VATICANO - La música puede conducirnos a la oración ya que "ella nos invita a elevar la mente a Dios para encontrar en Él las razones de nuestra esperanza y el apoyo en las dificultades de la vida": exhortación del Papa Benedicto XVI al final del Concierto en su honor del "Philharmonia Quartett Berlin"

lunes, 20 noviembre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Tocar juntos como solistas requiere del individuo no sólo el empleo de todas sus capacidades técnicas y musicales en la ejecución de la propia parte, sino también el saber retirarse en la escucha atenta de los otros. Sólo si se consigue esto … se tendrá entonces una interpretación realmente grande. Esta es una bella imagen que sirve también para nosotros que, en el ámbito de la Iglesia, trabajamos por ser "instrumentos" para comunicar a los hombres el pensamiento del gran "Compositor", cuya obra es la armonía del universo". Con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI se ha dirigido a los cuatro músicos al término del Concierto en su honor de la "Philharmonia Quartett Berlin", ofrecido por el Presidente de la República Federal de Alemania, Horst Köhler, la tarde del sábado 18 de noviembre en la Sala Clementina.
"Las composiciones que acabamos de escuchar nos han ayudado a meditar sobre la complejidad de la vida y sobre los pequeños hechos cotidianos - ha dicho el Santo Padre -. Cada jornada es una sucesión de alegrías y dolores, de esperanzas y desilusiones, de esperas y sorpresas, que se alternan y despiertan en nuestro interior las preguntas fundamentales "de dónde", “hacia dónde” y sobre el sentido verdadero de nuestra existencia. La música, que expresa todas estas percepciones del ánimo, ofrece al oyente en una hora como esta la posibilidad de escudriñar como en un espejo, los hechos de la historia personal y de la universal. Pero aún nos ofrece más: a través de sus sonidos nos lleva como a otro mundo y armoniza nuestro interior. Encontrado así un momento de paz, estamos en condiciones de ver, como desde un punto elevado, las misteriosas realidades que el hombre trata de descifrar y que la luz de la fe nos ayuda a comprender mejor. Efectivamente, podemos imaginar la historia del mundo como una maravillosa sinfonía que Dios ha compuesto y cuya ejecución Él mismo dirige, como sabio maestro de orquesta. Aunque a nosotros a veces nos puede parecer muy compleja y difícil la partitura, Él la conoce de la primera hasta la última nota. Nosotros no estamos llamados a coger la batuta del director, y todavía menos, a cambiar las melodías según nuestro gusto. Sino que estamos llamados, cada uno en su puesto y con sus propias capacidades, a colaborar con el gran Maestro para ejecutar su estupenda obra maestra. A lo largo de la ejecución podremos después comprender paulatinamente el grandioso diseño de la partitura divina".
El Papa Benedicto XVI llamó la atención sobre el hecho de que la música puede conducirnos a la oración: "ella nos invita a elevar la mente a Dios para encontrar en Él las razones de nuestra esperanza y el apoyo en las dificultades de la vida. Fieles a sus mandamientos y respetuosos de su plan salvador, podemos construir juntos un mundo en el que resuene la melodía consoladora de una trascendente sinfonía de amor. Será incluso el mismo Espíritu divino quien nos convierte a todos en instrumentos bien armonizados y colaboradores responsables de una admirable ejecución con la que se expresa a lo largo de los siglos el plan de la salvación universal". (S.L) (Agencia Fides 20/11/2006, Líneas: 39 Palabras: 586)


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