EUROPA/ITALIA - “Ningún desencuentro es un destino inevitable, ninguna guerra es jamás natural. La paz es irrenunciable, incluso cuando parece difícil o desesperado seguirla”: Llamada de paz al final del Encuentro interreligioso de oración por la Paz en Asís

miércoles, 6 septiembre 2006

Asís (Agencia Fides) - Al final de las manifestaciones por el vigésimo aniversario del Encuentro Interreligioso de Oración por la Paz, celebrado en Asís el 4 y 5 de setiembre por iniciativa de la Comunidad de San Egidio, los participantes han hecho público su Llamado de Paz. “Hombres y mujeres de diferentes religiones, nos hemos encontrado en Asís, Ciudad de Francisco, santo de la paz, en un momento difícil de nuestro mundo, tan cargado de tensiones, conflictos, amenazas terroristas. Hemos recordado la iniciativa audaz y profética de Juan Pablo II” inicia el texto, que subraya luego como en estos días se vivió “una escuela de diálogo” con hombres y mujeres de las diversas tradiciones religiosas, de cultura laica y humanista.
“Hoy nos hemos recogido en oración según las diversas tradiciones religiosas, convencidos del valor de la invocación a Dios en la construcción de la paz. Hemos mostrado cómo la oración no divide, sino que une: hemos rezado unos junto a otros, no rezaremos más los unos contra los otros”. Los participantes al Encuentro afirman de haber compartido los problemas y sufrimientos de tantas personas involucradas en el mundo en situaciones de conflicto, y subrayan: “No nos resignamos a la cultura del conflicto, según la cual el desencuentro sería el resultado inevitable del futuro próximo de enteras comunidades religiosas, de culturas y civilizaciones… La paz e irrenunciable, incluso cuando parece difícil o desesperado seguirla. Queremos ayudar a todo hombre y mujer que tenga responsabilidades de gobierno, a elevar de nuevo sus ojos más allá del pesimismo, y a descubrir cómo la esperanza está cerca si se sabe vivir el arte del diálogo”.
Desde Asís se lanza de nuevo un llamado a los fieles de las diversas comunidades “a rezar y obrar por la paz”, esforzándose en particular por construir un diálogo “paciente, verdadero, razonable”. El texto concluye recordando que “La guerra no es inevitable. Las religiones no justifican jamás el odio y la violencia. Quien usa el nombre de Dios para destruir al otro se aleja de la religión pura. Quien siembra terror, muerte, violencia, en nombre de Dios, se acuerde de que la paz es el nombre de Dios. Dios es más fuerte que quien quiere la guerra, que quien cultiva el odio, que quien vive de violencia”.
Durante la ceremonia final del Encuentro, el prof. Andrea Riccardi, Fundador de la Comunidad de San Egidio, intervino para agradecer a todos los participantes y para reafirmar el compromiso por construir una convivencia pacífica entre culturas, religiones y pueblos. “La paz puede parecer hoy un sueño de ilusos - dijo Riccardi -. Así aparece en los escenarios de oriente medio y no desde hoy. Así en los graves conflictos africanos. También en algunas sociedades donde no hay paz social y donde los varios grupos se defienden en espacios cerrados. Los planes terroristas quieren mostrar la paz como un sueño imposible, alimentando la inseguridad y el miedo por un enemigo sin rostro”. Frente al desaliento que puede hacer parecer la paz un sueño “de gente incapaz de mirar la realidad cara a cara” y a las afirmaciones según las cuales “el conflicto viene de la naturaleza de algunas civilizaciones y religiones” y es por lo tanto el futuro inevitable de todos, Riccardi subrayó que “los conflictos no son un destino metafísico. Hay responsabilidades políticas, culturales, de hombres, que preparan los conflictos, que excavan abismos y que dejan gangrenarse las guerras. También las religiones pueden dejarse arrastrar en la lógica de la guerra”.
La gran tarea de las religiones, subrayado en el Mensaje del Papa Benedicto XVI al Encuentro de Asís, y retomado por el prof. Riccardi, “es construir la paz en los corazones. Para ellas la paz, incluso en medio de la guerra, permanece una aspiración irrenunciable, el sueño de un mundo finalmente humano… Las religiones han hermanado pueblos diversos. Pueden continuar a hacerlo en escenarios más amplios, con los brazos más extendidos. Hoy la paz necesita que se aprenda a vivir juntos entre gente diversa… en el respeto de la libertad de los demás”.
El Encuentro interreligioso del próximo año se llevará a cabo a Nápoles, “la espléndida ciudad mediterránea que sabe acoger con calor a quien la visite, que tiene el diálogo y la vida con los demás en su carácter profundo” como afirmó el Arzobispo de la ciudad, el Card. Crescenzio Sepe, tomando la palabra al final de la ceremonia. “Lo digo consciente de que Nápoles habla al Mediterráneo, lugar donde se pueden encender o apagar tantos conflictos. Nápoles quiere ser la Europa abierta al Mediterráneo, al África, al mundo” (S.L.) (Agencia Fides 6/9/2006)


Compartir: