VATICANO - La catequesis del Papa sobre el Salmo 131: "una celebración del Dios-Emmanuel que está con sus criaturas, vive junto a ellas y las ayuda, a condición de que permanezcan unidas a Él en la verdad y en la justicia"

miércoles, 21 septiembre 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Continuando la catequesis sobre el Salmo 131, iniciada en la audiencia general de miércoles pasado, esta mañana el Santo Padre Benedicto XVI ha tomado en consideración la segunda parte del Salmo: “Elección de David y Sión" (Vísperas del jueves de la III semana - Lectura: Sal 131,11.13-14.17-18). Esta segunda parte, ha explicado el Papa, "evoca un acontecimiento capital en la historia de Israel: el traslado del arca del Señor a la ciudad de Jerusalén", realizado por el rey David. "El rey, en efecto, había hecho el juramento de no establecerse en el palacio real hasta no haber encontrado una morada para el arca de Dios, signo de la presencia del Señor junto a su pueblo".
"A aquel juramento del soberano le corresponde ahora el juramento del mismo Dios: ‘El Señor ha jurado a David una promesa que no retractará’… A la promesa y al don de Dios, que no tiene nada de mágico, debe responder la adhesión fiel y activa del hombre en un diálogo que entrecruza dos libertades, la divina y la humana". El Salmo exalta después "los efectos estupendos del don del Señor como la fidelidad de Israel. Se experimentará, de hecho, la presencia de Dios en medio a su pueblo: será como un habitante entre los habitantes de Jerusalén, como un ciudadano que vive con los demás ciudadanos las vicisitudes de la historia, ofreciendo sin embargo la potencia de su bendición". Dios bendecirá las cosechas, se preocupará de los pobres, tenderá su manto protector sobre los sacerdotes, hará que todos los fieles vivan en la alegría y en la confianza, en particular bendecirá a David y a su descendencia.
Como ya ocurrió en la primera parte del Salmo, también entra en escena en la segunda parte la figura del "Consagrado", en hebreo "Mesías", "enlazando así la descendencia de David con el mesianismo que, en la relectura cristiana, encuentra su pleno cumplimiento en la figura de Cristo.. El Salmo 131 se convierte, de este modo, en una celebración del Dios-Emmanuel que está con sus criaturas, vive junto a ellas y las ayuda, a condición de que permanezcan unidas a Él en la verdad y en la justicia. El centro espiritual de este himno es ya un preludio de la proclamación de Juan: «Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros»”.
Concluyendo su catequesis el Santo Padre ha recordado que "el inicio de esta segunda parte del Salmo 131 fue utilizada habitualmente por los padres de la Iglesia para describir la encarnación del Verbo en el seno de la Virgen María" y ha citado a este respecto un paso de San Ireneo que recuerda la profecía de Isaías sobre la virgen parturienta. "En el Salmo ya aparece y resplandece el misterio de un Dios que habita en nosotros, que se convierte en uno de nosotros en la Encarnación. Y esta fidelidad de Dios es nuestra confianza en los cambios de la historia, es nuestra alegría". (S.L) (Agencia Fides 21/9/2005, Líneas: 35 Palabras: 537)


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