ASIA/PAKISTÁN - Elecciones en medio de crisis económica, tensiones políticas y protección de derechos

martes, 6 febrero 2024 política   minorías religiosas   derechos humanos   islam   islam político  

Islamabad (Agencia Fides) - El pueblo de Pakistán acudirá a las urnas el 8 de febrero para elegir el parlamento federal, llamado Asamblea Nacional, y las asambleas legislativas de cuatro provincias. Los votantes son 128 millones de ciudadanos mayores de 18 años, sobre una población de 241 millones. Se presentan 5.121 candidatos al órgano federal y 12.695 a las asambleas provinciales. En la Asamblea Nacional, que consta de 336 escaños, 266 se deciden por votación directa el día de las elecciones, mientras que 70 escaños reservados -60 para mujeres y 10 para minorías religiosas no musulmanas- se asignan en función del porcentaje obtenido por cada partido en la Cámara. Una vez elegida y constituida, la Asamblea Nacional vota al Primer Ministro, que debe obtener mayoría simple en la Cámara. A nivel provincial se sigue un proceso similar para elegir al Primer Ministro y al gobierno de cada provincia.

En el ámbito federal, entre los 44 partidos políticos que se presentan, los principales candidatos son dos ex primeros ministros y un tercer ex primer ministro que está en la cárcel. El magnate de los negocios, multimillonario y tres veces primer ministro, Nawaz Sharif, de la Liga Musulmana de Pakistán, procede de una de las familias que han dominado la política pakistaní durante décadas. Imran Khan, triunfador en las elecciones de 2018, del partido Pakistan Tehreek- e-Insaf, es el ex primer ministro encarcelado desde agosto de 2023, condenado a varias penas de prisión en la última semana. Luego está Shehbaz Sharif, de 72 años, hermano menor de Nawaz Sharif, que sucedió a Imran Khan como primer ministro en abril de 2022. Por último, un cuarto candidato, Bilawal Bhutto, de 35 años, hijo de Benazir Bhutto, la dirigente asesinada en 2007, se presenta por el Partido Popular de Pakistán.

Son varios los retos a los que se enfrenta el gobierno de esta nación del sur de Asia asolada por una grave crisis económica en los últimos años. El verano pasado, Pakistán evitó el impago gracias a un rescate de 3.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero la ayuda finaliza en marzo, tras lo cual la nación necesitará un nuevo programa de ayuda. "Negociar un nuevo programa, y con rapidez, será crucial para que el nuevo gobierno asuma el control de una economía asolada por una inflación récord y un crecimiento lento", señala el misionero australiano P. Robert Mc Culloch, de la Sociedad de San Columbano, misionero en el país durante más de 30 años y que también fue presidente del Consejo de Administración del Hospital Santa Isabel, un hospital católico de Hyderabad, centro de excelencia en el sur de Pakistán.

"El nuevo ejecutivo tendrá que recorrer un camino estrecho hacia la recuperación, pero que limitará las opciones políticas para proporcionar alivio a una población profundamente frustrada y empobrecida; por otro lado, intentará impulsar las industrias para estimular el crecimiento", señala. En el país, informa el misionero, "las tensiones políticas aumentaron en vísperas de las elecciones, principalmente debido a lo que el ex Primer Ministro Imran Khan calificó de "mano dura" contra él y su partido".

Otro tema siempre importante es el del papel del ejército en la escena política, formalizado en los últimos años también en la esfera económica con la presencia de exponentes militares en el "Consejo Especial de Facilitación de la Inversión", organismo creado bajo la dirección del ex primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, con el objetivo de atraer la inversión extranjera y estimular el crecimiento económico de la nación. Cabe señalar que, en el pasado, los gobiernos elegidos han sido derrocados por la intervención militar (ha habido tres golpes militares desde la independencia en 1947), o por la presión indirecta de los generales.

Por otro lado, los atentados de militantes y grupos islamistas han aumentado en los últimos 18 meses: estos grupos -en particular el Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP)- se reorganizaron tras el regreso de los talibanes al poder en Afganistán en 2021 y llevaron a cabo una serie de atentados de gran repercusión en suelo pakistaní. Aquí nace la insurgencia etnonacionalista en Belucistán, provincia del suroeste, que también ataca los intereses de China, aliado clave de Pakistán, que ha promovido inversiones estratégicas en el puerto de Gwadar para el proyecto de la "Ruta de la Seda".

En la sociedad pakistaní, por último, señala el padre Mc Culloch, sigue abierta la cuestión de la discriminación cultural, étnica y religiosa, que los grupos y comunidades no musulmanes (especialmente cristianos e hindúes) han vuelto a situar en la agenda pública en vísperas de la votación, pidiendo "a todos los partidos políticos que incluyan en su agenda política la cuestión de la protección de los derechos de las minorías y su bienestar" y recordando que "los ciudadanos no musulmanes han desempeñado un papel clave en el desarrollo, la prosperidad y el florecimiento económico, social y cultural de Pakistán desde su nacimiento en 1947".
(PA) (Agencia Fides 6/2/2024)


Compartir: