto social donde las prácticas de brujería y la violencia derivada de la superstición se convierten en dos caras de la misma moneda, la comunidad católica de Papúa Nueva Guinea se esfuerza por ayudar a todos los agentes pastorales a frenar el fenómeno de violencia relacionada con las acusaciones de brujería (en inglés, Sorcery Accusation Related Violence, SARV). Este fenómeno está muy extendido en varias regiones del país.

Ha sido casi una lectio magistralis la que ha ofrecido el arzobispo de Madang, Anton Bal, a 74 catequistas provenientes de 22 parroquias de su arquidiócesis durante un retiro de verano. El análisis del arzobispo, también citado por Roseanne Kulupi en los medios de comunicación de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea, parte de la reacción de muchos indígenas ante la muerte y la enfermedad, consideradas como causadas por hechizos.

La acusación de brujería se dirige frecuentemente a personas que atraviesan períodos de duelo. En otros casos, las acusaciones apuntan a personas vulnerables por motivos de venganza, celos o interés económico, aprovechando la fragilidad emocional de las familias. «Es en los momentos de dolor cuando el mal se aprovecha para insinuarse. Pero es precisamente ahí donde la Iglesia está llamada a estar presente», ha declarado el arzobispo Bal, quien a continuación ha enumerado algunas «acciones» útiles para prevenir la violencia derivada de estas acusaciones.

En primer lugar, ha sugerido el arzobispo, se requiere una «presencia espiritual continua: sacerdotes y catequistas deben acompañar a las familias durante todo el duelo, ofreciéndoles oraciones y consuelo». La segunda acción consiste en «apoyo material: la Iglesia debe apoyar a las familias también de manera concreta, para reducir la presión social y desalentar la corrupción o las acusaciones manipuladas». Además, se debe pedir a las familias del difunto un compromiso serio «para evitar discusiones sobre brujería durante el duelo».

Al mismo tiempo, es urgente verificar y certificar oficialmente la causa de la muerte: es necesario «solicitar documentación médica o policial para aclarar las circunstancias y prevenir sospechas infundadas».

Se debe tomar una medida adicional en caso de violencia ya en curso, que consiste en garantizar «la protección inmediata de las víctimas, que deben ponerse a salvo sin demora», mientras que los responsables de la violencia y la intimidación deben ser denunciados. Por último, y este es un factor decisivo, todo debe basarse en «un fundamento bíblico: la lucha contra la SARV debe apoyarse en una base espiritual sólida, recordando que solo Dios tiene poder sobre la vida y la muerte».

El compromiso de Anton Bal contra la violencia relacionada con las acusaciones de brujería se remonta a los años ochenta, cuando, siendo seminarista en las Highlands, organizaba reuniones públicas para promover la reconciliación entre tribus. Desde entonces, ha seguido fomentando la educación social como antídoto contra la violencia tribal, colaborando con las comunidades locales y las autoridades civiles.
(F.B.) (Agencia Fides 12/8/2025)


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