VATICANO - Crisis económica: Santa Sede, alarma por las consecuencias de la recesión en los países pobres y en la infancia, es necesario dar bases éticas a las actividades económicas y financieras

miércoles, 25 febrero 2009

Ginebra (Agencia Fides) - La grave crisis económica que está teniendo repercusiones a nivel mundial golpea de manera particular a los países en vías de desarrollo y constituye un ulterior obstáculo a los Objetivos del Milenio establecidos por las Naciones Unidas para combatir la pobreza. Además, los niños son los sujetos mayormente expuestos a las consecuencias del terremoto financiero y por lo tanto es necesario, según las enseñanzas de Benedicto XVI, darle una fuerte base ética a las actividades económicas y financieras.
Ha sido Mons. Silvano Tomasi, Observador permanente de la Sante Sede ante la ONU en Ginebra, a ilustrar las consecuencias del difícil momento económico por el que estamos atravesando. El Arzobispo habló hace unos días durante la sesión especial del Consejo para los derechos del hombre sobre la crisis económica mundial. Entre otras cosas, Mons. Tomasi llamó la atención sobre los riesgos que se derivan para la democracia y para los derechos del hombre del perdurar de la crisis en muchas regiones del mundo: “Con demasiad frecuencia, los periodos de grave dificultad económica se han caracterizado por el aumento del poder de gobiernos con una dudoso compromiso democrático”. “La Santa Sede – agregó Mons. Tomasi – reza para que pueda evitarse este tipo de consecuencias en la crisis actual, pues provocaría una seria amenaza para la difusión de los derechos humanos fundamentales por los que ha luchado tan tenazmente esta institución”.
Los riesgos para la democracia y los derechos humanos son, según el arzobispo, “otra consecuencia de la crisis económica global que podría ser particularmente relevante para el mandato de las Naciones Unidas”. El Observador de la Santa Sede expresó su deseo de que puedan ser vencidas las consecuencias más devastadoras de la crisis actual, ya que amenaza seriamente el logro de los Objetivos del Milenio contra la pobreza, con consecuencias dramáticas, en particular, para los niños. Los derechos humanos de innumerables personas, afirmó, se encuentran ya comprometidos, incluso el derecho a la alimentación, al agua, a la salud y a un trabajo digno.
“Los últimos cincuenta años han sido testigos de algunos de los grandes logros en la reducción de la pobreza. Señor presidente, estos logros se ven hoy amenazados y se necesita una actitud coherente para preservarlos a través de un renovado sentido de solidaridad, especialmente con los segmentos de población y con los países más afectados por la crisis”. “Sin embargo – afirmó Mons. Tomasi–, se podrían repetir antiguos y recientes errores si no se emprende una acción internacional concertada orientada a promover y tutelar todos los derechos humanos y, si las actividades financieras y económicas directas no se enmarcan en un camino ético que pueda anteponer las personas, su productividad y sus derechos a la avidez que puede resultar de la fijación por las ganancias”.
En relación a los orígenes de la actual crisis económica y financiera, el arzobispo Tomasi declaró que: “La crisis fue causada, en parte, por el problemático comportamiento de algunos de los agentes del sistema financiero y económico, incluyendo a administradores de bancos y a aquellos que deberían haber sido más diligentes en aplicar los sistemas de control y rendimiento de cuentas; por este motivo, tienen una gran responsabilidad en los actuales problemas. Las causas de la crisis, sin embargo, son más profundas”. “La crisis actual –había explicado antes el arzobispo – tiene dimensiones económicas, jurídicas y culturales. La actividad financiera no puede reducirse a sacar ganancias fáciles, debe incluir la promoción del bien común entre quienes ofrecen préstamos, entre quienes reciben los préstamos, y entre quienes trabajan”. “La ausencia de un fundamento ético –agregó – ha contagiado la crisis a todos los países de baja, media y alta renta”. Citando a Benedicto XVI, Mons. Tomasi hizo presente que “la delegación de la Santa Sede exhorta a prestar una nueva ‘atención a la necesidad de una actitud ética para la creación de colaboraciones positivas entre los mercados, la sociedad civil y los Estados’”
Entre los sorprendentes datos difundidos en estos días están aquellos referidos, siempre en Ginebra, por la Organización internacional del trabajo para quién en todo el mundo, desde agosto del 2007, el sector financiero ha registrado una pérdida de 325,000 puestos de trabajo. Casi el cuarenta por ciento de estos, unos 130,000 trabajadores, han sido anunciados entre octubre del 2008 y el 12 de febrero del 2009. La crisis se siente no sólo en el sector industrial o de las manufacturas clásicas, sino en los sectores de la sociedad tradicionalmente más débiles, como el de los trabajadores precarios o inmigrantes. También en el ámbito financiero estamos asistiendo a una caía vertiginosa de la ocupación. Particularmente afectados han resultado los principales mercados financieros como Londres o New York. En todo el mundo más de 20 millones de personas que trabajan en dicho sector hoy ven en riesgo su futuro. (Mtp) (Agenzia Fides 25/2/2009 líneas 61; palabras 827)


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