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Islamabad (Agencia Fides) – El Senado de Pakistán ha aprobado un proyecto de ley que suprime la pena de muerte para dos delitos: la agresión y despojo público de una mujer, y la complicidad en secuestros y desvíos de aviones u otros vehículos públicos. Según el texto, los infractores de estos delitos (artículo 354-A y artículo 402-C del Código Penal) afrontarán penas de cárcel de hasta cadena perpetua.
Antes de entrar en vigor, la propuesta debe ser aprobada por la Cámara Baja y firmada por el presidente, pero al haber sido presentada por la mayoría de Gobierno, los analistas prevén un camino despejado. Según ha explicado el ministro federal de Justicia, Azam Nazeer Tarar, el Ejecutivo busca alinearse con las normas internacionales sobre derechos humanos, también en relación con el acuerdo comercial con la Unión Europea (GSP+), que exige limitar la pena de muerte a los delitos más graves.
Actualmente, en Pakistán, la pena capital se aplica a una amplia gama de delitos considerados «graves», entre ellos: delitos contra el Estado y alta traición; delitos militares como motín y mala conducta en combate; delitos violentos como asesinato, robo con homicidio, violación y violación en grupo; secuestro con fines de extorsión; terrorismo, sabotaje y secuestro aéreo.
Para el delito de violencia y despojo público de una mujer (art. 354-A), la pena de muerte fue introducida durante el régimen del general Zia ul-Haq, quien asumió el poder en 1977 tras un golpe de Estado. Originalmente, la pena máxima para este delito era de siete años de prisión. En cuanto al secuestro aéreo, la reforma busca reducir la pena para quienes brindan refugio a los secuestradores. El ministro Tarar ha señalado que el Gobierno tiene la intención de revisar otros delitos no atroces que aún contemplan la pena capital.
En este contexto, el padre Qaisar Feroz OFM Cap, secretario ejecutivo de la Comisión de Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal de Pakistán, comenta a la Agencia Fides: «El avance hacia la abolición progresiva de la pena de muerte para delitos menos graves es, sin duda, un paso positivo. En esta línea, también habría que examinar la estructura de la ley de blasfemia». El fraile capuchino recuerda que «esta ley fue modificada también por el general Zia en los años 80 del siglo pasado. Si se desea cumplir con las normas internacionales sobre derechos humanos, debería abolirse la pena capital en este delito».
«Además -prosigue el padre Feroz-, hay que tener en cuenta que, según la experiencia común y la opinión de muchos, esta ley actúa como una espada de Damocles, instrumentalizándose para atacar a miembros de comunidades religiosas minoritarias y también a ciudadanos musulmanes». El secretario subraya: «Los abogados cristianos y los parlamentarios deberían examinar con seriedad este capítulo, que representa una sombra para los derechos humanos en Pakistán y que hace sufrir a muchos inocentes. Si las presiones internacionales y comerciales han impulsado la revisión de la pena de muerte en algunos delitos, pedimos al Gobierno y al Parlamento que inicien también una reflexión seria sobre la ley de blasfemia».
(PA) (Agencia Fides 23/7/2025)