ASIA/FILIPINAS - Respetar la naturaleza significa amar a Dios y al hombre: campaña de las escuelas católicas en favor de la ecología y de la salvaguardia de la creación, después del desastre ecológico de Guimaras

jueves, 7 septiembre 2006

Manila (Agencia Fides) - La degradación ambiental, la contaminación de la atmósfera, del suelo, de los ríos y del mar se está convirtiendo en un serio problema en las Filipinas: por esto las escuelas católicas del país han lanzado una campaña para promover con fuerza el respeto de la naturaleza, como ocasión para manifestar el amor del hombre a Dios y a sí mismo. La salvaguardia de la creación y la sostenibilidad ambiental son cuestiones cruciales en el país, afirma la campaña, que ha concentrado la atención de la opinión pública sobre las cuestiones ecológicas luego del desastre de Guimaras, la isla de las Filipinas centrales devastada recientemente por una marea de petróleo, el cual salió de una nave de carga que el 11 de agosto pasado sufrió una pérdida de 2 millones de litros de petróleo, contaminando irremediablemente el litoral, dañando la fauna y la flora, y por lo tanto la vida de la comunidad local y el turismo.
La Iglesia filipina ha retomado el tema de la defensa del ambiente, esencial para la vida misma del hombre, ofreciendo pleno apoyo a la campaña de los institutos católicos, en la que se están comprometiendo muchos estudiantes: hace días en la Catedral de Manila se celebró una Santa Misa presidida por el Arzobispo Gaudencio Rosales, quien bendijo y alentó la iniciativa, en presencia de una nutrida asamblea de sacerdotes, religiosos, laicos y estudiantes.
La campaña se focalizará también sobre las condiciones de vida de las poblaciones indígenas, sometidas a abusos y privadas de sus recursos naturales y de sus tierras ancestrales por la intervención de compañías de extracción minera, que obtienen del gobierno concesiones para la explotación del subsuelo. Se trata de un fenómeno a gran escala, que pone en peligro la existencia misma de las comunidades indígenas todavía vivientes en las Filipinas (que constituyen el 10% de la población, fragmentada en más de 60 etnias y 120 dialectos), especialmente en la vasta isla de Mindanao (Filipinas meridionales).
Muchos Obispos de Filipinas del sur han defendido a las comunidades locales y han lanzado llamadas al gobierno, denunciando la violación de los derechos humanos en contra de los indígenas, que conducen una vida simple, basada en la agricultura de subsistencia y en la pesca en las áreas costeras, continuando a perpetuar tradiciones y costumbres milenarias. (PA) (Agencia Fides 7/9/2006)


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