VATICANO - El Papa en el Ángelus: “Jesús no ha venido a enseñarnos una filosofía, sino a mostrarnos un camino, es más, el camino que conduce a la vida. Este camino es el amor, que es la expresión de la fe verdadera”

lunes, 14 septiembre 2009

Castel Gandolfo (Agencia Fides) – Las dos “cuestiones cruciales” que pone la Palabra de Dios del Domingo XXIV del Tiempo Ordinario, 13 de setiembre, han sido resumidas por el Santo Padre Benedicto XVI, antes de recitar el Ángelus en el cortil del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, con dos interrogantes: “¿Quién es para ti Jesús de Nazaret?”; “¿Tu fe se traduce en obras o no?”. A la primera pregunta, subrayó el Papa hablando a los fieles, responde Pedro: “Tú eres el Cristo”, “es decir el Mesías, el consagrado por Dios mandado para salvar a su pueblo”. “Pedro y los demás apóstoles – explicó el Santo Padre –, a diferencia de la mayor parte de la gente, creen que Jesús no es sólo un gran maestro, o un profeta, sino mucho más. Tienen fe: creen que en Él está presente y obra Dios”. Sin embargo, cuando Jesús “anuncia abiertamente que deberá sufrir y ser asesinado, el mismo Pedro se opone a la perspectiva de sufrimiento y de muerte. Jesús entonces debe increparlo con fuerza, para hacerle entender que no basta creer que Él es Dios, sino que movidos por la caridad es necesario seguirlo por el mismo camino, el de la cruz. Jesús no ha venido a enseñarnos una filosofía, sino a mostrarnos un camino, es más, el camino que conduce a la vida. Este camino es el amor, que es la expresión de la fe verdadera”.
Citando luego la doctrina de Santiago, presentado en la segunda lectura de la Misa del día – “La fe, si no tiene obras, está muerta” (Stgo 2,17) – el Santo Padre prosiguió: “Si uno ama al prójimo con corazón puro y generoso, quiere decir que conoce verdaderamente a Dios. Si en cambio uno dice tener fe, pero no ama a los hermanos, no es un verdadero creyente. Dios no habita en él”. El Papa hizo referencia luego a San Juan Crisóstomo, quien comentando este pasaje de la Carta de Santiago, escribe: “Uno puede tener incluso una recta fe en el Padre y en el Hijo, así como en el Espíritu Santo, pero si no tiene una vida recta, su fe no le servirá para la salvación. Cuando leemos entonces en el Evangelio: ‘Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero’ (Jn 17,3), no pienses que este versículo baste para salvarnos: son necesarios una vida y un comportamiento purísimos”.
Antes de la oración mariana, el Santo Padre recordó las dos fiestas de los próximos días: el 14 de setiembre la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, y el día siguiente la Virgen Dolorosa. Invitó a aprender de la Virgen María, “quien creyó en la Palabra del Señor... a dar testimonio de nuestra fe con una vida de servicio humilde, listos a pagar personalmente para permanecer fieles al Evangelio de la caridad y de la verdad, ciertos de que nada de lo que hacemos irá perdido”. (S.L.) (Agencia Fides 14/9/2009; líneas 29, palabras 484)


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