AMERICA/PERÚ - “Que todos puedan descubrir nuevamente la belleza de lo que significa compartir la misma vida de Cristo": entrevista al Card. Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima, en vísperas de la última fase de la Gran Misión "Remar Mar Adentro"

martes, 22 marzo 2005

Lima (Agencia Fides) - En el próximo mes de abril comenzará la etapa conmemorativa de la Gran Misión de la Archidiócesis de Lima, que concluirá el 27 de abril del 2006, Solemnidad de Santo Toribio de Mogroviejo, con la celebración de los 400 años de su muerte. Iniciada el 25 de marzo del 2004, después de un año de preparación, la Gran Misión "Remar Mar Adentro" implica a sacerdotes, religiosos, religiosas, parroquias, movimientos eclesiales, capellanías, cofradías y millares de fieles laicos. El objetivo es la renovación de la vida en Cristo de los habitantes de la capital peruana. “Queremos llegar a todas las familias de Lima, visitarlas una a una, para llevarles la Palabra de Dios, y recordar que Jesús habita en sus corazones” ha dicho el Card. Juan Luis Cipriani, a quien la Agencia Fides ha dirigido algunas preguntas sobre la Misión.

Eminencia ¿cuáles son los motivos que le han llevado a lanzar una Gran Misión para la Archidiócesis de Lima? ¿Cuáles son sus objetivos?
La Gran Misión Remar Mar Adentro es una respuesta de la Arquidiócesis de Lima al llamado que el del Santo Padre hizo años atras a una nueva evangelización. También recientemente en el documento Nuovo Millennio Ineunte, el Papa Juan Pablo pide a toda la Iglesia que salga al encuentro de este mundo que espera con ansia escuchar la voz de Dios y que muchas veces no se acerca a las iglesias o no participa en la formación religiosa, bien por el ritmo de vida, o bien por la falta de información sobre estas iniciativas, o por ignorancia. Por ello, la Gran Misión “Remar mar Adentro” tiene como objetivo realizar una catequésis básica y al mismo tiempo, quiere acercar a los fieles a todos los sacramentos.
Por otra parte, cuando el Santo Padre declaró, por esas maravillosas coincidencias, el 2005 como “Año de la Eucaristia”, nos indicó la razón de ser de nuestra Misión: Redescubrir la Eucaristía en la vida de cada uno, y así recuperar el amor a la Cruz de la cual está impregnada nuestra vida. La gente, con la oración, puede entender que Jesús está cerca, muy cerca de cada uno de nosotros. Muchas veces las personas se preguntan por que Dios permite los males, y no se dan cuenta de que no es Dios quién provoca los males, y no comprenden que es el mismo hombre con su pecado y con la libertad que Dios le ha dado, quien provoca esos daños. Por ello, es necesario demostrar la belleza del mensaje de Cristo, y hacer descubrir a la gente que la belleza de Jesús en la Eucaristia pasa por la cruz, en modo tal que este mundo materialista que huye del sufrimiento y quiere todas las cosas fáciles, sin fatiga ni esfuerzo, no huya de la Cruz, porque nuestra vida pasa necesariamente por la Cruz.
Por consiguiente, la Eucaristia, que es el fruto maduro de la Cruz y la misma Cruz, estan en el centro de lo que queremos lograr en la Gran Misión: visitar a Jesús, recibir a Jesús, encontrar a Jesús, hacer experiencia de un Jesús vivo que pasa junto a nosotros.

¿Qué espera en concreto de esta Misión?
Yo espero, en primer lugar, que se logre la primacia de la gracia en la vida de la gente, que las personas descubran nuevamente la belleza de lo que significa participar de la misma vida de Cristo. Esta primacia de la gracia se manifiesta en una mayor participación en los sacramentos, una mayor participación en la Misa dominical, y todo eso se fundamenta en una catequesis más intensa. Yo espero, y ya se ven los frutos, una mayor presencia en la misa dominical, mayor frecuencia en el sacramento de la confesión y finalmente un aumento de vocaciones sacerdotales y religiosas. Como resultado de la misión, esperamos también una mayor conciencia de los laicos, pues es mi deseo que los laicos asuman la conciencia de su compromiso misionero y asuman su responsabilidad de evangelizadores. Sin embargo, no quiero laicos clericalizados, ni clérigos laicizados, el laico como laico debe asumir su papel, en la difusión de la Palabra de Dios, en la catequesis... pues un laico que vive esa unidad de vida con Dios y con los hombres da sabor cristiano a la sociedad de hoy.

La Gran Misión está llegando a su fase final. ¿Es ya posible individualizar los resultados más significativos obtenidos?
Respecto a los resultados obtenidos, se puede subrayar que la inicio de la misión se pidió a cada parroquia que consiguiera comprometer a 100 personas (hombres, mujeres, especialmente jóvenes) que se involucrase en esta actividad catequetica. Pues bien, en muchas parroquias se han superado ampliamente este número, pues las personas que están trabajando en la misión son mas de 200 o 300, que se han preparado con unas 20 sesiones de encuentros de formación de 2 horas a la semana, sobre temas de la Iglesia. Esto ha sido ya un despertar de la participación de muchos laicos en la vida de la Iglesia. En segundo lugar, se han introducido la Exposición del Santisimo Sacramento con regularidad, en muchas parroquias han preparado un lugar adecuado para tener la Exposición todo el día. En este momento tenemos en la Arquidiócesis entre 40 y 50 lugares, donde hay Exposición permanente del Santisimo con turnos de adoración, y muchas personas de todas las edades pasan a saludar a Jesús Sacramentado.
Creo que en este Año de la Eucaristia, la petición que hizo la gente a los sacerdotes de restablecer la Exposición del Santisimo, ha sido un don de Dios para la Arquidiócesis, pues es una signo evidente de la devoción y del amor de la gente a Jesús Eucaristia. Por otra parte, se está realizando una gran Cruzada del Rosario. Hemos logrado distribuir mas de 1 millón de rosarios con una pequeña instrucción de como rezarlo y meditarlo. En los hospitales, escuelas y también en los barrios alrededor de la Iglesia se está recuperando esta maravillosa oración, en especial la conocida como Rosario de la Aurora, precisamente porque se reza al amanecer recorriendo las diversas calles del barrio hasta llegar a la parroquia.
A todos estos frutos se unen el aumento de vocaciones sacerdotales en la Arquidiócesis: el año pasado entraron 24 nuevos seminaristas, este año han entrado 26 nuevos seminaristas. también en los otros seminarios se está notando un despertar vocacional y creo también a nivel de vida religiosa.
Hemos preparado un catecismo breve, sintético, para favorecer que la población conozca las verdades fundamentales de la fe, leyéndo y estudiandola en casa, escuela o donde se encuentre. Hasta la fecha hemos distribuido mas de 150.000 catecismos.
Yo creo que el fruto mas maduro de la Gran Mision es estar obteniendo una mayor participación de los laicos en la catequesis y en la vida cristiana. Está surgiendo un laico comprometido en su tarea.

¿Cuáles son los principales problemas encontrados y perspectivas para el futuro?
Las dificultades están relacionadas con el frenesí de la vida moderna, motivo por el que es dificil lograr contactar con las personas. Por esta razón, buscamos realizar las visitas a las familias en horarios en los que es posible encontrarlas y que están disponibles para recibirnos. De todos modos, no deja ser una dificultad la vida de hoy que, al ser tan activa, hace que la gente, a veces, tenga menos tiempo para Dios. Creo que esto es un reto para que la Iglesia, como ha pedido el Santo Padre, busque y estudie nuevos métodos. Por ello, estamos haciendo mayores esfuerzos en los medios de comunicación para que la gente, mientras va a su trabajo, mientras está trabajando en su oficina, escuche el mensaje de Dios a través de la radio y televisión.
El futuro de la misión, es que la Iglesia en Lima esté permanentemente en estado de misión. Aunque esto exige un esfuerzo especial, de esta manera recuperaremos un poco ese ritmo que el Papa nos recuerda en la Dies Domine, es decir, de centrar la vida del cristiano en el domingo, en el Día del Señor, en la misa dominical. En definitiva, un estilo de vida cristiano, que significa ser sal y luz como dice el Evangelio. El estado de misión que nos viene del bautismo cuando recibimos esa capacidad, ese caracter de hijos de Dios. A partir de ese momento, en la Iglesia, cada uno de nosotros, que somos miembros de la Iglesia tenemos que estar en misión. Cuando al final de la Misa se nos dice: “ ite misa est “¡la misa ha terminado podeis ir en paz!”, significa “podéis ir con el mensaje, con la vida de Cristo en el alma, esto es, podeis ir con el estilo de vida cristiana”.
Pienso que en la Iglesia de Lima se están perfilando los frutos apostólicos de una mayor frecuencia en los sacramentos y también de una mayor coherencia en la vida cristiana, en el trabajo, en el deporte, en la politica, en la escuela, en la economía, etc. En otras palabras “ser cristiano todo el día y no solamente en el templo”.

¿Cómo ha acogido el pueblo limeño esta iniciativa?
La acogida de la misión ha sido realmente maravillosa, pues son mas de 10.000 personas involucradas en este esfuerzo de ir casa por casa, grupo por grupo, a las familias, escuelas, hospitales. Hasta el momento, el número de familias que han recibido la visita de los misioneros son mas de un 50%. Esto varía según las zonas. Por ejemplo, en las zonas populares la gente vive mucho tiempo en la calle y por ello, las visitas se realizan a nivel de escuelas, hospitales, centros, etc. El misionero deja en las familias un signo: una frase, un poster, una calcamoania, un pequeño crucifijo, que recuerda a las personas su identidad católica.
La acogida del pueblo limeño es buena. Los misioneros, de cuando en cuando, se han encontrado que la gente los confunde con alguna secta o grupo evangélico que van de casa en casa. A la gente le parecia extraño que la Iglesia catolica realizase ese tipo de visitas. Por este motivo, los misioneros llevan en su visita un distintivo. Este hecho, es un signo claro del error que la Iglesia ha cometido, limitándose a esperar que la gente vaya al templo sin salir a buscarlos. Es también un signo de que la gente tiene una enorme nostalgia, un enorme deseo de recibir la Palabra de Dios, y ciertamente de ser visitados por la misma presencia de Dios, en la Misa y en los sacramentos.

¿Quiénes son los misioneros comprometidos en la Gran Misión?
Las características de los misioneros varían según las parroquias. En general son jóvenes que oscilan entre 25 y 30 años de edad, y de modo especial mujeres. También hay hombres y mujeres más adultos. Los misioneros se han preparado para esta tarea evangelizadora, durante un año en sus parroquias y ahora están ya en la fase de visitas de las familias, de los centros educativos y asistenciales como hospitales, casas de acogida, etc.
Para mantener el entuasiasmo, la misión ha sido relanzado varias veces, a través de celebraciones especiales, importantes. Y se hará también en la fase celebrativa de la Gran Misión que esta a punto de iniciar y en la que tendremos 7 u 8 celebraciones importantes. Por ejemplo en el mes de abril, la Semana de las Vocaciones será un tiempo fuerte, con actividades en escuelas, colegios, seminarios y finalmente una misa en la catedral: igualmente será la Semana dedicada a la Familia, a la Juventud, a la Vida Consagrada. Hemos escogido 7 grupos humanos en los cuales estamos poniendo un esfuerzo especial, para que se sientan interpelados, por medio de un congreso o simposio, reuniones celebrativas en los vicariatos, centros o grupos de parroquias. Al final está prevista una celebración central en la catedral.


¿Cómo se orientarán las fuerzas vivas de la Iglesia después de la Misión?
Se organizarán alrededor de las Vicarias, en base a lo que solicita la gente como son: pastoral de la familia, pastoral de la juventud, también en las Universidades, pastoral vocacional que será una urgencia pastoral prioritaria en la Iglesia de Lima. Hay que recordar a los jóvenes que Dios continua llamando, pues muchos jóvenes no encuentran las puertas abiertas por que nadie los busca. Hay que seguir buscando esas vocaciones, que es una prioridad principal en la diocesis.
Hay que recordar a la gente los frutos de santidad que la Arquidiocesis de Lima ha dado a la Iglesia Universal. Recordar mas las figuras de santa Rosa de Lima, de santo Toribio de Mogrovejo, de san Martin de Porres, de san Juan Macias. Es necesario recordarles que la santidad es algo muy cercano. El Papa lo afirma de modo muy claro en la Nuovo Millennio Ineunte: recordar a todos la llamada universal a la santidad, recordar a todos el arte de la oración. Esto es un desafío que va a obligar a unos horarios más amplios de apertura en las parroquias, para la oración personal, para las confesiones. Al mismo tiempo requiere no esperar a que las personas vengan a la iglesia, mas bien salir con el lenguaje actual, con la coherencia de vida, con una mayor vibración y ardor, una mayor cercania al Señor, que nos iluminará no tanto por medio de la organización sino por medio de la renovación interior, no solo en Lima sino en todo América Latina. (RZ) (Agencia Fides 22/3/2005 Líneas: 157 Palabras: 2.270)


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