VATICANO - Benedicto XVI en Camerún (7) - El encuentro con el Consejo Especial del Sínodo para África: "África recibió una llamada especial para conocer a Cristo. Que los africanos se sientan orgullosos”

sábado, 21 marzo 2009

Yaundé (Agencia Fides) - El último encuentro antes de despedirse de Yaundé, el Santo Padre Benedicto XVI lo ha reservado a los miembros del Consejo Especial par el África del Sínodo de los Obispos, la tarde del 19 de marzo, en la Nunciatura apostólica. Después de haber agradecido a Mons. Nikola Eterovic, Secretario General del Sínodo de los Obispos, a los Cardenales, los Arzobispos y Obispos miembros del Consejo Especial para África, "por su experta colaboración a la redacción de los Lineamenti y del Instumentum laboris", el Papa ha dicho: " De este modo, habéis destacado el gran dinamismo de la Iglesia en África, pero también habéis evocado los desafíos que el Sínodo tendrá que examinar, para que el crecimiento de la Iglesia en África no sea solamente cuantitativo sino también cualitativo”.
Al inicio de su discurso, Benedicto XVI ha subrayado que “África ofreció al Hijo de Dios una tierra que lo ha alimentado y una protección eficaz. Por Jesús, hace dos mil años, Dios ha traído en persona la luz y la sal a África. Desde entonces, la semilla de su presencia es en el fondo de los corazones de este querido Continente y germina poco a poco más allá y a través de los avatares de la historia humana de vuestra tierra. África marcó una etapa importante en la Encarnación, el primer momento de la kénosis, porque acogió el abajamiento y el despojo del Hijo de Dios antes de volver a la Tierra Prometida. Gracias a la venida de Cristo, que la ha santificado con su presencia física, África recibió una llamada especial para conocer a Cristo. Que los africanos se sientan orgullosos”.
Luego el Papa ha recorrido algunos momentos significativos de la historia cristiana del Continente: el evangelista san Marcos “dio testimonio en África de la muerte en cruz del Hijo de Dios"; la Buena Nueva se difundió rápidamente en el Norte del Continente, dónde tuvo a ilustres mártires y santos y engendró insignes teólogos; "con la llegada de los europeos que buscaban la ruta de las Indias, en los siglos XV y XVI, las poblaciones subsaharianas encontraron a Cristo… En los siglos XIX y XX, el África subsahariana vio llegar misioneros, hombres y mujeres que provenían de todo el Occidente, de Latinoamérica y también de Asia. Quiero rendirles un homenaje por la generosidad de su respuesta incondicional a la llamada del Señor y por su ardiente celo apostólico”.
El Santo Padre se ha detenido después a hablar de los catequistas africanos, "compañeros inseparables de los misioneros en la evangelización". " Laicos con laicos, supieron encontrar en la lengua de sus padres las palabras de Dios que tocaron el corazón de sus hermanos. Supieron compartir el sabor de la sal de la Palabra y dar esplendor a la luz de los Sacramentos que anunciaban. Acompañaron a las familias en su crecimiento espiritual, alentaron las vocaciones sacerdotales y religiosas, y sirvieron de enlace entre sus comunidades y los sacerdotes y los obispos. Con toda naturalidad, llevaron a cabo una inculturación eficaz, que produjo excelentes frutos … Son africanos que han evangelizado a africanos". Entre los numerosos Santos de esta tierra, el Pontífice ha recordado a los Mártires de Uganda, los grandes misioneros Anna Maria Javouhey y Daniele Comboni, y luego Sor Anuarite Nengapeta, el catequista Isidoro Bakanja y la humilde Josefina Bakhita.
En el momento histórico marcado de la independencia hallada y por el Concilio Vaticano II, la Iglesia en África ha acompañado la construcción de las nuevas identidades nacionales y, paralelamente, “ha intentado traducir la identidad de Cristo siguiendo sus propios caminos". Mientras la Jerarquía se fue poco a poco africanizando, empezó a también desarrollarse la reflexión teológica. "Sería bueno - ha subrayado el Papa - que vuestros teólogos siguieran hoy explorando la hondura del misterio trinitario y su significado para el día a día africano… La Primera Asamblea Especial del Sínodo de Obispos permitió señalar las líneas a seguir y puso de relieve, entre otras, la necesidad de ahondar y encarnar el misterio de una Iglesia-Familia”.
Refiriéndose a continuación al tema específico de la Segunda Asamblea Especial para el África del Sínodo de los Obispos, relativo a la reconciliación, a la justicia y a la paz, el Papa ha subrayado que “para llevar a cabo adecuadamente su misión, la Iglesia debe ser una comunidad de personas reconciliadas con Dios y entre ellas". África ha sido y todavía es "triste escenario de graves tragedias que reclaman una verdadera reconciliación entre los pueblos, las etnias y los hombres. … si es verdad que en Jesucristo formamos parte de la misma familia y compartimos la misma vida, puesto que por nuestras venas circula la misma Sangre de Cristo, que nos convierte en hijos de Dios, miembros de la Familia de Dios, no deberían existir más odios, injusticias y guerras entre hermanos”.
Respecto al tema de la pobreza, Benedicto XVI ha dicho: " La Iglesia-Familia de Dios que vive en África, ha hecho una opción preferencial por los pobres desde la Primera Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos. Manifiesta así que la situación de deshumanización y de opresión que aflige a los pueblos africanos no es irreversible; por el contrario, pone a cada uno ante a un desafío, el de la conversión, la santidad y la integridad”.
Recordando la reciente XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el Pontífice ha subrayado que Jesús, el Hijo de Dios, la Palabra hecha carne, "es el fundamento de toda vida. Así pues, se han de valorar las tradiciones africanas a partir de esa Palabra, corrigiendo y perfeccionando su concepto de la vida, del hombre y de la familia". Por tanto "es urgente que las comunidades cristianas sean, cada vez más, lugares de escucha profunda de la Palabra de Dios y de lectura meditativa de la Sagrada Escritura … Por lo que se refiere a la Eucaristía, ésta hace realmente presente en la historia al Señor. Por su Cuerpo y su Sangre, Cristo entero se hace sustancialmente presente en nuestras vidas … En la Eucaristía se manifiesta claramente que la vida es una relación de comunión con Dios, con nuestros hermanos y nuestras hermanas, y con toda la creación. La Eucaristía es fuente de unidad reconciliada en la paz”.
Benedicto XVI ha concluido su discurso, antes de recitar junto a todos los presentes la oración mariana que está al final del Instumentum laboris, con este llamamiento: " Con la fuerza del Espíritu Santo, dirijo a todos este llamamiento: «Dejaos reconciliar» (2 Co 5,20). Ninguna diferencia étnica o cultural, de raza, sexo o religión, ha de ser para vosotros motivo de enfrentamiento. Todos sois hijos del único Dios, nuestro Padre, que está en los cielos. Con esta convicción será posible construir una África más justa y pacífica, a la altura de las esperanzas legítimas de todos sus hijos”. (S.L) (Agencia Fides 21/3/2009)


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