VATICANO - El deseo expresado en la primera Conferencia Internacional sobre el rol de la mujer de “un nuevo feminismo, libre de lastres culturales, que sepa proponer un cristianismo del Sí a Dios”

lunes, 23 marzo 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Un nuevo feminismo, libre de lastres culturales, que sepa proponer un cristianismo del Sí a Dios; un nuevo feminismo hecho de amor por la vida, por la familia, por los otros; un feminismo regulado por la reina de las virtudes: la caridad”. Es el deseo expresado por el Cardenal Renato Raffaele Martino, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, al concluir la I Conferencia Internacional sobre el tema “Vida, familia y desarrollo: el papel de la mujer en la promoción de los derechos humanos”, que se desarrolló en Vaticano los días 20 y 21 de marzo, promovida por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, junto con la World Women’s Alliance for Life and Family (WWALF) y la World Union of Catholic Women’s Organizations (WUCWO).
El Santo Padre Benedicto XVI, en su Mensaje a los participantes, alabó el evento como una “ejemplar respuesta a la petición de Juan Pablo II de un ‘nuevo feminismo’, que tenga el poder de transformar la cultura, nutriéndola de un decisivo respeto por la vida”. En efecto, hoy en día, subrayó el Papa, vemos surgir nuevas maneras en que “se pone en riesgo la vida, particularmente en sus aspectos más vulnerables”. En ese sentido, Benedicto XVI recordó la novedad del Evangelio, el mensaje de alegría que “impulsa a los hombres y mujeres a gozar del amor esponsal. El Evangelio está muy lejos de ser un anuncio que sofoca al amor, sino que más bien lo hace saludable, fuerte y realmente libre”.
Esta primera Conferencia Internacional, que reunió a diversos expertos y representantes de organizaciones y asociaciones femeninas, fue también la primera fecha de la World Women’s Alliance for Life and Family (WWALF), red internacional de mujeres creada en el 2006, con sede en Roma. Las “aliadas por la vida” de 50 países de todos los continentes, tienen como objetivo la “promoción del ‘genio femenino’ en todos los ámbitos de la organización social”.
Luego de dos días de intervenciones y discusiones, el Cardenal Martino destacó la “sugestiva propuesta de Benedicto XVI de un cristianismo del Sí: Si a Dios, Padre de toda la humanidad y Creador del hombre y de la mujer a su imagen y semejanza; de un cristianismo del Sí a la vida, a la vida toda y a la vida de todos, siempre, sobre todo a aquella vida amenazada por la pobreza extrema, a aquella negada y desfigurada por la violencia y por la guerra, a aquella rechazada por el aborto y la eutanasia, a aquella manipulada arbitrariamente por las nuevas tecnologías, a aquella desconocida de las viejas y nuevas esclavitudes; de un cristianismo de la familia fundado en el matrimonio de amor, unitivo y fecundo, entre el hombre y la mujer, cuya diferencia sexual es reflejo de un Dios que es caridad creadora en la perfecta racionalidad del amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; un cristianismo del Sí a las mujeres y a su genio, capaz de embellecer el difícil camino de la humanidad en la perspectiva histórica y cultural; de un cristianismo del Sí a la confianza, para que, con realismo y sabiduría, sepa evangelizar con la esperanza de la que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo tienen tanta necesidad; un cristianismo del Sí a la vida, a la persona humana, a la solidaridad y al futuro”.
La modernidad de la así llamada emancipación femenina, definida por el Cardenal un “evento epocal”, requiere que el “nuevo feminismo sepa ejercitar un constante, paciente, inteligente y atento discernimiento cristiano para proteger lo bueno, combatir lo malo y orientar en lo incierto: un discernimiento cristiano, inspirado y guiado por un humanismo integral y solidario, firmemente dispuesto a abrir espacio a la civilización del amor”.
El Cardenal Martino citó también algunas distorsiones de la economía actual, las “disparidades económicas que, de manera escandalosa, caracterizan nuestro mundo. En este frente, en todos los niveles, nacionales e internacionales, se gasta una infinidad de palabras llenas de buenos propósitos, sin poder jamás llegar más allá. La batalla contra las nuevas pobrezas sólo será vencida partiendo desde la base, con iniciativas ejemplares, como el microfinanciamiento y el microcrédito, que tienen como grandes protagonistas a muchas mujeres del mundo”.
Si se debe, sin embargo, proponer una “línea estratégica para un nuevo feminismo alimentado por la fuerza liberadora del Evangelio —afirmó el Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz— entonces se necesita eliminar todos los lastres culturales —tanto aquellas típicas del subdesarrollo como las del super desarrollo— que constituyen un obstáculo para la dignidad integral de la mujer y de sus derechos fundamentales como persona, invirtiendo consistentemente en la mujer, por medio de la educación y de la formación”. No existen ámbitos en los que la fe cristiana no pueda decir su opinión. “Si la salvación de Dios no invierte en todos los planos, al final, es expulsada de todos los planos. Ello no significa que los pueda invadir, sino que su luz les garantiza su autonomía y libertad, colocándola en la verdad. No habrá ningún nuevo feminismo prescindiendo de Dios, sobre todos si no se descubre a Dios como Amor. (M.T.) (Agencia Fides 23/3/2009; líneas 60, palabras 878)


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