AMÉRICA/MEXICO - Los Obispos mexicanos, preocupados por las amenazas y las intimidaciones a la casa del Migrante, a las personas que se alojan ahí y al personal que los atiende, se apelan a la autoridad del Estado

sábado, 7 noviembre 2009

Ciudad de México (Agencia Fides) – “Nos preocupan las noticias que recibimos estos últimos días de las constantes amenazas, intimidaciones y agresiones de que es objeto la Casa del Migrante, los migrantes que se alojan en el refugio y el personal que lo atiende, particularmente en ‘Belén, Posada del Migrante’, que se ubica en Saltillo. Por estos hechos hacemos un llamado a las autoridades del Estado de Coahuila para que en el ejercicio de sus responsabilidades investiguen sobre los ataques y amenazas, prevengan y procuren protección a los servicios y apoyos que se instrumentan a favor de los migrantes que transitan por nuestro país con el único afán de obtener una mejor calidad de vida”. Es cuanto escriben los Obispos mexicanos en un comunicado firmado por S.E.R. Mons. José Leopoldo González González, Obispo Auxiliar de Guadalajara y Secretario General de la Conferencia Episcopal Mexicana, después de las repetidas amenazas y agresiones que se han verificado recientemente contra la Casa del Migrante.
Los Obispos les piden a las autoridades “que adopten sin demora medidas efectivas de protección para garantizar la seguridad de quienes trabajan en Belén, Posada del Migrante y que se reconozca el trabajo tan importante de quienes brindan ayuda humanitaria a los migrantes”. Y afirman a continuación que “no se puede dejar de lado el maltrato que sufren estas personas, incluso familias enteras, por parte del crimen organizado que secuestra a los migrantes centroamericanos para extorsionar a sus familiares que residen en Estados Unidos o en México, y el abuso que reciben a veces de las autoridades federales, estatales y municipales, dejando delitos impunes que se cometen en territorio nacional”.
En la parte final del comunicado, el Secretario General de la Conferencia Episcopal recordó que “la Iglesia que actúa en nombre del mandamiento supremo de Jesucristo que consiste en amar a Dios y a nuestros hermanos, en especial a los más pobres y necesitados, recibe de su Santidad Benedicto XVI la siguiente indicación: ‘esta es la misión de la Iglesia y de todos los bautizados, una misión que con atenta solicitud pastoral se dirige también al variado universo de los emigrantes -estudiantes fuera de su país, inmigrantes, refugiados, prófugos, desplazados-, incluyendo los que son víctimas de las esclavitudes modernas, como por ejemplo en la trata de seres humanos’. Tenemos la responsabilidad de manifestar el amor que está condensado en el mensaje evangélico, y los auténticos discípulos de Cristo se reconocen por su amor mutuo y por acoger a todos”. El comunicado concluye invocando la intercesión de Santa María de Guadalupe, madre de los migrantes, a favor de las acciones que habrán de emprender las autoridades con el fin de “respetar y promover los derechos humanos de nuestros hermanos migrantes”. (CE) (Agencia Fides 7/11/2009 – líneas: 34, palabras: 486)


Compartir: