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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En la catequesis tenida durante la audiencia general de esta mañana, 28 de septiembre, el Santo Padre Benedicto XVI ha comentado la primera parte del Salmo 134 (134,1-12 - “Alabad al Señor que hace maravillas” - Vísperas del viernes de la III Semana, "un himno de carácter litúrgico, entretejido de alusiones, reminiscencias y referencias a otros textos bíblicos". Esta primera sección se abre con una apasionada invitación a alabar al Señor. "Nos encontramos, por tanto, en la atmósfera viva del culto que se desarrolla en el templo, el lugar privilegiado y comunitario de la oración - ha explicado el Santo Padre -. En ella, se experimenta de manera eficaz la presencia de nuestro Dios, un Dios bueno» y «amable, el Dios de la elección y de la alianza".
Después de la invitación a la alabanza, una voz solista proclama la profesión de fe. "La omnipotencia divina se manifiesta continuamente en todo el mundo, en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos… Pero es sobre todo otro aspecto de la actividad divina. Se trata de la admirable intervención en la historia, en la que el Creador muestra el rostro de redentor de su pueblo y de soberano del mundo. Ante los ojos de Israel, recogido en oración, se presentan los grandes acontecimientos del Éxodo". He aquí tanto las plagas de Egipto, las victorias de Israel después de la marcha por el desierto, y por fin la meta tan suspirada y esperada, la tierra prometida. "El amor divino se hace concreto y casi se puede experimentar en la historia con todas las vicisitudes difíciles y gloriosas- ha dicho Benedicto XVI - La liturgia tiene la tarea de hacer siempre presentes y eficaces los dones divinos, sobre todo en la gran celebración pascual que es la raíz de las demás solemnidades y constituye el emblema supremo de la libertad y de la salvación".
En los saludos al final de la audiencia, el Pontífice ha dirigido un saludo particular "a los sacerdotes de los Pontificios Colegios San Pablo apóstol, San Pedro apóstol, San Francisco de Asís y Pío brasileño, procedentes de diversas Naciones para realizar estudios en Roma, en las distintas Universidades Pontificias" dirigiéndoles esta invitación: "Os exhorto a utilizar con sabiduría el tiempo de vuestra permanencia en la Ciudad eterna, para poder volver en vuestros Países con una sólida formación espiritual y teológica, necesaria para el trabajo apostólico que os espera". (S.L) (Agencia Fides 28/9/2005, Líneas: 30 Palabras: 438)
