EUROPA/ITALIA - Mons. Crepaldi: “son también indispensables la paz y la estabilidad política y social” en África para que el desarrollo agrícola, económico y el humano en general puedan ser garantizados.

viernes, 25 septiembre 2009

Roma (Agencia Fides) - “África es para el catolicismo el reto del futuro próximo: o logramos difundir el Evangelio en este continente o sufriremos muchas más dificultades”, afirmó S. E. R. Mons. Giampaolo Crepaldi, nuevo Arzobispo de Trieste, quien antes fue Secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz, en el discurso de apertura de la jornada de estudio “por una revolución verde en África”, organizada por el Ateneo Pontificio “Regina Apostolorum” en Roma el 24 de septiembre último. “Debemos trabajar y amar este continente donde los problemas agrícolas, siempre relacionados con la vida de las personas y de los pueblos, presentan una serie de implicaciones éticas en el plano cultural y social, sobre las cuales la Iglesia tiene el deber de ofrecer sus principios y sus preciosas indicaciones para realizar siempre el bien común y el desarrollo integral del ser humano”.
El Prelado, reafirmando que a la “Iglesia no le competen los problemas de naturaleza estrictamente técnica sobre las diversas actividades relacionadas con el mundo agrícola”, subrayó que África es “el continente donde se encuentra el mayor porcentaje de población dedicada a la agricultura - en algunos países se llega incluso al 80% - y donde al mismo tiempo se encuentra el número más alto de personas que se encuentran en estado de desnutrición y subdesarrollo”. Lo paradójico de esta realidad se explica, según Mons. Crepaldi, “con el hecho de que África no ha podido beneficiarse de la así llamada revolución verde, como sucedió en Asia, a causa de una falta de desarrollo en la mecanización agrícola, en los sistemas de irrigación, del uso de los productos químicos como plaguicidas y fertilizantes, o del uso difundido de semillas seleccionadas y mejoradas”.
Recordando la encíclica de Benedicto XVI, Caritas in veritate, el relator resaltó la importancia fundamental de “afrontar el problema de la seguridad alimentaria en una perspectiva de largo plazo, eliminando las causas estructurales que lo provocan” (n. 27). Ciertamente no existen “soluciones únicas y simples - continuó - pero ayudaría mucho una adecuada infraestructura, transportes y escuelas”. El Arzobispo quiso también recordar otro grave problema de la realidad africana, especialmente del sur del Sahara: “también son indispensables la pacificación y la estabilidad política y social”. Los factores sociales y políticos son determinantes para que el desarrollo agrícola, el económico y el desarrollo humano en general, sean garantizados de alguna manera y respaldados por un contexto pacífico, reconciliado y estable, como indica el título del próximo Sínodo de los Obispos.
En la óptica de una deseable “revolución verde” también para el África, Mons. Crepaldi recordó que “la Iglesia ha siempre favorecido el trabajo, el conocimiento científico y las aplicaciones técnicas que generan desarrollo”. Ciertamente la tecnología no es “en sí misma ni buena ni mala”, depende según cómo se use y según con qué principios se aplique. Sobre la biotecnología vegetal, el Arzobispo quiso precisar la posición de la Iglesia, en referencia al hecho de que existen dos planos diversos: uno de la naturaleza y otro propio del ser humano. En efecto, “existen grupos de personas que, viendo algunos desastres ambientales y previendo otros mayores, se oponen tenazmente al desarrollo y aplicación de la biotecnología, no pocas veces influenciados por una cierta ideología antihumana; mientras por otra parte favorecen la manipulación de la persona humana a nivel embrionario en nombre de fines terapéuticos, o son ampliamente abiertos a prácticas como el aborto, etc.” y esto la Iglesia no lo puede aceptar. Es fundamental reconocer que “la biotecnología ha producido concretamente un gran desarrollo en muchos sectores y que, correctamente utilizada, podrá resolver muchas de los problemas sociales del mundo entero”. (M.T.) (Agencia Fides 25/9/2009; líneas 40, palabras 600)


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