AFRICA/R.D. CONGO - ITURI: LAS RAZONES DE UN CONFLICTO QUE ESTA PROVOCANDO MILES DE VICTIMAS

martes, 17 junio 2003

Kinshasa (Agencia Fides) – De la región del Ituri en el noroeste de la República Democrática del Congo, continúan llegando noticias de masacres y de guerra a pesar del despliegue de una fuerza de paz europea bajo la dirección de la ONU. Ayer 16 de junio, se difundió la noticia de un nuevo masacre en el norte de la región, en Nioka, donde se habrían matado a unas cincuenta personas. La opinión pública permanece desconcertada frente a estos crímenes y no consigue entender cuales son las razones de tanta violencia. Por medio de la ayuda de testimonios locales, que por motivos de seguridad no son citado, la Agencia Fides ofrece una breve reconstrucción de esta guerra.
En el origen está el enfrentamiento entre la tribu Hema, de pastores y los Lendu, agricultores, por la repartición de tierras. Ambas tribus viven de hecho, en el mismo territorio y hablan la misma lengua. Se trata de una antigua rivalidad tribal que con frecuencia estalla en enfrentamientos entre ambos dotados de armas blancas pero que después se resuelve con la intervención de los ancianos de la tribu que ponen fin a la discusión. Para alcanzar un acuerdo definitivo entre los Hema y los Lendu intervino personalmente el ex-presidente Mobutu y después también los ancianos de las tribus que establecieron reglas de convivencia.
La caída de Mobutu en 1997 y la llegada de Laurent Kabila hizo resurgir el frágil equilibrio alcanzado. Kabila llegó al poder con el apoyo de las tropas de Ruanda y Uganda. Una vez instalado en la capital Kinshasa, el nuevo Presidente quiso liberarse de la creciente influencia ejercida por los dos países vecinos sobre el país y decidió atacar a sus ex aliados. El conflicto alcanzó las dimensiones de una guerra regional con la intervención - junto a Kinshasa – de Angola, Zimbabwe y en menor medida Namibia. Kabila lanzó una caza contra los tutsi, etnia dominante en Ruanda y acusó al gobierno de Kigali de querer crear un imperio Hema-Tutsi a costa del Congo, conquistando territorios congoleses donde viven etnias afines a los titsu ruandeses. Por parte de Uganda y Ruanda se formaron una serie de movimientos de guerrilla congoleses.
En este contexto explotó la guerra en Ituri. Los Hema son considerados una de las etnias afines a los tutsi. Facciones ligadas al gobierno de Kinshasa proveyeron de armas de fuego a sus enemigos los Lendu. También Ruanda y Uganda , que controlaban la zona, armaron a las facciones rivales. El conflicto estalló en 1999 en el norte de Ituri cuando fue quemado un poblado de la zona. Al principio se pensaba que fuese un episodio aislado pero la violencia avanzó en poco tiempo, implicando a todas las etnias presentes en el territorio.
Son las riquezas de Ituri las que alimentan el conflicto. La región es rica en oro, coltan (indispensable en la industria electrónica como la de los teléfonos móviles), uranio y petróleo (todavía por explotar). Por esto, el despliegue de una fuerza de paz europea bajo la guía francesa deja perplejos a algunos observadores locales contactados por la Agencia Fides: “ No hay solo actores locales en la tragedia de nuestro país. Sabemos, por ejemplo, que el gobierno de Kinshasa está apoyado por Francia, mientras que el de Ruanda está apoyado por los Estados Unidos. Los soldados europeos si quieren verdaderamente ayudar a devolver la paz deben estar por encima de toda facción. Si se crease una situación en la que fuesen considerados como aliados de alguna de las partes, serían atacados. El pueblo de Ituri quiere la paz y por tanto, acoge a quien se consagra con sinceridad a devolverla a este martirizado país. La gente pobre sabe muy bien cuales son las riquezas que se esconden bajo sus pies pero están dispuestos a venderlas a los extranjeros con tal de poder vivir en paz”.
En estos años de guerra se han alimentado odios profundos. Un niño de 7 años que vio el masacre de sus padres dijo: “hay que masacrar a todos los que pertenecen al grupo que mató a mi familia”. Se ha creado, pues, una cultura de violencia que afecta sobre todo a los más jóvenes. En Bunia el 70% de los jóvenes sabe usar las armas y la población está armada... aunque solo para autodefensa. “La Iglesia tiene la enorme labor de desarmar las conciencias y devolver la paz a los corazones de las personas” afirma un sacerdote local. (L.M.) (Agencia Fides 17/6/2003 Líneas: 52 Palabras: 749)


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