VATICANO - Beatificadas las Siervas de Dios Ascensión Nicol Goñi y Marianne Cope: "Nuestras dos Beatas abrieron de par en par su vida al Espíritu de Dios y se dejaron conducir por Él en el servicio a la Iglesia, a los pobres, a los enfermos, a la juventud"

lunes, 16 mayo 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La tarde de sábado 14 de mayo, el Card. José Saraiva Martins, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidió la Celebración Eucarística en el Altar de la Cátedra de la Basílica Vaticana y, por encargo de Benedicto XVI, dio lectura a la Carta Apostólica con la que el Sumo Pontífice inscribe en el registro de los Beatos a las Siervas de de Dios Ascensión Nicol Goñi (1868-1940) y Marianne Cope (1838-1918).
"Los Apóstoles hicieron la experiencia del Espíritu Santo y se convirtieron en testigos de Cristo muerto y resucitado, misioneros por las calles del mundo - dijo el Cardenal en la homilía recordando la Solemnidad de Pentecostés -. La misma experiencia se repite en todos los que, acogiendo a Cristo, se abren a Dios y a la humanidad… Nuestras dos Beatas abrieron sus vidas de par en par al Espíritu de Dios y se dejaron conducir por Él en el servicio a la Iglesia, a los pobres, a los enfermos, a la juventud."
La Beata Ascensión Nicol Goñi "es una de las grandes misioneras del siglo pasado" dijo el Card. Saraiva Martins. "Con entusiasmo juvenil y confianza total en la providencia dejó su patria y se dedicó a la evangelización, extendiendo sus ansias a todo el mundo, a partir del continente americano. Su trabajo generoso, amplio y eficaz, dejó una huella profunda en la historia misionera de la Iglesia". Su vida misionera estuvo llena de sacrificios, renuncias y frutos apostólicos. Emprendió muchos viajes misioneros a Perú y a Europa, llegando hasta la China. Intrépida e incansable, enraizada en la caridad de Cristo, "ejerció hacia todos su carisma de maternidad espiritual."
La vida de la Beata Marianne Cope "es una obra maravillosa de la gracia divina" continuó al Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos. Después de haber pasado veinte años en la Congregación de las Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco de Syracusa, siendo ya una mujer de gran experiencia y madurez espiritual, "oyó la voz de Cristo, en la invitación del Obispo de Honolulu. Éste estaba buscando religiosas para asistir a los enfermos de lepra en la isla de Molokai". Marianne no titubeó, dejó todo y se entregó a la voluntad de Dios. Durante 35 años amó a los enfermos de lepra más que a ella misma: se puso a su servicio, los educó, fue su guía con sabiduría, amor y firmeza. Como el buen samaritano, se convirtió en una madre para ellos".
Concluyendo la homilía, el Card. Saraiva Martins afirmó: "Nuestras dos Beatas han llevado al mundo los frutos y los signos de la presencia del Espíritu Santo, han hablado el lenguaje de la verdad y el amor, el único capaz de derribar las barreras de la cultura y la raza y de reconstruir la unidad de la familia humana, dispersada por el orgullo, por la voluntad de potencia, por el rechazo de la soberanía de Dios… El Santo Padre Benedicto XVI, inaugurando su ministerio petrino, reafirmó que "¡no es el poder lo que redime, sino el amor! Ésta es la señal de Dios: Él mismo es amor… El Dios, que se ha hecho cordero, nos dice que el mundo es salvado por el Crucifijo y no por los crucificadores". (S.L) (Agencia Fides 16/5/2005, Líneas: 39 Palabras: 594)


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