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Dacca (Agencia Fides) – La misión es mantenida por la contemplación: la Iglesia en Bangladesh se moviliza por los pobres, se compromete en obras sociales, en la ayuda a los marginados y enfermos, en la instrucción y en el desarrollo socio económico de los que más sufren. Junto a la solidaridad está presente la oración incesante: el monasterio de las religiosas Clarisas en Dinajpur es un oasis de espiritualidad que ora e invoca la bendición de Dios sobre la nación. Algunos podrían preguntarse “porque las religiosas están ahí para rezar mientras podrían ayudar a la gente en modo concreto en un país tan pobre”, dice P. Vincenzo Macera, sacerdote de la diócesis de Latina, empeñado en proyectos misioneros en Bangladesh, quien visitó recientemente el monasterio.
“Es esencial –continúa- que haya una comunidad monástica de clausura, que apoye la acción de los misioneros, y estando frente al Señor, viviendo para Él, nos recuerden que la fuente de toda acción es el Señor y que, para convertir el corazón, es necesario que el Señor intervenga”.
Lo mismo afirma Madre Teresa de Calcuta, que pide a sus hermanas permanecer en oración y adoración por lo menos cuatro horas y media al día, porque “el único modo para servir a los pobres y amarlos es estar en frecuente oración frente a Él: de otro modo no servimos a los pobres, sino que nos servimos de ellos”, explica don Vincenzo. Además, “en medio a tanta pobreza material, está también la pobreza del corazón, debida a la fragilidad humana: ¿Dónde encontrar la forma para cambiar el corazón? Solo Dios cambia el corazón, recordaba con frecuencia P. Luigi Pinos, misionero en Bangladesh por muchos años”.
Las religiosas de clausura son personas donadas a la oración: “Se han entregado a vivir por Cristo, escondidas en Él, donadas por la Iglesia que crece: son como raíces que nutren a la planta. Las raíces no se ven, pero sin ellas la planta muere”. Por este motivo la Iglesia ha proclamado protectora de las misiones a S. Teresa del Niño Jesús, doctora de la Iglesia, una joven carmelita que vivió en su convento en Lisieux donando a Dios sus oraciones y sus sufrimientos para apoyar a los misioneros.
En el monasterio de Dinajpur, inaugurado en el 2008 (ver Fides 26/6/2008), viven 11 religiosas de Santa Clara. La estructura ha sido terminada, pero falta aún un muro, y por ello se espera la llegada de benefactores y donaciones para completar los trabajos. En el monasterio habrá un Centro Eucarístico permanente, con la exposición del Santísimo Sacramento y la adoración perpetua: este será para todos los fieles de la diócesis un punto de referencia. (PA) (Agencia Fides 26/2/2009; líneas 32, palabras 455)
