VATICANO - Los tres nuevos Beatos, Charles De Foucauld, Maria Pia Mastena y Maria Crocifissa Curcio, "de diversas formas consagraron su existencia a Cristo y proponen a todo cristiano el ideal sublime de la santidad": exhortación de Benedicto XVI al final de la Beatificación

lunes, 14 noviembre 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El Card. José Saraiva Martins, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidió el domingo 13 de noviembre la Celebración de la eucaristía en el Altar de la Confesión de la Basílica Vaticana, y por encargo de Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, dio lectura a la Carta Apostólica con la que el Santo Padre inscribe en el registro de los Beatos a los Siervos de Dios Charles De Foucauld (1858-1916) presbítero; Maria Pia Mastena (1881-1951), virgen y Maria Crocifissa Curcio (1877-1957), virgen. Al término de la Celebración el Santo Padre Benedicto XVI llegó a la Basílica y, después de venerar las Reliquias de los nuevos Beatos, dirigió a los fieles presentes un breve saludo.
Los tres nuevos Beatos son tres personas que "en formas diversas, consagraron la existencia a Cristo y proponen a todo cristiano el ideal sublime de la santidad" dijo Benedicto XVI. Charles de Foucauld en su vida contemplativa y escondida el Dios encontró al Señor, a quien deseó seguir en humildad y pobreza, descubriendo su invitación a la fraternidad universal. "Cómo sacerdote, puso la Eucaristía y el Evangelio en el centro de su existencia, las dos mesas de la Palabra y del Pan, fuente de la vida cristiana y de la misión".
El Santo Padre puso después en evidencia la actualidad del carisma de la Beata Maria Pia Mastena que, "conquistada por el Rostro de Cristo, asimiló los sentimientos de dulce premura del Hijo de Dios hacia la humanidad desfigurada por el pecado, y lo concretó en gestos de compasión y después proyectó un Instituto con la finalidad de 'propagar, reparar, devolver la imagen del dulce Jesús en las almas'. Que esta nueva Beata obtenga a todos las que la veneran con afecto y devoción el don de un constante anhelo a la santidad."
La Beata Maria Crocifissa Curcio, fundadora de las Religiosas Carmelitas Misioneras de Santa Teresa del Niño Jesús, puso en el centro de su vida "la presencia de Jesús misericordioso, encontrado y adorado en el Sacramento de la Eucaristía… Su existencia fue un continuo rezar incluso cuando se acercaba a servir a la gente, especialmente a las chicas pobres y necesitadas”.
Al término de su discurso, el Santo Padre invitó a dar gracias al Señor por el don de los nuevos Beatos y a esforzarse por imitar sus ejemplos de santidad: "Su intercesión nos consiga vivir en la fidelidad a Cristo y a su Iglesia."
Durante la homilía de la Misa, el Card. José Saraiva Martins destacó la estrecha unión entre la Palabra de Dios del 33 domingo del tiempo ordinario y la realidad de la santidad cristiana, "comprendida como el mejor empleo de los dones recibido de Dios". La Iglesia ha inscrito en el registro de los Beatos a tres Siervos de Dios porque dieron fruto con sus talentos, "en la lógica divina del amor y del don total de si". "Aprendamos de los nuevos beatos a vivir una fe contagiosa, comunicativa, porque una fe 'inocua', que no dice nada a nadie, que no se traduce en testimonio, constituye un don inutilizado"' dijo el Cardenal en la homilía. "Tras el ejemplo de estos testigos del Cristo Resucitado, también nosotros debemos de hacer fructificar continuamente los talentos que hemos recibido hasta que sintamos repetir aquellas maravillosas palabras que se pueden considerar como una especie de fórmula evangélica de beatificación: 'Bien, siervo bueno y fiel, toma parte en la alegría de tu señor'. (S.L) (Agencia Fides 14/11/2005, Líneas: 43 Palabras: 622)
Texto completo del discurso del Santo Padre
http://www.evangelizatio.org/portale/adgentes/pontefici/pontefice.php?id=389


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