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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – El Relator general de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Arzobispo de Cape Coast ( Ghana), ha presentado a los Padres Sinodales su Relación antes de la discusión general, el lunes por la mañana, 5 de octubre. Sobre todo ha recordado la Primera Asamblea Especial para África del Sínodo, en el 1994, y las orientaciones que salieron. “con la promulgación de la Exhortación Apostólica Post-sinodal Ecclesia in África – ha dicho -, la Iglesia en África tuvo como nuevo impulso y nuevo lanzamiento para su vida y actividad en el continente como Iglesia misionera o sea Iglesia con una misión”. El Sínodo dio a la Iglesia en África un nuevo impulso basado en la esperanza en Cristo Resucitado, “como nuevo ímpetu para vivir su 'programa' y su misión evangelizadora”; un nuevo paradigma: la Iglesia como familia de Dios; un conjunto de prioridades pastorales: evangelización como Proclamación, Enculturación, Diálogo, Justicia y Paz…
El Card. Appiah Turkson ha dado una serie de datos sociales y eclesiales del continente, evidenciando entre otras, las señales de crecimiento excepcional de la Iglesia: el ascenso de miembros africanos de congregaciones misioneras a posiciones de poder y liderazgo; la búsqueda de autosuficiencia por parte de las iglesias locales; el crecimiento visible de las estructuras e instituciones eclesiásticas; el aumento de expertos y manager para el trabajo de búsqueda en el campo de la fe, de la misión, de la cultura y de la enculturación, de la historia, de la evangelización y de la catequesis. Entre los “duros desafíos” de la Iglesia en África hay que mencionar que es casi inexistente en grandes áreas al norte del ecuador; además de la fidelidad y el compromiso de algunos religiosos y miembros del clero en su vocación; la necesidad de evangelizar (o re-evangelizar); la pérdida de miembros que pasan a nuevos movimientos religiosos y sectas. “Los jóvenes católicos viajan al extranjero (Europa y América) y regresan no católicos, debido a que no se sintieron a gusto en las Iglesias de esos países”.
Después de haber realizado una panorámica sobre los diversos aspectos sociales, económicos y políticos del continente, el Card. Appiah Turkson ha subrayado que “si bien el continente y la Iglesia todavía no han salido de las dificultades, pueden alegrarse modestamente por sus éxitos y resultados positivos, y empezar a renunciar a las estereotipadas generalizaciones sobre sus conflictos, hambruna, corrupción y mal gobierno … La verdad es que África ha sido acusada durante demasiado tiempo por los medios de comunicación de todo lo que para la humanidad es repugnante; ha llegado el momento de ‘cambiar de marcha’ y de decir la verdad sobre África con amor, impulsando el desarrollo del continente que llevará al bienestar de todo el mundo”.
En la segunda parte de su relación, el Cardenal se ha detenido para ilustrar el paso de ser “Familia de Dios (evangelizadores) a siervos (ministros = diáconos) de la reconciliación, de la justicia y de la paz”. Refiriéndose ampliamente a las referencias bíblicas, ha observado además: “en una Iglesia que es una familia en comunión, la reconciliación no se convierte en un status o una acción sino un proceso dinámico, una tarea que emprender cada día, un objetivo que alcanzar, una tentativa continua de recomponer con el amor y la misericordia amistades interrumpidas, uniones fraternas, esperanza y confianza”.
Hablando por lo tanto del testimonio - que en Ecclesia en África Papa Juan Pablo II ha exaltado “como elemento esencial de la cooperación misionera” - para ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”, el Card. Appiah Turkson ha notado además que “el símbolo de la sal invita la Iglesia-familia de Dios en África a aceptar consumirse, disolverse, por la vida del continente y su pueblo” y la expresión de Jesús “Vosotros sois la luz del mundo” expresa la alta vocación de los discípulos: “una llamada a cumplir, en Cristo, la vocación de Israel en el antiguo Testamento de ser testigos de la luz del conocimiento de la Ley de Dios (Evangelio) y de su salvación en el mundo”. (SL) (Agencia Fides 6/10/2009)
