ASIA/CHINA - La diócesis de Fuzhou conmemora los 400 años de la llegada del jesuita Giulio Aleni, el “Confucio de Occidente” que vino a contar la historia de Jesús

martes, 20 mayo 2025 iglesias locales   misión   jesuitas  

Fuzhou (Agencia Fides) – Se han cumplido 400 años desde que el jesuita Giulio Aleni, conocido como el “Confucio de Occidente”, desembarcara en Fuzhou (hoy capital de la provincia de Fujian) para dar a conocer “la historia de Jesús”. Hoy, la diócesis de Fuzhou ha querido rendir homenaje a este testigo del Evangelio con un seminario celebrado del 16 al 17 de mayo y con la inauguración de una estatua suya en la catedral de Santo Domingo, durante una ceremonia presidida por el obispo Joseph Cai Bingrui.

Al seminario dedicado a Giulio Aleni –quien introducía a los neófitos en la meditación de los misterios de la vida de Jesús a partir de pasajes evangélicos, según el método ignaciano– han asistido estudiosos de China continental, Hong Kong e Italia. La personalidad y la contribución del misionero jesuita italiano, que fue también astrónomo, hombre de letras, geógrafo y matemático, han estado al centro de varias presentaciones.

El sacerdote y erudito Peter Zhao, de la diócesis de Pekín, ha presentado una ponencia sobre “La contribución del padre Giulio Aleni a la vida de la Provincia y al intercambio cultural”; el profesor Lin Jinshui ha disertado sobre el tema “De Matteo Ricci a Giulio Aleni”; y el doctor Jiang Wei se ha detenido a hablar de “las especificidades y consonancias del arte católico en la India portuguesa, en las Filipinas españolas y en China durante finales de la dinastía Ming y principios de la Qing”. Por último, los participantes han realizado una visita guiada a los “lugares” del padre Aleni en la zona de Fuzhou.

Giulio Aleni nació en la provincia italiana de Brescia, Lombardía, en 1582. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1610 y fue enviado a China, donde, tras haber desembarcado en Macao, dedicó cuarenta años de su vida a anunciar a Cristo entre los chinos. En el cumplimiento de su misión, se dedicó también a la enseñanza de las matemáticas, que consideraba un instrumento útil para entrar en contacto con los altos círculos culturales de la sociedad china. Fue provincial de la provincia jesuita de Huanan (sur de China), y durante su misión construyó más de 20 iglesias y administró el sacramento del bautismo a 10.000 nuevos cristianos chinos. En 1649, para huir de los soldados de la corte Qing, se refugió en Yanping, donde murió en mayo. Su tumba se encuentra en el Monte de la Cruz de Fuzhou.

En su labor misionera, el padre Aleni recogió las ideas y prácticas seguidas por su co-hermano jesuita Matteo Ricci, y llegó a publicar una veintena de obras científicas, filosóficas, espirituales y doctrinales. Durante los años de su misión, fue, después de Ricci, el mejor conocedor de la lengua china entre sus hermanos de comunidad. Su obra “El verdadero origen de todas las cosas” (1628), dedicada a la cuestión de la Creación, obtuvo un amplio reconocimiento, con numerosas reimpresiones. En 1635, con la obra “Verdadera exposición de las palabras y obras del Señor del Cielo encarnado”, Aleni relató la vida de Jesús. También son de gran valor e interés los textos de las 325 conversaciones que mantuvo con literatos chinos.
(NZ) (Agencia Fides 20/5/2025)


Compartir: