EUROPA/ITALIA - El Card. Bagnasco inauguró la Asamblea general de la CEI recordando el Sínodo para el África, durante el cual fueron pronunciadas “fuertes palabras que tal vez han tenido una débil acogida”, y “el dinamismo ad gentes” como “un dato esencial de toda nuestra pastoral”

martes, 10 noviembre 2009

Asís (Agencia Fides) – Con el recuerdo “del impactante anuncio” de siete jóvenes cristianos “horriblemente asesinados en Sudán meridional en una macabra parodia de la crucifixión” y del reciente Sínodo para el África, durante el cual fueron anunciadas “fuertes palabras que tal vez han tenido una débil acogida” se abrió el discurso inaugural del Card. Angelo Bagnasco, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana a la Asamblea general de la CEI, inaugurada en Asís en la tarde del lunes 9 de noviembre.
Refiriéndose al trágico episodio sucedido en Sudán, del cual se tuvo noticias durante los trabajos sinodales, el Card. Bagnasco resaltó que “demuestra una vez más la dramática situación de aquella región”. Además “el tipo de suplicio no puede no impresionar, a dos mil años de distancia de aquel incomparable padecimiento del Señor Jesús, víctima inocente por los pecados del mundo”. El Presidente de la CEI prosiguió: “Realmente también el nuestro es un tiempo de mártires, aunque a los pueblos de una libertad a veces desperdiciada pueda parecerles increíble o casi imposible. Sabemos además que cada año muchos obreros del Evangelio son llamados a sacrificar su vida”.
Luego, refiriéndose al Sínodo para el África, el Cardenal puso en evidencia las “no pocas enseñanzas” recibidas “en términos sea de una innegable frescura evangélica sea del ingenio de nuevos caminos, en particular sobre el tema de la reconciliación que fue uno de los polos temáticos del sínodo”. El Sínodo habría podido ser, para los ciudadanos y los países del norte del mundo, “la ocasión propicia para un desinteresado análisis de las propias responsabilidades” y efectivamente fueron pronunciadas “fuertes palabras” sobre “residuos espirituales tóxicos”, descargados de las regiones ricas de la tierra sobre aquellas pobres, sobre los conflictos armados causados a la codicia de las multinacionales, sobre un colonialismo aún vivo en el plano cultural y económico. “Palabras fuertes que tal vez han tenido una débil acogida, también por el recibimiento demasiado tímido que los medios internacionales tuvieron hacia esta reunión”, subrayó el Card. Bagnasco. “La fuerza extraordinaria de la mentalidad africana – prosiguió –es el ser, con su incontenible espiritualidad popular, su instintiva fe en Dios creador, su impresionante actitud religiosa, una constante provocación para todos los saciados del ‘mundo desarrollado’ “.
La falta de alimento continúa siendo el flagelo principal de África, remarcó el Cardenal, recordando la tarea expresada por el Papa a la clausura del Sínodo: “La Iglesia se compromete también a trabajar, con todos los medios disponibles, para que a ningún africano le falte el pan diario”. “Desde el punto de vista científico ya está establecido que el fenómeno del hambre no depende tanto de la escasez material de los recursos cuanto de factores sociales e institucionales, a los cuales es necesario aplicarse sin más vacilaciones” afirmó, recordando que en el arco de algunos decenios “se necesitará producir 70 por ciento más del alimento si no se quiere llegar a tener la despensa vacía cuando la población mundial se eleve - a mitad del siglo - a nueve mil millones de personas”.
El presidente de la CEI subrayó que Italia, dada su posición geográfica, está llamada a “dar un nuevo impulso a la propia tradicional apertura a los pueblos africanos, ayudándolos ante todo a promover su desarrollo interno, y también buscando las fórmulas más adecuadas para una alianza que sea capaz de honrar nuestra dignidad y la suya”. Para que “nuestros cristianos se sientan ciudadanos del mundo, corresponsables de la suerte de los demás”, pidió a los medios de comunicación de nuestra comunidad “continuar desarrollando un importante rol de informar y cuando sea necesario de contra-informar”, mientras, a nivel eclesial, “el dinamismo ad gentes permanecerá siendo un dato esencial de toda nuestra pastoral, una visión de Iglesia que trabaja siempre con los demás y nunca sin ellos. En suma, nos compete una misionalidad realmente más consciente de sí misma”. (SL) (Agencia Fides 10/11/2009 líneas 43, palabras 638)


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