AMÉRICA/ESTADOS UNIDOS- El Arzobispo Migliore a la ONU: Transparencia de mercados financieros, ayuda inmediata para los países pobres y nuevas reglas para el comercio internacional sean las prioridades de la comunidad internacional

miércoles, 1 julio 2009

New York (Agencia Fides) – Transparencia del sistema financiero, integración en el sistema del comercio global de los países pobres, inversiones en seguridad alimenticia y gastos sociales, intervenciones económicas de breve término para aliviar condiciones de sufrimiento de mil millones de personas que sufren hambre mientras aumenta la pobreza en todo el planeta. Más aún: construir una economía sostenible que considere las fragilidades de los países en desarrollo, y sobre todo dar vida a una nueva escala de valores, en base a la cual en el centro de la actividad financiera no esté más la búsqueda desenfrenada de la ganancia sino la exigencia de reconocer los derechos de todos en base al principio del compartir las responsabilidades.
Son estos algunos puntos firmes de la Santa Sede frente a la gran crisis financiera que ha afectado al mundo y provocado un crecimiento de la pobreza y la diferencia entre países ricos y naciones pobres. Quien propone una visión crítica de la situación e indica al mismo tiempo propuestas positivas para salir de la actual fase económica global, es el Arzobispo Celestino Migliore, Observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas de Nueva York. Mons. Migliore intervino en los días pasados en la Conferencia sobre la crisis financiera y económica mundial y sobre su impacto sobre el desarrollo que se realizó en el Palacio de cristal.
“No debemos olvidar que son los pobres, tanto en los países desarrollados como en los que están en desarrollo, quienes más sufren y son menos capaces de defenderse del impacto de esta crisis”, recordó el Arzobispo, quien luego agregó: “La pérdida de puestos de trabajo en los primeros y la carencia de acceso a un empleo, alimento, asistencia sanitaria básica y estructuras educativas en los segundos, son una triste realidad cotidiana”.
El representante de la Santa Sede recordó algunos datos preocupantes: “Al final de los encuentros del Comité para el Desarrollo realizado a fines de abril, la Banca Mundial estimó que otros 55-90 millones de personas se encontrarán en una pobreza extrema en el 2009, especialmente mujeres y niños; al mismo tiempo se espera que este año el número de las personas que sufren crónicamente el hambre supere los mil millones. Además han disminuido también las perspectivas de vencer la pobreza dentro el 2015 mediante los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio”.
En virtud de una crisis tan grave, Mons. Migliore recordó que “las instituciones de la Iglesia en todo el mundo están aprovechando esta coyuntura para promover nuevas estructuras de solidaridad y para promover y alentar una nueva orientación de los sistemas financieros y económicos nacionales y globales hacia los principios de la justicia, de la solidaridad y de la subsidiariedad”. El Arzobispo explicó que la Santa Sede “dada la vulnerabilidad de tanto pobres en el mundo”, sostiene “propuestas para tutelarlos mediante medidas de estabilización a breve término, adoptando al mismo tiempo medidas a largo término para asegurar flujos financieros sostenibles y reducir las posibilidades de que se verifique una nueva crisis”.
En líneas generales la Santa Sede pide a la comunidad internacional concentrarse en una serie de medidas inmediatas y urgentes para frenar y poner un límite a los efectos de la crisis. “En términos de acción específica –dijo el Arzobispo a las Naciones Unidas- acogemos con placer los compromisos asumidos durante el vértice del G20 que se realizó en Londres en abril para disponer de más de mil millones de dólares como ayuda extra. Lamentablemente, solo una pequeña parte de tal ayuda ha sido destinada a los países en desarrollo más pobres. Por lo tanto, es fundamental destinar ayuda financiera adecuada a estos países, cuyas necesidades financieras deben ser atentamente monitoreadas. Es también importante que tal ayuda sea dada a condiciones mínimas por las IFI (Instituciones Financieras Internacionales)”.
La Santa Sede apoya además “las medidas dirigidas a reforzar la seguridad alimenticia, el apoyo a los gastos sociales y, en general, al gasto público que tenga por centro a las personas. Al respecto, apreciamos particularmente las propuestas para los necesarios recursos extras a ser destinados al Vulnerability Financing Framework de la Banca Mundial”. Mons. Migliore reafirmó “el principio de desarrollo financiero sostenible y asegurar un camino de desarrollo sostenido para los países en desarrollo”.
“Sobre las medidas para prevenir la reiteración de esta crisis en el futuro –explicó el Observador de la Santa Sede- apoyamos reglamentaciones prácticas y realizables para asegurar la transparencia global y el control, en todos sus niveles, del sistema financiero. Destacamos que en la base de la actual crisis económica existe una ideología que pone al individuo y los deseos individuales al centro de todas las decisiones económicas. La práctica de la economía ha reflejado este centro ideológico y ha tratado de cancelar los valores y la moralidad del debate económico en vez de tratar de integrar tales preocupaciones en la realización de un sistema financiero más eficaz y justo”. (Mtp) (Agencia Fides 1/7/2009; líneas 59, palabras 843)


Compartir: