ASIA - "El tsunami ha hecho evidente la globalización de la solidaridad. Pero no debemos olvidar los tanto pequeños tsunami que ocurren cada día en el mundo": habla a la Agencia Fides Mons. Silvano Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas de Ginebra

viernes, 14 enero 2005

Ginebra (Agencia Fides) - La respuesta del mundo frente al tsunami ha sido excepcional y ha mostrado "la globalización de la solidaridad". Pero, después de las intervenciones de emergencia, todos deben tener fe en las promesas sobre los fondos asignados para la reconstrucción. Y a la vez, no hace falta olvidar tanto "pequeños tsunami" como los muertos por Sida, hambre, guerras que afligen la humanidad. Ha dicho, en un coloquio con la Agencia Fides, Su Exc. Mons. Silvano Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede en la Oficina de las Naciones Unidas de Ginebra.
"Frente a una tragedia que ha causado más de 150.000 muertos y 5 millones de desplazados - ha dicho Mons. Tomasi - la respuesta de la solidaridad internacional, a nivel gubernativo y de organizaciones no gubernativas ha sido excepcional: se ha hecho evidente realmente lo que podría definirse como una globalización de la solidaridad. La urgencia dictada por la catástrofe y, sobre todo, la necesidad de salvar los grupos más vulnerable como son los niños ha desencadenado una competición de solidaridad que ha superado toda expectativas. En total más de 3 mil millones de dólares han sido prometidos a las poblaciones golpeadas en ayudas de emergencia y proyectos para la reconstrucción. Ya han sido transmitidos 717 millones de dólares a las agencias internacionales que se ocupan de las ayudas. Pero habrá que ver en 5 o 6 meses, cuando la emergencia termine, si todos mantienen las promesas: existe el riesgo de que, cuando los reflectores de los medios de comunicación se apaguen, disminuya también el compromiso, como ya ha ocurrido con ocasión de otros desastres naturales."
Mons. Tomasi subraya que "la fase de reconstrucción es una fase muy importante, porque es la que tiene que implicar a las comunidades locales, llamadas a establecer las prioridades y a evitar que los fondos asignados se dispersen en proyectos inútiles o en corrupción". El observador señala que "aunque no parece que el tsunami tendrá un efecto pesado sobre las economías de los países del Sudeste asiático, sin embargo, el coste social es elevadísimo: al menos 2 millones de personas, como ha dicho recientemente el Banco para el Desarrollo asiático, son los nuevos pobres, reducidos por este acontecimiento en un estado de miseria. Para ellos es necesario promover proyectos de desarrollo para reconstruir las pequeñas economías de las aldeas y las ciudades afectadas por el desastre."
Sobre el empeño del mundo católico "la prontitud en responder a la emergencia ha sido admirable", afirma a Fides Mons. Tomasi. "No sólo por las asignaciones en dinero sino también por las intervenciones de personas, voluntarios que han salvado muchas vidas, gracias a la presencia arraigada en los lugares de la tragedia. Sin olvidar todas las estructuras eclesiales, iglesias y escuelas, que acogen hoy a los desplazados.. El testimonio inmediato ha sido precioso. Y si algunos sujetos dan una lectura partisana de estas intervenciones, pensando que la caridad es instrumentalizada para el proselitismo, se debe afirmar con fuerza que no es así: los católicos, los misioneros y las ONG realizan un servicio gratuito a las personas, sin ninguna discriminación y sin buscar ningún fin secundario. Creo que este espíritu ha sido entendido por la mayor parte de los fieles hindúes en India, por los budistas en Sri Lanka, como por los musulmanes en Indonesia, que han reconocido sin contaminaciones ideológicas el compromiso de los cristianos. Los casos aislados de fundamentalismo no tienen que desanimar: el diálogo continua adelante y la caridad siempre abrirá nuevas vías hacia el bien."
El Nuncio concluye: "Quisiera recordar que, frente a la gran movilización de solidaridad internacional, no podemos olvidar los muchos ‘pequeños tsunami que cada día suceden en el mundo: 150.000 personas mueren cada mes de Sida, los muertos en la crisis del Darfur en Sudán han sido más de 100.000, sin contar los muertos por hambre o por las guerras. La humanidad no puede despertarse sólo frente a las catástrofes naturales, sin atender a las grandes tragedias cotidianas."
Ante la pregunta de "dónde estaba Dios el día del tsunami", Mons. Tomasi señala, “sólo podemos abrir nuestra actitud existencial a la Providencia de Dios. El camino de la fe en Dios creador y guía del universo no alivia el dolor por las pérdidas humanas pero abre el corazón del hombre a una visión que transforma el mal en una oportunidad de Bien." (PA) (Agencia Fides 14/1/2005 Líneas: 55 Palabras: 770)


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