AFRICA/SOMALIA - "GRACIAS, Santo Padre, por sus palabras que nos han conmovido y, una vez más, con mucha claridad nos indican el camino del Evangelio" afirma la Superiora General de las Misioneras de la Consolata, en memoria de Sr. Leonella Sgorbati que "ofreció su vida como martirio de amor en la tierra somalí, que tan ardientemente amaba”

miércoles, 27 septiembre 2006

Roma (Agencia Fides) - La Agencia Fides ha pedido a Sor. Gabriela Bono, Superiora General de las Misioneras de la Consolata un comentario al ángelus de Benedicto XVI del domingo 24 de septiembre, en el se recordaba a Sor Leonella Sgorbati, asesinada en Mogadishu él pasado 17 septiembre.
"A ocho días del martirio de amor de nuestra Hermana Sr. Leonella Sgorbati, llegan las palabras del Papa que, en el ángelus del domingo 24 de septiembre, nos la señala a todos como sierva del amor y por tanto constructora de paz.
GRACIAS, Santo Padre, por sus palabras que nos han conmovido y, una vez más, con mucha claridad nos indican el camino del Evangelio.
"Muchos cristianos, en humildad y silencio, gastan la vida en el servicio a los otros por el Señor" Sí, nuestras Hermanas han elegido permanecer en Somalia, incluso a lo largo de los 16 años de guerra, para servir a los más pobres entre el pueblo, a los más indefensos, los niños y las mamás, a los más expuestos a la violencia.
Su vida es entregada conscientemente, hasta el final, desde el momento en que han acogido, como MISIÓN, el ser presencia de vida, consuelo y esperanza en Mogadishu.
A nivel personal y como Comunidad, Sr. Marzia Feurra, Sr. Maria Bernarda Roncacci, Sr. Annalisa Costardi, Sr. Gianna Irene Peano y Sr. Leonella Sgorbati, han dicho su sí a Dios en el servicio cotidiano a los más pobres de entre los somalíes y, recientemente dando vida a la escuela de Enfermería como un signo concreto de un futuro mejor para los jóvenes. Su camino a lo largo de estos años ha sido un martirio cotidiano de amor y la sangre de Sr. Leonella es como el sello al don de vida ofrecido en la Consagración misionera.
Y todo esto en el silencio y en la humildad, sin estrépitos, todos los días.... ya que es consecuencia lógica del don de si en la Consagración misionera. Sí, consecuencia lógica, en la dimensión del seguimiento de Jesús, fieles y alegres discípulas del Evangelio.
Y en estos ocho días, del silencioso y fiel servicio de amor, se ha levantado fuerte, la voz de la Vida entregada sin reservas: nuestra Hermana Sr. Leonella Sgorbati ofreció su vida como martirio de amor en la tierra somalí, que tan ardientemente amaba.
Una guerra ya olvidada, la de Somalia, que ha salido a la luz mundial, por el sacrificio de la vida de quien ha amado apasionadamente un Pueblo lacerado por tantos años de conflictos y violencias.
Como Religiosas Misioneras de la Consolata sentimos que el Señor ha llamado a la puerta de nuestra Familia y ha encontrado a Sr. Leonella preparada, con la lámpara encendida, ceñido el vestido por el servicio..... no ha sido una sorpresa para ella.... no ha sido un "accidente en el camino"; Sr. Leonella se había preparado a Su Encuentro con Jesús, apasionadamente amado; pareció que desde hacia tiempo lo presentía, no por particulares amenazas (la situación en Somalia siempre es peligrosa) sino casi como una llamada dentro de la llamada. Quiso vivir, hasta al final, con la intensidad de amor a su Señor y la pasión de mujer totalmente entregada a Él, que la ha caracterizado a lo largo de toda su vida.
Su sí de Fidelidad a Dios lo había renovado, con el ardor de su corazón de mujer entera, decidida a darlo todo, con aquella sonrisa en los labios, con aquella positividad, entusiasmo y dinamismo, aquella tenacidad, hasta la testarudez, ese corazón abierto a los otros sin medida y olvidado de si, aquella alegre pasión por la vida que ha caracterizado cada momento de su existencia.
Sentimos apremiante la invitación de Leonella, "fiel discípula del Evangelio" ella que con alegría se ha entregado hasta al final, a saber leer en profundidad cuánto ha ocurrido, con los ojos de la fe, en escucha atenta del Espíritu, para acoger todas las piezas de este mosaico de Vida y amor, sin perder nada.... porque todo nos habla, nos estimula a la entrega, a la fraternidad, a la reconciliación, a la esperanza, a la paz...
Con Sr. Leonella también murió Mohamed Mahamud, el guardia que ha dado su vida en un gesto extremo para intentar salvarla.... Hay un diálogo de vida en acto en este gesto, la superación de barreras, el don de si, para siempre.... Misterio de amor.... Misterio de Pascua, de Resurrección... esperanza y consuelo...
El don de la vida de Sr. Leonella y también de Mohamed Mahamud nos estimulan a vivir la Misión buscando caminos de comprensión, de reconciliación y de diálogo, en la certeza de que sólo cuando sepamos unir corazón y fuerzas, vida y... sangre, podremos construir el Reino en el que todos, musulmanes y cristianos, hombres y mujeres de todas las religiones, que creen en la Vida, deben ofrecer su propia contribución.
Perdono, perdono, perdono…fueron tus últimas palabras. En los últimos momentos de la vida, ciertamente nada se improvisa: estas palabras revelan el corazón de Sr. Leonella, un corazón lleno de misericordia, de compasión, un corazón… más grande que ella, - siempre lo decíamos - y de ese corazón, hasta al final, han brotado palabras de vida, de esperanza, de amor verdadero…
Dolores y heridas, injusticias y humillaciones de la humanidad sólo pueden encontrar respuestas de vida y esperanza con un amor más grande, que se entrega, desarmado, sin miedo de abrir las puertas a Cristo y a la humanidad. El amor echa fuera el "miedo" decía Leonella en una última entrevista y de miedo ella podía estar ciertamente llena en la realidad en la que vivió...
Misión y martirio, en el signo de la compasión y la misericordia: Sr. Leonella lo ha vivido y nos lo entrega en preciosa herencia, a nosotros, Misioneras de la Consolata, hijas del Beato Giuseppe Allamano que nos decía: "vosotros deberíais tener por voto el servir la Misión aún a costa de la vida."
Perdono, perdono, perdono como el primer Mártir, Jesús, que Leonella había elegido seguir seguir, hasta al final... es el mensaje de su vida de mujer valiente en el amor, alegre y positiva en el don de si, acogedora y sencilla, abierta a todos. … ¡La sentimos viva entre nosotros, nuestra querida Sr. Leo! ¡Estemos realmente orgullosas de ser sus Hermanas!
GRACIAS, Santo Padre, por su cercanía y por su fuerte llamada: constituye para nosotras un estimulo a vivir intensamente y con radicalidad lo que hemos prometido en nuestra Consagración y, como Vd. nos enseña, a vivir la Misión buscando siempre el diálogo, en el respeto y en el camino de fraternidad y de encuentro entre los pueblos, para que venga el Reino de paz y justicia". (L.M) (Agencia Fides 27/9/2006 Líneas: 82 Palabras: 1.166)


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