VATICANO - Benedicto XVI a la Pontificia Academia para la Vida: "cada discriminación ejercida de cualquier poder respecto a personas, pueblos o etnias sobre la base de diferencias atribuibles a reales o presuntos factores genéticos es un atentado contra la entera humanidad"

lunes, 23 febrero 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Todo ser humano es mucho más que una singular combinación de informaciones genéticas que le son transmitidas por los padres. La generación de hombre no podrá ser nunca ser reducida a una mera reproducción de un nuevo individuo de la especie humana, tal como ocurre con cualquier animal. Cada vez que aparece en el mundo una persona es siempre una nueva creación. Si se quiere entrar en el misterio de la vida humana, es necesario, por lo tanto, que ninguna ciencia se aísle, pretendiendo poseer la última palabra". Lo ha recordado el Santo Padre Benedicto XVI al recibir en audiencia, el 21 de febrero, a los participantes en el Congreso Científico Internacional "Las nuevas fronteras de la genética y el riesgo de la eugenesia" promovido por la Pontificia Academia para la Vida con ocasión de su XV Asamblea General.
En su discurso el Papa ha recordado que desde mediados del ochocientos, cuando el abad agustino Gregorio Mendel descubrió las leyes de la herencia de los caracteres, "esta ciencia ha realizado realmente pasos de gigante en la comprensión de ese lenguaje que está en la base de la información biológica y que determina el desarrollo de un ser viviente… Estos conocimientos, fruto del ingenio y de la fatiga de innumerables estudiosos, permiten llegar más fácilmente no sólo a un más eficaz y precoz diagnóstico de las enfermedades genéticas, sino también a producir terapias destinadas a aliviar los sufrimientos de los enfermos y, en algunos casos, hasta devolverles la esperanza de recobrar la salud".
A continuación el Sumo Pontífice ha subrayado "la fatiga del investigador" en estos complejos ámbitos de la ciencia, que requiere la colaboración entre las diferentes ciencias: "Esta complementariedad permite evitar el riesgo de un difuso reduccionismo genético, propenso a identificar a la persona exclusivamente en referencia a la información genética y a sus interacciones con el entorno". El Papa ha recordado después que "el hombre será siempre mucho mayor que todo lo que forma su cuerpo; él, en efecto, lleva consigo la fuerza del pensamiento, que tiende siempre a la verdad sobre si y sobre el mundo".
Centrándose en el tema del Congreso, Benedicto XVI ha destacado los riesgos de la eugenesia: "La desaprobación de la eugenesia utilizada con la violencia de un régimen de estado o bien fruto del odio hacia un estirpe o una población, está tan arraigada en las conciencias que ha encontrado expresión formal en la Declaración universal de los derechos al hombre. A pesar de esta, continúan apareciendo hoy en día manifestaciones preocupantes de esta práctica odiosa, que se presenta con rasgos diferentes… se insinúa una nueva mentalidad que tiende a justificar una consideración diferente de la vida y de la dignidad personal fundada en el propio deseo y en el derecho individual. Se tiende, pues, a privilegiar las capacidades operativas, la eficiencia, la perfección y la belleza física en detrimento de otras dimensiones de la existencia que no se consideran dignas. Se debilita así el respeto que es debido a todo ser humano, aún cuando tenga de un defecto en su desarrollo o una enfermedad genética que podrá manifestarse a lo largo de su vida, y vienen penalizados desde su concepción los hijos cuya vida se juzga no digna de ser vivida".
El Papa ha recordado con fuerza que "toda discriminación ejercida por cualquier poder contra personas, pueblos o etnias en base a diferencias atribuibles a reales o presuntos factores genéticos es un atentado contra toda la humanidad. Lo que se debe reafirmar con fuerza es la igual dignidad de todo ser humano por el hecho mismo de haber venido a la vida. El desarrollo biológico, psíquico, cultural o el estado de salud no pueden convertirse nunca en un elemento discriminante. Es necesario, por el contrario, consolidar la cultura de la acogida y del amor que testimonian concretamente la solidaridad hacia quien sufre, derribando las barreras que la sociedad erige a menudo discriminando a quien es minusválido o sufre una patología , o peor llegando a la selección y al rechazo de la vida en nombre de un concepto abstracto de salud y perfección física. Si el hombre es reducido a objeto de manipulación experimental desde los primeros estadios de su desarrollo, eso significa que loas biotecnologías médicas se rinden al albedrío del más fuerte". (S.L) (Agencia Fides 23/2/2009)


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