VATICANO - El Mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso por el fin del Ramadán: “Cristianos y Musulmanes: juntos para vencer la pobreza”

viernes, 11 septiembre 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Con ocasión del final del mes del Ramadán (‘Id al-Fitr, 1430 A.H./2009 A.D.) el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso envió como siempre un mensaje de felicitación a los Musulmanes, firmado por el Presidente del Pontificio Consejo, el Card. Jean-Louis Tauran, y por el Secretario, el Arzobispo Mons. Pier Luigi Celata. El mensaje tiene como tema: “Cristianos y Musulmanes: juntos para vencer la pobreza”.
“La atención, la compasión y la ayuda que todos, hermanos y hermanas en la humanidad, podemos ofrecer a quien es pobre para darle de nuevo su lugar en la sociedad de los hombres, es una prueba viviente del Amor del Altísimo, ya que es el hombre en cuanto tal que Él nos llama a amar y ayudar, sin distinción de pertenencia”, se dice en el mensaje. Es recordado luego que “la pobreza humilla y genera sufrimientos intolerables, que están muchas veces al origen del aislamiento, de la ira, e incluso del odio y el deseo de venganza. Ello podría llevar a acciones de hostilidad con todos los medios disponibles, buscando justificarlos incluso con consideraciones de orden religioso... Es por esto que rechazar los fenómenos de extremismo y de violencia exige necesariamente la lucha contra la pobreza a través de la promoción de un desarrollo humano integral”.
El mensaje cita asimismo la Encíclica Caritas in Veritate, donde Benedicto XVI “saca a la luz, entre otras cosas, la necesidad de una ‘nueva síntesis humanista’ (n. 21) que, salvaguardando la apertura del hombre a Dios, lo coloque de nuevo al centro y al vértice de todo lo que existe en la tierra (cfr. n. 57)”. Cita además la homilía del Santo Padre del 1 de enero, Jornada Mundial de la Paz 2009, donde distinguía dos tipos de pobreza: una pobreza que debe ser combatida y una que debe ser abrazada. “La pobreza a combatir está ante los ojos de todos: el hambre, la falta de agua potable, la escasez de cuidados médicos y de viviendas adecuadas, la carencia de sistemas educativos y culturales, el analfabetismo, sin callar por otro lado la existencia de nuevas formas de pobreza… La pobreza a elegir es la que invita a llevar un estilo de vida sencillo y esencial, que evita el despilfarro, respeta el medio ambiente y todos los bienes de la Creación”.
El texto del mensaje subraya por otro lado que, por parte de los creyentes, la búsqueda de “soluciones justas y duraderas al flagelo de la pobreza significa también reflexionar sobre los graves problemas de nuestro tiempo y, cuando es posible, comprometerse juntos para encontrar una respuesta. Es necesario, en esto, que la referencia a los aspectos de la pobreza ligados a la globalización de nuestras sociedades revista un sentido espiritual y moral, porque compartimos la vocación a construir una sola familia humana”. El origen del complejo fenómeno de la pobreza se encuentra “en la falta de respeto de la dignidad innata de la persona humana, y nos llama a una solidaridad global, por ejemplo a través de la adopción de un ‘código ético común’”
Concluyendo se evidencia como un aspecto positivo que “en diversos lugares del mundo hemos pasado de la tolerancia al encuentro, a partir de una visión común y de preocupaciones compartidas”, y se expresa el deseo de que “el diálogo movilice las fuerzas vivas de cuantos están en camino hacia Dios” en cuanto “el pobre nos interpela, nos desafía, pero sobre todo nos invita a colaborar por una noble causa: ¡la de vencer su pobreza!”. (S.L.) (Agencia Fides 11/9/2009; líneas 38 palabras 584)


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