ASIA/KAZAJISTÁN - Don Trezzani: “Ser pocos no es un defecto ni una desventaja: la misión es obra de Otro”.

viernes, 16 septiembre 2022 papa francisco   fe   evangelización  

Almaty (Agencia Fides) - Don Guido Trezzani, de 67 años, misionero italiano en Kazajistán, dijo estar "muy contento, todavía bajo una beneficiosa conmoción espiritual" al final de la visita del Papa Francisco al país centroasiático. Fundador de la "Aldea del Arca", que cerca de Almaty, ciudad del sureste de Kazajistán, acoge a niños discapacitados y huérfanos, el padre Trezzani lleva 26 años en Kazajstán, en los que ha podido observar y experimentar los cambios en el escenario político, social, religioso y eclesial, desde los primeros años de la era postsoviética.
Como director de Cáritas, al concluir el viaje apostólico del Papa (13-15 de septiembre), confía a la Agencia Fides: “El Papa, especialmente en su discurso a los obispos y a los religiosos, pero también en los diversos pasajes de su presencia entre nosotros, urgido por el Espíritu Santo, ha pronunciado palabras que iluminan nuestra realidad, nuestras luchas, nuestros errores, y nos dan una dirección a seguir. Puedo decir que toda la comunidad católica ha recibido de este viaje apostólico, por la gracia de Dios, mucho más de lo que esperaba”.
Las primeras palabras que el P. Trezzani quiere subrayar son las relativas al "pequeño rebaño": "Somos pocos, somos pequeños, pero – como ha recordado el Papa- esto no es una desventaja, es una perspectiva diferente. Esta condición nos recuerda que no somos autosuficientes, como también ha dicho el padre Ruslan, el sacerdote que ha ofrecido su testimonio. Ser pequeño no es un ‘menos’, no es un defecto. No son los números los que nos salvan y salvan a la Iglesia. Por el contrario, vivir serenamente nuestra fe y nuestra vocación en esta condición, que es nuestra realidad, es liberador: todo el trabajo que hacemos, nuestra misión, no depende de nosotros sino que es obra de Otro, es obra de Dios. Así que no hay que quejarse porque somos pocos o pequeños. En Cristo está nuestra fuerza, démosle espacio ya que es Él quien actúa”.
Un segundo aspecto que resuena para nuestras comunidades, señala el misionero, es "el hecho de que no somos administradores de lo sagrado ni gendarmes que hacen cumplir las normas religiosas: está muy bien subrayado porque habla de algunos de nuestros planteamientos, en los que la alegría del Evangelio no llega. Debemos tener bien presentes estas palabras, porque vivimos esta tentación, de hacernos dueños que dan normas, en lugar de transmitir la razón última que mueve nuestras elecciones, que es llevar el rostro de Otro, que es Cristo Jesús. Como los apóstoles, somos personas enviadas. Lo vivimos cada día en la acogida de niños con síndrome de Down y discapacitados, registrando el asombro de la gente, atea o musulmana, al ver a personas, nuestros voluntarios, que les miran a ellos o a sus hijos con el amor con el que nadie les ha mirado nunca. Y esto no es una virtud nuestra, sino que significa ser un canal para que la mirada amorosa de Dios se deposite en toda criatura”.
La frase de Francisco "Nadie es extranjero en la Iglesia" tiene un eco especial en la comunidad de fieles kazajos, señala el P. Trezzani. Y explica: "Tradicionalmente, y todavía hoy, existe una identificación de la comunidad católica en Kazajstán con las diferentes comunidades nacionales: la Iglesia polaca, la Iglesia alemana, etc. De este modo, los kazajos, pensando en la Iglesia como una realidad nacional, la ven como algo lejano y que no les pertenece. Ahora están saliendo, poco a poco y con dificultad, de esta categorización cultural y pastoral".
De ahí el llamamiento a la "novedad", es decir, a "no quedar prisioneros de los esquemas, de los rituales estériles y de las tradiciones, reconsiderando en cambio la tensión entre memoria y futuro: la riqueza de la memoria de los mártires, de las personas que sufrieron en los campos soviéticos, no es ni un museo ni un alarde". Para que no sea un recuerdo estéril, hay que revivirlo en nuestro presente, ahora que tenemos la gracia de ser libres, de trabajar y de manifestar la fe", continúa el director de Cáritas.
Una última expresión del Papa que ha tocado el corazón de los fieles kazajos, dice el P. Trezzani ha sido: “instarnos a ser levadura en la masa, semilla en la tierra, a habitar los acontecimientos alegres y tristes de la sociedad para servirla desde dentro. Estamos llamados a caminar con la gente, al lado de la gente, saliendo de las sacristías. La caridad es el lenguaje y la herramienta para salir de todos los guetos. Salgamos y seamos testigos del Evangelio de la paz y de la unidad, para ser construidos con los demás. Estamos llamados a escuchar a otras culturas, confesiones y comunidades para construir juntos el bien, para ser mensajeros de la unidad y la paz -como decía el título del viaje apostólico- en el corazón de nuestra realidad".
La Iglesia católica de Kazajstán cuenta con 125.000 bautizados de una población de 18 millones de habitantes.
(PA) (Agencia Fides 16/9/2022)


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