AMÉRICA/ESTADOS UNIDOS - Tráfico de seres humanos: las mujeres son las más explotadas por la prostitución (79%), en África las primeras víctimas son los niños, con cifras inciertas en lo concerniente al trabajo forzado

martes, 17 febrero 2009

Roma (Agencia Fides) – La explotación sexual y el trabajo forzado constituyen las formas más difundidas de la trata de seres humanos, según lo evidenciado por el primer Reporte global sobre la trata de blancas, presentado recientemente por la UNODC, la oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el crimen. Las víctimas principales de esta esclavitud moderna son, una vez más, las mujeres y los niños. La trata de blancas con fines de prostitución cubre el 79% del entero fenómeno del tráfico de seres humanos e involucra a muchachas cada vez más jóvenes. Es alarmante ver que en el 30% de los países este delito es cometido precisamente por las mujeres, que frecuentemente son vistas también como víctimas. El porcentaje de condenas judiciales de mujeres por tráfico de seres humanos –dato particularmente significativo– en los países del este de Europa y Asia central es del 60%.
Los datos relativos al trabajo forzado –segunda forma más difundida de trata de seres humanos– indican un porcentaje de 18% del total. Sin embargo –según la relación– la incidencia del fenómeno queda impune a causa de la falta de denuncia y por el hecho de que es una actividad que no se ejercita a la luz del sol, sino en lugares ocultos, laboratorios clandestinos, lejos de ojos indiscretos. En líneas generales el número de sentencias contra los traficantes de seres humanos está aumentando, pero sólo en algunos estados. En la mayor parte de los otros estados el porcentaje de sentencias raramente excede el 1.5 de cada 100 mil personas. Este número es inferior al que se registra por crímenes particularmente raros, como los secuestros de personas en Europa Occidental. Cómo víctimas de las diversas formas de explotación, como la prostitución, la esclavitud, la industria de la pornografía, los niños constituyen el 20% en la trata de seres humanos. Pero en muchos países africanos el porcentaje sube vertiginosamente de manera que las víctimas infantiles ocupan el primer lugar.
Basado en datos de 155 naciones, el informe de las Naciones Unidas, arroja luces sobre la complejidad de los modernos mercados de la esclavitud. Entre las graves carencias que se observan al momento de afrontar el problema está la falta de colaboración –frecuentemente el obstruccionismo– de muchos gobiernos que de esta manera impiden el monitoreo de dichos crímenes de manera más detenida y más documentada. En efecto, no obstante el Protocolo de las Naciones Unidas contra el Tráfico de Seres Humanos –principal acuerdo internacional en materia, en vigor desde el 2003– muestra que el número de los Estados que han aplicado el Protocolo se ha duplicado, aún existen naciones, particularmente en África, que carecen de los instrumentos jurídicos necesarios o en todo caso de la voluntad de actuarlos. Muchos gobiernos siguen negando hoy en día la existencia de este fenómeno o son negligentes en su prosecución penal. El número de sentencia contra los traficantes de seres humanos aumenta solamente en algunos estados. El informe evidencia que en el bienio 2007-2008, dos naciones de cada cinco (el 20% del mundo) no ha tenido ninguna sentencia en esta materia.
Por su parte la Santa Sede ha multiplicado las intervenciones de denuncia a nivel internacional de toda forma de tráfico y de explotación de seres humanos. En muchas naciones del mundo las agencias católicas, las congregaciones misioneras y las Iglesias locales están comprometidas en primera línea en la defensa de los niños, de las mujeres y de los trabajadores explotados.
“El tráfico de seres humanos es un fenómenos social pluridimensional de miseria, pobreza, avidez, corrupción, injusticia y opresión”, afirmó el Arzobispo Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados el pasado 4 de diciembre en su intervención en el XVI Consejo Ministerial de la OSCE (organización para la seguridad y cooperación en Europa) en Helsinki, Finlandia. “Las causas de este fenómeno –agregó el representante de la Santa Sede- incluyen factores económicos como el desequilibrio entre los niveles de bienestar rural y urbano y el desesperado deseo de huir de la pobreza. Contribuyen también factores jurídicos y políticos como la ausencia de legislación y la ignorancia de los padres y de las víctimas de los derechos propios defendidos por la ley”. “Hay otro aspecto que debe ser reconocido y afrontado en modo colectivo –continuó el Arzobispo- si se quiere contrastar en modo eficaz esta aberrante explotación humana. Me refiero a la banalización de la sexualidad en los medios de comunicación social y en la industria del entretenimiento que alimenta el declino de los valores morales y conduce al degrado de hombres y mujeres, así como al abuso de menores”. (Mtp) (Agencia Fides 17/2/2009; líneas 53, palabras 761)


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