AMERICA/COLOMBIA - “Es necesario volver a despertar el interés por Jesucristo y su evangelio, hay que recomenzar desde Cristo”, afirman los participantes en el Encuentro de Movimientos y nuevas Comunidades en una carta enviada al Santo Padre

jueves, 16 marzo 2006

Bogotá (Agencia Fides) - Los 122 responsables de 45 movimientos y nuevas comunidades, provenientes de 23 países de Latinoamérica, junto a 32 Obispos, la presidencia del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) y una representación del Consejo Pontificio de Laicos, que han participado en el Primer Encuentro de Movimientos Eclesiásticos y Nuevas Comunidades de América Latina del 9 al 12 de marzo en Bogotá, han enviado una carta al Santo Padre, Benedicto XVI, expresando su agradecimiento por la solicitud con que ha seguido esta iniciativa, así como por el mensaje enviado a través de Su Em. el Card. Angelo Sodano.
Los participantes subrayan la importancia del tema elegido, el discípulo de Cristo, que constituye “todo un signo de la conciencia que tiene al Iglesia de Latinoamericana de la urgencia fundamental sobre el momento que vive: la permanencia de la fe, la transmisión de la fe, la fructificación de la fe”. “El patrimonio de la fe católica es el mayor tesoro de nuestros pueblos” - continua la carta- pero existe un verdadero peligro de perdida de esta fe o bien de que se cada vez más insignificante para la vida de tantas personas. Por ello, afirman los participantes en el Encuentro “no basta hablar de ‘nueva evangelización’ sin preguntarse por el sujeto que la llevará a cabo. Es necesario volver a despertar el interés por Jesucristo y su evangelio”, es decir hay que “recomenzar desde Cristo”.
Respondiendo a las expectativas del Santo Padre en los Movimientos y Nuevas Comunidades, los participantes se comprometen a asumir tres prioridades: la formación cristiana pues “el reto que la Iglesia tiene delante es mostrar su capacidad de generar y de educar al cristiano que responda a la nueva situación de ‘desconcierto generalizado’”; el anuncio fuerte, dado que “la formación cristiana debe tener siempre un gran alcance misionero”, además la misión “defiende de la tentación de un repliegue egoísta sobre sí mismo, protege del peligro de considerar el propio movimiento como una especie de refugio”; y por último, una especial atención hacia los que sufren, los pobres y marginados: “queremos esforzarnos en crear y sostener con creatividad obras y proyectos que muestren el amor de Dios a cada hombre que sufre y abran caminos a la potencia transformadora de la caridad ante los grandes retos de mayor justicia, solidaridad, paz y unidad en la vida de nuestros pueblos”. (RG) (Agencia Fides 16/3/2006 Líneas: 31 Palabras: 425)


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