Sher Khan - Wikimedia Commons
Karachi (Agencia Fides) – “Hay tensión en el país. El pueblo de Pakistán se siente traicionado por los afganos. Durante muchos años ofrecimos refugio y hospitalidad a miles de personas que cruzaron la frontera huyendo de guerras y persecuciones. Ahora sufrimos ataques terroristas, y esto provoca frustración y resentimiento, porque la gente considera a los afganos poco agradecidos”, afirma a la Agencia Fides el padre Mario Angelo Rodrigues, sacerdote de la arquidiócesis de Karachi y rector del Instituto Superior Católico St. Patrick en Karachi. Con estas palabras explica la actitud y el sentir de la población pakistaní mientras las hostilidades entre Pakistán y Afganistán continúan, y crece el temor de un nuevo enfrentamiento bélico.
En los últimos días, un atentado en la ciudad paquistaní de Peshawar sacudió al país: dos atacantes suicidas y un hombre armado asaltaron el cuartel general de la Policía Federal, dejando tres agentes muertos y otros 11 heridos. Ningún grupo ha reivindicado el ataque, pero las sospechas apuntan al Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), movimiento aliado de los talibanes afganos y cuyos líderes, según se cree, se ocultan en Afganistán.
Como respuesta, la Fuerza Aérea pakistaní lanzó bombardeos nocturnos en tres provincias orientales afganas, que -según informó el gobierno de Kabul- causaron la muerte de 10 civiles, de los cuales nueve eran niños. Zabihullah Mujahid, portavoz principal del gobierno afgano, calificó los ataques como “atrocidades” y aseguró que representan “una violación del territorio afgano”. Añadió que Afganistán “responderá en el momento oportuno”, anticipando una posible escalada del conflicto. El alto el fuego bilateral, alcanzado en octubre gracias a la mediación de Catar y Turquía, continúa vigente, pero crece la hostilidad hacia los ciudadanos afganos que aún residen en Pakistán, cuenta el padre Rodrigues.
“Existe un programa de repatriación de estos refugiados que avanza progresivamente, y quizá por eso muchos afganos expresan descontento, rabia y tensión hacia el gobierno pakistaní, que los está expulsando. Muchos están plenamente integrados, y numerosos jóvenes y niños han nacido en Pakistán”, recuerda.
El sacerdote observa además: “Para restablecer la confianza mutua e impulsar un camino de paz, el gobierno pakistaní debería aceptar la situación y permitir la permanencia de los refugiados afganos que viven de manera pacífica y sin vínculos con el terrorismo, con una visión de sociedad acogedora y pluralista”. Por otra parte, añade, “el gobierno de Kabul debería colaborar en la lucha contra el terrorismo, que es un enemigo común”. Y concluye: “Como cristianos pakistaníes, apoyamos caminos de acogida y fraternidad para que, en nuestra sociedad y con los países vecinos, podamos vivir en una auténtica paz”.
Pakistán ha pedido en reiteradas ocasiones a los talibanes afganos impedir que militantes del TTP utilicen territorio afgano para lanzar ataques. Kabul lo niega, pero las relaciones entre ambos gobiernos se han deteriorado. Las tensiones persistentes han paralizado el comercio bilateral, y todos los pasos fronterizos permanecen cerrados desde el mes pasado.
(PA) (Agencia Fides 26/11/2025)