VATICANO - "El nacimiento de una nueva figura eclesial y su servicio: san Francisco Javier misionero": la relación del Prof. Colzani en el Acto Académico por los 500 años del nacimiento del Patrono de las Misiones

miércoles, 6 diciembre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El Prof. Gianni Colzani, docente de la Pontificia Universidad Urbaniana, durante el Acto Académico del 5 de diciembre con el que la Urbaniana ha rendido homenaje a San Francisco Javier, Patrono de las Misiones, en el quinto Centenario de su nacimiento, ha desarrollado una relación del tema "El nacimiento de una nueva figura eclesial y su servicio: san Francisco Javier misionero". En su intervención el Relator ha trazado un amplio panorama histórico-religioso de la época en que vivió Francisco Javier, en el clima del Concilio de Trento y la disputa de Valladolid, levantada por las intervenciones sobre la evangelización de los indígenas de América.
"No es posible separar la historia de la evangelización de los hechos religiosos del mundo europeo; no es posible porque el mundo europeo es el sujeto de esta evangelización y porque vive estos hechos con su patrimonio de ideas y convicciones" ha dicho el prof. Colzani introduciendo la reflexión sobre el Concilio de Trento y sobre la disputa de Valladolid. Centrándose a continuación en las características del "misionero jesuita", el relator ha resaltado como los jesuitas, aún habiendo llegado "relativamente tarde al escenario de la misión" realizaron "una original visión propia” que se diferenciaba de aquella de quienes les habían precedido. Los jesuitas no se limitan a unir a la predicación el testimonio de una vida evangélica sino que se proponen la transformación de sociedades enteras; este proyecto comporta por una parte el abandono de una concepción milenaria con su inminencia de un futuro de paz y unidad y la aceptación de tiempos históricos no siempre bien definibles. Ponen en marcha una búsqueda sobre las diversas condiciones culturales de los pueblos e inician una adaptación de la estrategia misionera a estas situaciones. La misión pasa así de una proclamación del Evangelio y de una lucha contra el maligno, en cierto sentido abstracta, a una estrategia que lleva a hacer de la fe el criterio de una reorganización total de las relaciones sociales."
Por lo que se refiere en particular a San Francisco Javier, al momento en el que "parte para las Indias, nada ni nadie le había preparado para comprender la cultura y la civilización indiana; además se puede decir que Javier no entra casi nunca en contacto con el hinduismo culto y fino sino más bien con el mundo pobre y a menudo explotado que giraba en torno a los portugueses. De hecho, cuando llega a India, no se preocupa de la estrategia misionera, sino que busca toda ocasión y todo medio para difundir el cristianismo. Con todo esto, Javier aparece como una persona llena de amor a Dios y a los pobres; en términos indianos, se podría describir esta pasión por los otros que lo absorbe totalmente como la actitud de un 'mahatma', de 'una gran alma'. Quizás es propio de las Indias desarrollar a fondo la grandeza interior de sus mejores hijos y, con ellos, de aquellos extranjeros que establecen con sus características un profunda y viva sintonía."
No estando particularmente dotado para las lenguas, Francisco Javier se ve obligado a preparar sus predicaciones o a servirse de intérpretes que no raramente falsean su pensamiento; a pesar de esto, se aplica sin detenerse en la enseñanza de los primeros rudimentos de la fe. " Pero en el corazón de su actividad apostólica hay una constante oración, a menudo nocturna, y un radical empeño de caridad que lo empuja a pasar los domingos con los leprosos, a visitar a los presos, a desvelarse por la erección de colegios dónde los jóvenes puedan ser educados y formados; la predicación y la confesión, la formación de los jóvenes y la cercanía a los pobres, juntamente con la lucha contra la corrupción y la inmoralidad, son las bisagras de su trabajo de misionero. El ideal del misionero, lleno de celo por Dios, por la Iglesia y por los pobres, encuentra una realización viviente en su vida apostólica y virtuosa. A los ojos de la gente común, Javier se impondrá por su imagen de 'hombre de Dios' que las muchedumbres intuyen en él: desapegado de los bienes terrenales y absorto en la oración, él vive la comunión con Dios en un desinteresado compromiso por los otros, sin ahorrarse ninguna fatiga".
No es sencillo realizar una valoración de su persona y de su obra, ha subrayado el prof. Colzani, aunque indudablemente "deja una huella increíble en la historia de la misión de la que, no injustamente, será proclamado patrono". En la conclusión de su intervención, el Relator ha evidenciado que "el trabajo del Javier aparece como una pequeña parte de un complejo y controvertido enredo entre historia colonial, vida eclesial y compromiso misionero. Debe ser encuadrado, ante todo, en el contexto de la experiencia jesuita que, en el lenguaje propio del tiempo y de ese mismo mundo, se entendía como conquista espiritual". Los jesuitas "serán de los pocos, si no los únicos, en intuir que la difusión del Evangelio en sociedades cultas como aquella indiana y china debía ser capaz de comprenderle desde el interior". La aportación de Francisco Javier a esta concepción, "mística y espiritual, caritativa y apostólica, no representa solamente una añadidura de espiritualismo sino la base misma de esa adaptación que será el corazón de la siguiente metodología jesuita". San Francisco Javier es "un hombre nuevo, universal, disponible a todos los tiempos, pueblos y culturas. Abrazando amablemente el mundo entero, su persona hace refulgir - incluso en una época colonial - el resplandor del Evangelio de Cristo". (S.L) (Agencia Fides 6/12/2006 - Líneas: 64 Palabras: 953)


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