VATICANO - “La resurrección de Cristo es el dato central del Cristianismo, verdad fundamental que debe ser reafirmada con vigor en cada tiempo, porque negarla... o transformarla en un acontecimiento puramente espiritual, es hacer vana nuestra fe”, afirma Benedicto XVI

martes, 2 mayo 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Los numerosos motivos de reflexión que la liturgia ofrece durante el tiempo pascual son motivo para reforzar la fe de los creyentes en la resurrección de Cristo. Éste es el tema comentado por el Santo Padre Benedicto XVI el domingo 30 de abril, antes de recitar la oración del Regina Caeli con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. Por ejemplo, en el III Domingo de Pascua, San Lucas narra el encuentro de los dos discípulos de Emaús con el Resucitado. “Tanto en esta narración como en otras - dijo el Santo Padre - se repite una reiterada invitación a vencer la incredulidad y a creer en la resurrección de Cristo, porque sus discípulos están llamados a ser testigos precisamente de este acontecimiento extraordinario. La resurreción de Cristo es el dato central del Cristianismo, verdad fundamental que debe ser reafirmada con vigor en cada tiempo, porque negarla, como se ha tratado de hacer y se sigue intentando de varias maneras, o transformarla en un acontecimiento puramente espiritual, es hacer vana nuestra fe”.
El Santo Padre recordó después como en el periodo que siguió a la resurrección del Señor, los Apóstoles continuaron unidos entre ellos, confortados por la presencia de María y, tras la Ascención, perseveraron junto a Ella, en orante espera de Pentecostés. “La Virgen fue para ellos madre y maestra - explicó el Pontífice -, papel que continua desempeñando con los cristianos de todos los tiempos. Cada año, en el tiempo pascual, revivimos más intensamente este experiencia y quizás por esto la tradición popular ha consagrado a María el mes de mayo, que normalmente cae entre Pascua y Pentecostés. Este mes, que iniciamos mañana, nos puede ayudar mucho a redescubrir la función materna que Ella desempeña en nuestra vida, para que seamos siempre discípulos dóciles y testigos valientes del Señor resucitado”. Tras esto el Santo Padre Benedicto XVI, confió a María las necesidades de la Iglesia y del mundo entero, “especialmente marcado por no pocas sombras”, invocando también la intercesión de San José, que nos hace recordar el mundo del trabajo.
Tras la oración mariana, dirigiéndose a los peregrinos en las diversas lenguas, el Papa dirigió un saludo especial a la comunidad del Preseminario San Pío X en el Vaticano, que este año celebra el 50º Aniversario de su fundación: y que “está confiado a la benemérita Obra nacida de la generosidad de Don Juan Folci y dedicada al cuidado y santificación del clero como también a la búsqueda y promoción de las vocaciones sacerdotales y religiosas. En esta feliz circunstacia me uno de corazón a vuestra fiesta, queridos amigos, y mientras os doy las gracias por el servicio litúrgico que diariamente desarrolláis en la Basílica de San Pedro, os aseguro un recuerdo en la oración para que el Señor os ayude a seguirlo siempre fielmente y os colme de su alegría”. (S.L.) (Agencia Fides 2/5/2006 Líneas: 38 Palabras: 536)


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