VATICANO - Papa Benedicto XVI en Brasil - El Santo Padre inaugura la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe: “Una Iglesia animada y movida por la Caridad de Cristo... desencadena una fuerza misionera irresistible, que es la fuerza de la santidad”

martes, 15 mayo 2007

Aparecida (Agencia Fides) - En la homilía de la Santa Misa de Inauguración de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en la plaza frente al Santuario de Aparecida el domingo 13 de mayo, el Santo Padre Benedicto XVI, tras haber afirmado que considera “un don especial de la Providencia el que esta Santa Misa sea celebrada en este tiempo y en este lugar”, en el tiempo litúrgico de la Pascua, cercano a Pentecostés, en el Santuario nacional de Nuestra Señora de Aparecida, corazón mariano de Brasil, destacó que tal celebración constituía el fundamento de la V Conferencia, porque “solo la caridad de Cristo, que se difunde por el Espíritu Santo, puede hacer de esta reunión un auténtico evento eclesial, un momento de gracia para este continente y para el mundo entero”.
Comentando la primera lectura, tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles, el Santo Padre evidenció la importancia “del discernimiento comunitario alrededor de las grandes problemáticas que la Iglesia enfrenta a lo largo de su camino y que son iluminadas por los ‘apóstoles’ y ‘ancianos’ con la luz del Espíritu Santo”, destacando que, hoy como entonces, “quienes están al frente de la Iglesia discuten y se confrontan, siempre con una actitud de religiosa escucha de la Palabra de Cristo en el Espíritu Santo. Por ello pueden finalmente afirmar: ‘Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros…’ (Hch 15, 28)”.
En el modo de proceder de los Apóstoles, Benedicto XVI individuó el método que le compete a la misma Iglesia: “Este es el ‘método’ con el que trabajamos en la Iglesia, en las pequeñas como en las grandes asambleas. No es solamente una cuestión de procedimiento; es el reflejo de la naturaleza misma de la Iglesia”, llegando a definir la identidad de la Iglesia: “‘El Espíritu Santo y nosotros’. Esto es la Iglesia: nosotros, la comunidad creyente, el Pueblo de Dios, con sus Pastores llamados a guiar en el camino; junto con el Espíritu Santo, Espíritu del Padre enviado en el nombre del Hijo Jesús”. De este modo destacó con fuerza el rol del Espíritu, que “forma a los discípulos: los hace enamorarse de Jesús, los educa en la escucha de su Palabra, a la contemplación de su Rostro”, y de la Iglesia que “se siente discípula y misionera de este Amor: misionera solo en cuanto discípula, es decir, capaz de dejarse atraer con renovado asombro por Dios”.
El Misterio de la atracción que Dios ejerce sobre el hombre enviste también a la comunidad, a la Iglesia, Su presencia en el mundo. “La Iglesia no hace proselitismo. Esta crece más bien por “atracción”: como Cristo “atrae a todos hacia sí” con la fuerza de su amor, culminado en el sacrificio de la Cruz, así la Iglesia realiza su misión en la medida que, asociada a Cristo, realiza cada una de sus obras en conformidad espiritual y concreta a la caridad de su Señor”.
América Latina, “Continente de la Esperanza”, está llamada a convertirse, en las palabras del Pontífice, en el “Continente del amor”: “esta fe que ha hecho de América el “Continente de la esperanza”. No una ideología política, no un movimiento social, no un sistema económico; es la fe en Dios Amor, encarnado, muerto y resucitado en Jesucristo, el auténtico fundamento de esta esperanza que tantos frutos magníficos ha traído”. Una Iglesia llamada, a imagen de la Jerusalén celeste, a “irradiar en el Continente y en todo el mundo la santidad de Cristo”. (S.V.) (Agencia Fides 15/5/2007; líneas 43, palabras 621)


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