photo World Health Organization (WHO)
Jerusalén (Agencia Fides) - La resolución 2803 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que ha llevado al precario y constantemente violado “alto el fuego” en la Franja de Gaza, contiene “aspectos positivos” entrelazados con fragilidades y puntos críticos. La nueva fase abierta por la Resolución ha comportado una disminución, pero no el fin de la violencia. Y por algunos aspectos, huele a colonialismo, manifiesta una “falta de visión global”, no tiene en cuenta los desarrollos en curso en Cisjordania y ni siquiera intenta cuestionar el etnocentrismo y los factores de discriminación que sabotean estructuralmente el camino hacia una convivencia pacífica entre distintos en Tierra Santa.
Es un juicio en claroscuro, sembrado de acentos críticos, el que ha expresado en los últimos días la red de reflexión ecuménica “Una voz de Jerusalén por la justicia” (“A Jerusalem Voice of Justice”) en un documento sobre la última resolución de la ONU sobre Palestina, elaborada a partir de un borrador proporcionado por la Administración estadounidense. La Resolución ha sido aceptada por trece Estados miembros del Consejo de Seguridad, con la abstención de Rusia y China.
La resolución apunta a establecer un “Consejo de Paz”, dirigido por el presidente Trump, que debería supervisar el trabajo de una fuerza internacional de estabilización.
“Menos genocidio, menos destrucción de viviendas, menos desplazamientos y menos desmantelamiento de las pocas instituciones palestinas aún existentes”. Estos son los efectos positivos derivados de la Resolución, según los miembros cristianos del grupo de reflexión. Pero al mismo tiempo, desde la entrada en vigor del “alto el fuego”, cientos de habitantes de Gaza han sido asesinados y heridos.
La Resolución de la ONU –añaden los firmantes del documento– subordina la autodeterminación a las “reformas” exigidas a los palestinos. Pero cabe preguntarse si dichas reformas pretenden realmente poner fin a la corrupción y a la mala administración, o si más bien buscan imponer a la autodeterminación palestina los condicionamientos fijados por Israel y Estados Unidos.
Entre los “aspectos negativos” de la Resolución, el documento difundido por “A Jerusalem Voice for Justice and Peace” subraya sus rasgos de ascendencia colonialista: “la administración de Gaza por parte de extranjeros, dirigidos por el presidente de los Estados Unidos”. Además, “el aspecto más negativo de la resolución es su falta de una visión global”. La resolución “ignora las realidades de Cisjordania (incluida Jerusalén Este)” y también “el desmantelamiento violento de los campos de refugiados y aldeas palestinas, la extrema violencia del ejército y la policía israelíes, y en particular de las milicias de colonos hebreos”.
Según los autores del documento, “no hay salida si no estamos dispuestos a repensar la situación global en Palestina/Israel. Desde la Declaración Balfour británica (1917) –se lee en el texto– todo el discurso se ha basado en una división entre hebreos y no hebreos, estableciendo la desigualdad que ha surgido desde entonces”. Incluso “el plan de partición de la ONU de 1947 fue una continuidad directa del dominio colonial británico”.
Los hebreos –continúa el documento– “están vinculados a esta tierra y no son simplemente colonos ocupantes. Sin embargo, su vínculo con esta tierra no es exclusivo y no les confiere el derecho de expropiar y desalojar, reprimir y ocupar, destruir y cometer genocidio”. Para superar el “sistema de etnocentrismo, discriminación y ocupación” es necesario intentar integrar a los hebreos israelíes “en una nueva realidad que se abre en el horizonte: una sociedad multicultural y pluralista que garantice igualdad, justicia y paz para todos los que viven hoy en Palestina/Israel”.
El Grupo de reflexión ecuménica “A Jerusalem Voice for Justice”, surgido de manera espontánea, se ha constituido recientemente ante la nueva oleada de violencia y terror en Tierra Santa, para compartir y ofrecer análisis y elementos de discernimiento sobre los hechos y procesos que afectan y atormentan la vida de los pueblos en la tierra de Jesús. Entre sus miembros figuran, entre otros, el Patriarca emérito de Jerusalén de los Latinos Michel Sabbah, el obispo luterano Munib Younan, el arzobispo greco-ortodoxo Atallah Hanna, la coordinadora del Centro ecuménico Sabeel, Sawsan Bitar, el teólogo palestino John Munayer, el jesuita David Neuhaus, el padre Frans Bouwen de los Misioneros de África y el padre Alessandro Barchi, monje de la Pequeña Familia de la Anunciación, fundada por don Giuseppe Dossetti.
(GV) (Agencia Fides 25/11//2025)