Kinshasa (Agencia Fides) – Un sistema depredador oculto tras motivaciones políticas. Así describen la situación diversas fuentes misioneras del norte y del sur de Kivu, las dos provincias del este de la República Democrática del Congo, ocupadas en gran parte por los milicianos del M23/AFC (Alianza del Río Congo).
A pesar de los recientes acuerdos destinados a restablecer la paz y a devolver al Gobierno congoleño el control del territorio (véase Fides, 9/9/2025), las condiciones de las poblaciones locales siguen siendo dramáticas, según el reportaje recibido por la Agencia Fides.
N.B. Por razones de seguridad, se han cambiado los nombres de las personas que han aceptado ofrecer su testimonio.
«Antoine tenía una licenciatura en Derecho Internacional y era jefe de barrio en Goma, en Kivu del Norte. Cuando en enero llegaron las tropas del M23/AFC, al igual que muchos otros, fue obligado a seguir una formación “pedagógica” y militar para integrarse en las filas armadas de los ocupantes, como responsable local de defensa del vecindario. Aunque era civil, lo pusieron al mando de algunos milicianos. El miércoles 1 de octubre, su familia recibió la noticia de su muerte: habría caído en una emboscada junto con una decena de personas más, en circunstancias confusas sobre las que no se ha abierto ninguna investigación. Antoine, que aún no había cumplido los cuarenta años, deja nueve hijos».
Otro testigo relata: «Louis era un joven de Goma. A comienzos de octubre, él y otros cuatro jóvenes, junto con dos chicas, fueron embarcados por la fuerza en un vehículo militar del M23 y conducidos fuera de la ciudad, donde fueron brutalmente golpeados. Más tarde fueron trasladados en estado crítico a la prisión central, donde Louis murió».
Así, día tras día, bajo la ocupación del M23/AFC, mueren muchos congoleños cuyo único deseo era vivir en paz.
La situación en Bukavu no es diferente. La violencia se utiliza como instrumento de control político y social, y como medio para explotar los recursos económicos locales.
Fuentes fiables informan de que, desde hace semanas, la venta de cemento -un producto esencial para la construcción- se ha convertido en monopolio exclusivo de la esposa de Sultani Makenga, líder militar del movimiento M23/AFC.
Los comerciantes independientes han recibido la orden de interrumpir toda actividad relacionada con la importación o venta de cemento. Cualquier intento de resistencia se reprime con brutalidad. Se han cerrado almacenes y confiscado existencias sin explicación, trasladándolas a destinos desconocidos. «Cualquiera que se atreva a abastecerse en otro lugar es detenido... No sabemos qué será de ellos», cuenta con voz temblorosa un comerciante.
Los operadores económicos agrupados en la Federación de Empresas Congoleñas (FEC) y en la Asociación de Importadores de Materiales de Construcción de Kivu reconocen vivir en un clima de miedo permanente. Ningún funcionario se atreve a hablar públicamente, por temor a represalias contra sí mismo o sus familias.
La apropiación ilegal del comercio del cemento está poniendo de rodillas a todo un sector ya debilitado por la inseguridad y los impuestos arbitrarios. Los precios se disparan, las obras se paralizan y la población paga el alto precio de un sistema mafioso impuesto por la fuerza de las armas.
El M23/AFC afirma defender una causa política, pero en la práctica actúa como una auténtica organización depredadora. Al convertir un bien de primera necesidad en fuente de enriquecimiento personal, el movimiento refuerza su control económico sobre el Kivu del Sur a costa de sus ciudadanos.
Mientras el miedo silencia las voces locales, las comunidades nacional e internacional permanecen en un silencio ensordecedor.
«¿Hasta cuándo?», se preguntan los congoleños.
(Agencia Fides 21/10/2025)