AFRICA - La crisis económica en África: los objetivos alcanzados en los años pasados ahora están en riesgo, preocupación por el alto costo de vidas humanas, potencial riesgo de amenazas a la paz y a la estabilidad

lunes, 16 marzo 2009

Dar-es-Salaam (Agencia Fides) - “La crisis económica mundial habiendo tenido origen en los mercados de países con economía avanzada, ha llevado sus consecuencias negativas a las economías de los países en vías de desarrollo. Por esto afirmamos que tal crisis exige una fuerte partnership entre todos los países, ricos y pobres”. Así, con una velada pero clara acusación a los países ricos y una fuerte exhortación para que “continúen los esfuerzos por sostener al África mediante ayuda, comercio y asistencia técnica”, se concluyó la Conferencia internacional sobre los impactos en África de la crisis mundial, realizada en Dar-es-Salaam, Tanzania, el 10 y 11 de marzo. Participaron los gobierno y ministros africanos junto al Fondo Monetario Internacional (IFM).
Las economías africanas están afrontando un fuerte desafío porque los objetivos alcanzados en las décadas pasadas, un robusto crecimiento económico, estabilidad macroeconómica, un progreso en la reducción de la pobreza en varios países africanos, están ahora en riesgo. Por esto los gobiernos, ministros, el sector privado y representantes de la sociedad civil del continente africano, junto a dirigentes del Fondo Monetario Internacional, se reunieron para discutir y promover una acción común.
“Compartimos –se lee en la declaración final- la profunda preocupación por el alto costo de vidas humanas que esta crisis traerá, junto a un potencial riesgo de amenazar la paz y la estabilidad” de sociedades y economías aún tan frágiles.
Los gobiernos y ministros africanos han decidido por ellos 6 áreas de intervención para reforzar el partnership entre África y el FMI, para afrontar del mejor modo posible esta crisis, que ya derivado en un bloque del crecimiento económico de todo el continente. Según los participantes es necesario, sobre todo, un “incremento del seguimiento del FMI a las políticas de todos sus miembros en un espíritu de equidad e igualdad”, con una clara referencia al diverso peso que es dado a los controles y a la fidelidad de los parámetros macro económicos de los miembros. No es por nada que la crisis se ha dado también por un ‘ligero’ control sobre sistemas financiero de los mercados occidentales.
Se pide “expandir las oportunidades y la accesibilidad a los instrumentos del FMI para países pobres” y “consolidar el proceso de reducción de la deuda externa adecuándola a un cuadro que pueda dar nuevas oportunidades y financiamientos a los países africanos” en modo que los resultados alcanzados no se pierdan.
Otra delicada y urgente exhortación se refiere a la necesidad de “acelerar las reformas del FMI para reforzar la voz del África en todos sus niveles”. La voz de los pobres merita más atención, respeto y peso al interior de las sedes decisionales y de consultación de la organización. Al mismo tiempo se reconoce que África necesita de la “competencia, de la experiencia y de la asistencia técnica” del FMI para poder afrontar los desafíos actuales. Además se pidió “reforzar el rol del FMI para que pueda influenciar mayormente en las políticas públicas y los financiamientos privados para sostener las necesidades de las infraestructuras africanas”, tan carentes.
El continente africano, al mismo tiempo, se compromete en hacer su parte, para “continuar reforzando las políticas para robustecer la economía, garantizar una ‘good governance’, y hacer ulteriores esfuerzos para crear el mejor contexto para atraer inversiones extranjeras”.
Los miembros africanos pidieron una vez más al FMI incrementar su apoyo al África con mayores financiaciones y mayor flexibilidad. No podrá haber un ulterior desarrollo o al menos una contención de los efectos negativos de la crisis sobre el África sin el apoyo de las grandes instituciones internacionales para ‘compensar’ aquellas fragilidades estructurales que aún no son superadas o lo han sido hace poco tiempo y por lo tanto son aún débiles e inciertas, sobre todo en los países sub saharianos a excepción de Sudáfrica.
Para que las declaraciones no se queden en el papel, los miembros africanos y los del FMI se han comprometido en “evaluar cada seis meses el ‘status’ de las afirmaciones finales en grupo”, constituido entre el FMI y los países africanos. (M.T.) (Agencia Fides 16/3/2009; líneas 51, palabras 703)


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