Cardenal Tagle: Así es como los católicos chinos aman y siguen al Sucesor de Pedro

domingo, 14 mayo 2023 dicasterio para la evangelización   misión   jesuitas   iglesias locales   papa francisco   papa  

Vatican Media

Roma (Agencia Fides) - Publicamos la versión integral de la intervención pronunciada por el Cardenal Luis Antonio Gokim Tagle, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, con motivo de la presentación del volumen en chino “El magisterio del papa Francisco. Una guía para la lectura de sus Encíclicas y Exhortaciones apostólicas (教宗方济各牧职训导 – 宗座通谕及劝谕阅读指南) por el padre Antonio Spadaro SJ.
El volumen, fruto del laboratorio de la revista ‘La Civiltà Cattolica’, es un compendio de reflexiones sobre las tres Encíclicas y las cinco Exhortaciones apostólicas publicadas por el Papa Francisco en los primeros 10 años de pontificado. La presentación del libro (que puede descargarse gratuitamente en el sitio de la edicción china de ‘La Civiltà Cattolica’ https://www.gjwm.org/2023/05/13/il-magistero-di-papa-francesco/) se ha llevado a cabo en la tarde del sábado 13 de mayo en Roma, en la sede de ‘La Civiltà Cattolica’.
(GV)

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del Cardenal Luis Antonio Gokim Tagle

1) LOS CATÓLICOS CHINOS Y EL MAGISTERIO PAPAL

Quisiera dar las gracias al padre Antonio Spadaro, SJ, y a todo el equipo de ‘La Civiltà Cattolica’, por haber seguido la hermosa intuición que les ha llevado a publicar este libro. La intuición a la que me refiero radica en el hecho de que, sin duda, este libro puede interesar a todos, creyentes y no creyentes, como afirman quienes han dedicado tiempo y energía a publicarlo. En su declaración de presentación, ellos mismos revelan cuál es su expectativa: esperan llegar sobre todo «a los pastores del pueblo de Dios. Sacerdotes y obispos, al igual que catequistas y aquellos que tienen un papel de guía en las comunidades».
Son muchas las cosas que hacen pensar que este libro será recibido en las comunidades católicas chinas, tanto en el país como en otras partes del mundo, por muchos como un verdadero regalo. Será recibido como un don muy grato, que llega en el momento oportuno.
Un hecho me hace pensar que el libro será recibido con mucha gratitud en China: este hecho es el amor, el afecto y la inmediatez con que las comunidades católicas chinas siguen las sugerencias e indicaciones pastorales que les llegan de la Iglesia de Roma y de su Obispo. Los católicos chinos saben valorar las enseñanzas del Papa.
Las numerosas noticias sobre la Iglesia en China publicadas por la Agencia Fides muestran cómo desde hace al menos veinte años las parroquias católicas chinas realizan su camino cotidiano siguiendo siempre las sugerencias y las directrices del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro. Para ellos es un don y un signo de comunión con la Iglesia universal. Y a menudo aprovechan este don de manera creativa y contextualizada.
En China existe toda una red viva de oraciones, liturgias, catequesis e iniciativas pastorales inspiradas directamente en el Magisterio ordinario del Papa. Es una red que se entrelaza con la vida eclesial cotidiana de cada una de las diócesis y comunidades católicas chinas. Es una realidad de fe viva e intensa, que vive y expresa diariamente la comunión en la fe con el Sucesor de Pedro y con toda la Iglesia universal, aunque los medios de comunicación la ignoren habitualmente cuando hablan del catolicismo chino.
Podría poner infinidad de ejemplos, empezando por pontificados anteriores hasta llegar al Papa Francisco, para documentar cómo las referencias al magisterio pontificio son pan de cada día en la vida pastoral de las parroquias y diócesis católicas en China. No les daré todos los ejemplos posibles, sino que les propondré sólo algunos, empezando por los últimos años del pontificado de san Juan Pablo II, porque no quiero aburrir, y creo que, cuando se habla de estas cosas, siempre conviene hacer referencia a situaciones concretas.
Ejemplos
En 2004, cuando Juan Pablo II proclamó el Año de la Eucaristía, en las misas de muchas parroquias chinas, los sacerdotes explicaron las razones del Año de la Eucaristía comentando la Carta Apostólica de proclamación, Mane nobiscum Domine.
Unos meses más tarde, cuando murió Juan Pablo II, en las parroquias chinas se rezó por el Pontífice fallecido, del mismo modo que se rezó por el inicio del pontificado de su sucesor, Benedicto XVI.
En 2008, cuando Benedicto XVI lanzó la iniciativa de un año especial dedicado a San Pablo, las comunidades y diócesis de China pusieron en marcha una impresionante serie de iniciativas dedicadas al Apóstol de los gentiles (y hay que reconocer que la sugerencia del Papa no fue acogida con el mismo entusiasmo en otras partes del mundo). Se organizaron cursos de teología misionera y conferencias sobre la vocación misionera que concierne a todos los bautizados.
La misma atención entusiasta por aprovechar las sugerencias magisteriales ordinarias del Papa se manifestó en China cuando Benedicto XVI convocó el Año Sacerdotal. Por ejemplo, en la diócesis de Jinzhong, a finales de junio de 2009 se presentó y estudió la Carta del Papa a los sacerdotes, mientras que el obispo John Baptist Wang Jin entregó a cada sacerdote un ejemplar en chino de los escritos de san Juan María Vianney.
Lo mismo ocurrió cuando el Papa Benedicto XVI anunció el Año de la Fe (11 de octubre de 2012-24 de noviembre de 2013). La Carta Apostólica Porta fidei, con la que Benedicto XVI proclamó el nuevo año especial, se leyó y profundizó en algunas jornadas de estudio organizadas en las diócesis, como Nanchong (provincia de Sichuan), mientras que en diócesis como Fengxian se organizaron cursos de preparación para catequistas, «llamados a transmitir el anuncio del Evangelio con especial dedicación en el Año de la Fe».
En la diócesis de Liaoning, el obispo Paul Pei Junmin dedicó una Carta Pastoral al Año de la Fe, e instó a los fieles a recitar, reflexionar y profundizar en el Credo.
Con el Papa Francisco, los católicos chinos también han manifestado con sencillez su deseo de caminar en la fe siguiendo la ayuda y el apoyo que proviene del Magisterio ordinario del Pontífice. Esto se ha visto claramente en muchas ocasiones, por ejemplo en el Año Santo de la Misericordia. Muchas personas atravesaron las Puertas Santas de las catedrales. Y muchos obispos publicaron cartas pastorales para reavivar las palabras del Papa Francisco sobre la misericordia.
Quisiera añadir un ejemplo reciente: a principios de mayo, en la diócesis de Xiamen, comenzó un Año especial dedicado al Catecismo y a los catequistas. Y a todos los que asistieron a la misa de inicio de este Año especial se les regaló un ejemplar en chino del Catecismo de la Iglesia católica.
Todo ello es señal de que las situaciones difíciles y dolorosas también han reforzado el afecto de los católicos chinos por el Sucesor de Pedro. Esto se vio durante los primeros meses de la pandemia, cuando la voz y el rostro del Papa Francisco entraban cada día en los hogares de muchos católicos chinos. Liturgias y momentos de oración celebrados por el Obispo de Roma fueron retransmitidos en directo por televisión todos los días durante ese tiempo de prueba, con las ciudades bloqueadas y con el pueblo de Dios que no podía ir a Misa. Grupos de jóvenes católicos chinos, con sus conocimientos digitales, consiguieron hacer llegar a los hogares imágenes de las misas del Papa, junto con traducciones simultáneas al chino de sus homilías.

2) EL PAPA FRANCISCO Y CHINA

Este libro que se acaba de publicar es un don que también podrá confirmar y reforzar el afecto especial que une al Papa Francisco con los católicos chinos y con todo el pueblo chino. Este cariño ha sido relatado muchas veces por el propio Pontífice, por ejemplo, en el Mensaje del Papa Francisco a los católicos chinos y a la Iglesia universal del 26 de septiembre de 2018.
En ese Mensaje, entre otras cosas, el Papa Francisco hace saber que los católicos chinos están diariamente presentes «en mis oraciones», y en nombre de toda la Iglesia católica expresa gratitud y admiración «por el don de vuestra fidelidad, de la constancia en la prueba, de la arraigada confianza en la Providencia divina, también cuando ciertos acontecimientos se demostraron particularmente adversos y difíciles».
En ese Mensaje, el Papa Francisco agradece la fe de los católicos chinos, marcada por la experiencia del martirio, repitiendo que esa fe es el tesoro «de la Iglesia en China y de todo el Pueblo de Dios que peregrina en la tierra».
Y también por las autoridades chinas, a todos los niveles, el Papa repite que «la Iglesia en China no es ajena a la historia china, ni pide ningún privilegio».

3) EL MAGISTERIO DEL PAPA FRANCISCO Y LOS CAMINOS EMPRENDIDOS POR EL CATOLICISMO CHINO

Hay otro elemento que hace que el libro de ‘Civiltà Cattolica’ sea digno de especial interés para los católicos chinos, y también para muchos de sus compatriotas que no son cristianos. Con su magisterio ordinario, el Papa Francisco señala las fuentes y los tesoros de la fe, hace sugerencias pastorales y espirituales, y ofrece palabras de sabiduría incluso ante los problemas, las pruebas y los sufrimientos que afectan a toda la familia humana. Todo ello encuentra gran resonancia en la condición actual de los católicos chinos. Y muchos de los temas abordados por el Papa Francisco en su magisterio social tocan también la vida concreta de sus compatriotas, que comparten con ellos las expectativas y preocupaciones de la sociedad china.
Se puede hacer un breve excurso sobre esto remitiéndose a los documentos de forma individual.
Ya hemos visto cómo las diócesis chinas acogieron con entusiasmo la iniciativa del Papa Benedicto XVI de convocar un Año de la Fe. La Encíclica Lumen Fidei es el fruto de ese año, que también estuvo marcado por la renuncia al papado del Papa Ratzinger. Es un documento muy querido por los católicos chinos, entre otras cosas porque en su elaboración se unieron las personas de dos Papas, Benedicto y Francisco. Como se recordará, el Papa Benedicto ya tenía casi terminado un primer borrador de la encíclica sobre la fe. El Papa Francisco tomó el relevo y completó ese trabajo, “en la fraternidad de Cristo”. También por su particular trayectoria, ese documento es un recordatorio especial de que la tarea del Sucesor de Pedro, de todo Sucesor de Pedro, de todos los Sucesores de Pedro, es confirmar a los hermanos en la fe.
Evangelii Gaudium es la Exhortación Apostólica programática del Papa Francisco, y está repleta de pasajes que parecen escritos a propósito para iluminar y reconfortar el camino de los católicos chinos de las últimas décadas, incluso en los pasajes más difíciles y dolorosos. Basta pensar en los famosos cuatro principios para la vida social repropuestos en la Exhortación (El tiempo es superior al espacio; La unidad prevalece sobre el conflicto; La realidad es más importante que la idea; El todo es superior a la parte). Sólo añadiré un breve pasaje tomado del párrafo 44: «Un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades». En ese párrafo, el Papa Francisco está hablando de la misericordia que debe guiar el trabajo de los sacerdotes cuando administran el sacramento de la confesión. Pero son palabras que también pueden sugerir con qué mirada debemos observar todos el camino de nuestros hermanos chinos.
La Exhortación Apostólica Amoris Laetitia sobre el amor en la familia puede ser leída y recibida con especial interés en China, donde incluso ciertas prácticas virtuosas (virtudes) arraigadas en la tradición china, como el amor filial a los padres (piedad filial) y el respeto a los ancianos, hoy en día se ven socavadas por la disgregación vinculada a modelos de desarrollo totalmente condicionados por intereses económicos. Por ejemplo, el abandono de la política del hijo único, (en cierto modo), es una señal de alarma en China ante desequilibrios sociales relacionados con los problemas de la vida familiar y las políticas al respecto.
Gaudete et Exultate, la Exhortación Apostólica sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo, ha tenido profundos ecos en la vida de muchos católicos chinos. En China, en las últimas décadas, el tesoro de la fe católica ha sido custodiado y transmitido de persona a persona y de generación en generación. Esto ha sucedido sobre todo a través de tantos testigos silenciosos y confesores de la fe. Personas que testimoniaron y testimonian su fe no con grandes proclamas o grandes acontecimientos, sino con sencillez, a través de la fuerza de los sacramentos, en medio de los problemas de la vida cotidiana, empezando precisamente por la vida familiar.
Laudato Si y Querida Amazonia tocan temas y peligros medioambientales, un asunto que también es una emergencia en China. El gran desarrollo económico de las últimas décadas en China ha provocado un aumentar de los problemas medioambientales en muchas zonas, y ahora hay una creciente concienciación entre la población sobre los problemas ecológicos y los peligros para la salud de todos. Se trata de los peligros de la polución, la contaminación y la adulteración de los alimentos.
La Encíclica Hermanos todos llama a reconocer que todos los hombres y mujeres son hermanos porque son hijos del mismo Padre. Esta Encíclica, inspirada en San Francisco, afirma esta realidad en nuestro mundo, un mundo herido por lo que el Papa ya no llama “guerra a pedazos” porque es claramente una guerra global. Esta Encíclica llega después de años de guerras culturales (Cultural Wars) y guerras en armas, y después de tantas masacres llevadas a cabo en nombre de ideologías y palabras religiosas. La Encíclica Hermanos Todos llegó después de la pandemia. E incluso la pandemia mostró una vez más y para siempre que nadie puede salvarse a sí mismo, como escribe el Papa Francisco.
La Encíclica Hermanos todos dice que el hecho mismo de reconocer la fraternidad entre todos los seres humanos no es un idealismo ingenuo. Que reconocerse como hermanos es la única alternativa realista al enfrentamiento, a la cultura del descarte, a la xenofobia, a los proyectos de dominación de las mentes a través de las redes sociales. Sólo reconociéndonos como hermanos existe la única posibilidad realista de evitar que pueblos enteros sean arrollados y exterminados por los programas puestos en marcha para “acelerar el Apocalipsis”.
La encíclica Hermanos todos apunta también a la posibilidad de desarrollar relaciones entre naciones y pueblos que no se basen sólo en enfrentamientos y pruebas de fuerza para imponer el propio dominio. Y esto, sin duda, puede encontrar mucha atención e interés también en China. Todos lo sabemos: desde hace algún tiempo, muchos analistas geopolíticos repiten que se está gestando una guerra entre Occidente y China. Y también sabemos cuál será el destino del mundo, si los analistas no se equivocan.

4) TRAS LAS HUELLAS DE MATTEO RICCI

La declaración conciliar Nostra Aetate recordaba que la Iglesia, precisamente «en cumplimiento de su misión de fundamentar la Unidad y la Caridad entre los hombres y, aún más, entre los pueblos, considera aquí, ante todo, aquello que es común a los hombres y que conduce a la mutua solidaridad» (NA 1). El documento conciliar recordaba también que «No podemos invocar a Dios, Padre de todos, si nos negamos a conducirnos fraternalmente con algunos hombres, creados a imagen de Dios» (NA 5).
La fraternidad universal, reconocida como punto de partida en Nostra Aetate y recordada también por la Encíclica Hermanos Todos, fue también el horizonte del itinerario humano y cristiano del gran misionero jesuita el Venerable Matteo Ricci, que murió y fue enterrado en Pekín el 11 de mayo de hace 413 años, en 1610 (ayer fue el aniversario de su muerte).
En Matteo Ricci, fue precisamente la gratitud por el don de la fe lo que le llevó a salir al encuentro de los hombres y mujeres de China y a reconocerlos como hermanos. El volumen que presentamos sigue este camino de familiaridad y simpatía con el pueblo chino que abrió Matteo Ricci. Y vale la pena recordar que el Papa Francisco, cuando se inauguró la nueva edición china de ‘La Civiltà Cattolica’, había puesto como modelo de referencia para el trabajo cultural al mismo Matteo Ricci, aquel que había dejado Italia, desde Macerata, para ir a amar a China sin pretensiones, y sin planes de conquista, y de hecho convirtiéndose él mismo en chino. Este sigue siendo el camino por el que los católicos chinos pueden caminar también en el presente y en el futuro. Están llamados a testimoniar con alegría el amor de Jesús por todo su pueblo, el amor de Jesús por todos.
Mientras llevaba a cabo su misión de dar testimonio de Cristo en lo que él llamaba “este otro mundo de China”, Matteo Ricci también enseñó a sus nuevos hermanos chinos el uso de los astrolabios, o fabricó globos terráqueos para ellos. También hoy, los católicos en China, como en todo el mundo, están llamados a mostrar que quienes son compañeros de Jesús sólo quieren traer cosas buenas, y compartirlas con todos. Cosas que son buenas para la paz y la alegría del corazón.
(Agencia Fides 14/5/2023).


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