VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA a cargo de don Nicola Bux y don Salvador Vitello - "Deus Caritas est"

jueves, 30 marzo 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El título de la reciente Encíclica del Santo Padre Benedicto XVI, tiene un gran valor profético en este nuestro tiempo tan señalado por la gran promesa del diálogo y confrontación y, a la vez, por la realista constatación de que no siempre y en todos los lugares es posible el diálogo, y ni siquiera es siempre fructuoso. Se debe huir de la tentación del desaliento y el entumecimiento por un lado y de la utopía y la "ideología del diálogo” por otro. Reconocer que el diálogo pertenece al orden de los medios y no al de los objetivos, es el primer paso para evitar peligrosas derivaciones del pensamiento que tendrían un ineluctable resultado como el del pluralismo religioso, o peor aún, el del relativismo teocéntrico, que no tiene en consideración la cuestión de la Verdad y que interpreta el diálogo como búsqueda común de una verdad siempre inaccesible, antes que como "diálogo de la Verdad”.
Deus Caritas est vuelve a poner en el centro de nuestra atención la "idea de Dios" de los cristianos, proponiendo a la contemplación de todos el específico "rostro" del Dios de Jesucristo, que es un rostro de Ágape, de Amor. La voluntad del Santo Padre de suscitar un movimiento de recuerdo del término "amor", termino del que tantas veces se abusa y que no siempre es bien comprendido en nuestros tiempos, es una de las sendas por recorrer para redescubrir la especificidad de la idea Cristiana de Dios. "No podemos pensar en Dios" prescindiendo de Jesús de Nazareth Señor y Cristo, de la idea del Dios que Él nos revela, por medio de la Tradición Neotestamentaria. No podemos, en una palabra, "pensar en Dios" prescindiendo de la dimensión histórica, de la historia concreta, del acontecimiento del encuentro con la Persona de Jesús (cfr. DCE n.1). En fin no "podemos pensar en Dios" prescindiendo del lugar en que se da esta historia y esta Presencia, del lugar en que el acontecimiento del encuentro es todavía posible: la Iglesia. Redescubrir que "Dios es amor" significa redescubrir el rostro de Cristo que nos revela el rostro del Padre en el Espíritu, esta revelación ocurre hoy en la comunión de la Iglesia, de los que le pertenecen.
El recuerdo de la "idea de Dios" cristiana, trae consigo la centralidad del Misterio Trinitario que es específico de nuestra fe y, sin quitar nada a la fe monoteísta, da a la historia la auténtica comprensión de Dios como Amor, como Ser de comunión. Sólo un Dios que es en sí mismo "relación inter-personal de amor" puede ser definido Caritas. Como decía el gran Teólogo von Balthasar, la relación de amor trinitario que Dios es, es la posibilidad misma de la Creación y Redención. Sólo un Dios-amor crea otro de sí mismo, dando origen al cosmos y al hombre; sólo un Dios-amor salva a su criatura de la perdición del no sentido y del pecado, implicándose con ella en la historia, hasta la encarnación. Todo el misterio de la salvación es sintetizado en la fórmula de Juan "Deus Caritas est" que el Papa Ratzinger pone de nuevo en el centro de la reflexión teológica y espiritual de los creyentes.
El amor, el Dios-amor encontrado, conocido y amado, se convierte así en la verdadera razón de la "moral cristiana": este no es un esfuerzo titánico del yo destinado a estrellarse con su propio límite, ni una aplicación de reglamentos estériles ajenos a la verdadera exigencia de libertad del hombre. Es más necesario que nunca para el cristianismo contemporáneo redescubrir que la ética cristiana es una' "ética derivada", que hunde sus mismas raíces y encuentra sus mismas razones en la relación con Cristo Único principio normativo de la moral. El Logos eterno hecho carne, ilumina también de tal modo la razón humana que le ayuda en la búsqueda y en el reconocimiento de esas verdades fundamentales de la moral natural (carácter sagrado de la vida, matrimonio, libertad religiosa) que con demasiada frecuencia se ven oscurecidas por la cultura dominante y cuyo carácter vinculante parece ser desconocido por el hombre de nuestro tiempo.
Si Deus Caritas est y si el hombre es creado a imagen y semejanza de Dios, es evidente que mirar el "verdadero rostro de Dios", en Jesucristo, no es en absoluto contrario a la verdadera libertad y dignidad humana, sino que significa redescubrir el "verdadero rostro del hombre". También "homo caritas est", también el hombre es hecho por amor y encuentra en el amor el sentido pleno de su misma existencia, y por tanto, análogamente a su Creador, también su esencia. En una cultura como la occidental en la que cada uno parece un rehén del "homo faber" y no menos en aquellas culturas en crecimiento que hacen del desarrollo económico el único criterio de valoración del progreso, es más que nunca importante redescubrir que el hombre está hecho para amar y ser amado, a semejanza de su Dios Creador que es Amor.
Deus Caritas est es una "roca sobre la que construir la casa que no se derrumba", una encíclica teológica y antropológica, moral y social, capaz de llevarnos a profundizar en las raíces del Misterio, para redescubrir nuestra propia identidad de hombres amados y creados por el amor. Identidad antropológica que se convierte en verdadero y propio método (camino) para el diálogo interreligioso además de una fascinadora senda a recorrer en la profundización, hoy más actual que nunca, de la relación entre laicos y cristianos. La conciencia de que Deus Caritas est, nos impulsa a anunciar a todos esta extraordinaria "Buena Nueva", a renovar nuestra inspiración misionera, fundada en la certeza histórica del acontecimiento de Cristo y en la correspondencia, experimentada hoy en la comunión eclesial, de su Persona y de sus palabras con el corazón del hombre. Precisamente una tal certeza nos permite no considerar a nadie extraño, no interrumpir con nadie el diálogo, sabiendo que constituye un medio necesario para la misión que es el fin, necesario al anuncio de Cristo, único Salvador. (Agencia Fides 30/3/2006 - Líneas: 68 Palabras: 1.022)


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