VATICANO - La catequesis del Papa a la audiencia general: "Aprendemos de Pablo que la acción del Espíritu orienta nuestra vida hacia los grandes valores del amor, de la alegría, de la comunión y de la esperanza. Nos corresponde a hacer de ello cada día la experiencia favoreciendo las interiores sugerencias del Espíritu"

jueves, 16 noviembre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Por tercera vez el Santo Padre Benedicto XVI ha dedicado su catequesis durante la audiencia general del miércoles al pensamiento de San Pablo: " Nos encontramos ante un gigante no sólo a nivel del apostolado concreto- ha dicho el Papa -, sino también a nivel de la doctrina teológica, extraordinariamente profunda y estimulante… Veamos hoy lo que nos dice sobre el Espíritu Santo y sobre su presencia en nosotros".
Recordando lo que dice San Lucas en los Hechos de los Apóstoles, el Papa ha dicho: "El Espíritu de Pentecostés imprime un empuje vigoroso para asumir el compromiso de la misión para testimoniar el Evangelio por los caminos del mundo... Pero San Pablo, en sus cartas, nos habla del Espíritu también desde otro punto de vista. No se limita a ilustrar sólo la dimensión dinámica y operativa de la tercera Persona de la Santísima Trinidad, sino que analiza también su presencia en la vida del cristiano, cuya identidad queda marcada por él. Es decir, Pablo reflexiona sobre el Espíritu mostrando su influjo no solamente sobre el actuar del cristiano sino sobre su mismo ser". San Pablo afirma que el Espíritu de Dios "habita en nosotros" y que "Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones". “Podemos ver, por tanto, que el cristiano, incluso antes de actuar, posee ya una interioridad rica y fecunda, que le ha sido entregada en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, una interioridad que le introduce en una relación objetiva y original de filiación en relación con Dios. En esto consiste nuestra gran dignidad: no somos sólo imagen, sino hijos de Dios".
Pablo también nos enseña que "no puede haber auténtica oración sin la presencia del Espíritu en nosotros… El Espíritu, de hecho, siempre despierto en nosotros, suple nuestras carencias y ofrece al Padre nuestra adoración, junto con nuestras aspiraciones más profundas. Obviamente esto exige un nivel de gran comunión vital con el Espíritu. Es una invitación a ser cada vez más sensibles, más atentos a esta presencia del Espíritu en nosotros, a transformarla en oración, a experimentar esta presencia y a aprender de este modo a rezar, a hablar con el Padre como hijos en el Espíritu Santo”.
Otro aspecto que nos enseña San Pablo se refiere a la conexión del Espíritu Santo con el amor. " Es sumamente significativo que Pablo, cuando enumera los diferentes elementos de los frutos del Espíritu, menciona en primer lugar el amor- ha recordado el Santo Padre -. Y, dado que por definición el amor une, el Espíritu es ante todo creador de comunión dentro de la comunidad cristiana… Por otra parte, también es verdad que el Espíritu nos estimula a entablar relaciones de caridad con todos los hombres. De este modo, cuando amamos dejamos espacio al Espíritu, le permitimos expresarse en plenitud."
Por último, el Santo Padre ha puesto en evidencia como, según San Pablo, el Espíritu " es un anticipo generoso que el mismo Dios nos ha dado como adelanto y al mismo tiempo garantía de nuestra herencia futura " y ha concluido exhortando a aprender de Pablo " que la acción del Espíritu orienta nuestra vida hacia los grandes valores del amor, de la alegría, de la comunión y de la esperanza. A nosotros nos corresponde hacer cada día esta experiencia, secundando las sugerencias interiores del Espíritu". (S.L) (Agencia Fides 16/11/2006, Líneas: 43 Palabras: 612)


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