MISIÓN Y MIGRACIÓN - EUROPA/ALEMANIA - “La comunidad, el barrio turco y la jubilada italiana - miedos y esperanzas” (correspondencia desde Alemania de Luca de Mata - 11)

lunes, 5 enero 2009

Alemania (Agencia Fides) – Estoy en Alemania. ¿dónde? No tiene importancia. Es una de las grandes ciudades alemanas, de esas que han conocido el comunismo y han crecido gracias al trabajo de tantos emigrantes. Es verano. Mañana será el encuentro de futbol entre Turquia y Alemania. Hay banderas inmesas por todas partes. Más numerosas allí donde la mayoría son emigrantes turcos. Grandes las turcas. Grandes las alemanas. El viento ondea por ambos equipos hinchándolas y dando un sentido de fiesta a un tarde bochornosa. Tengo una cita con dos señoras italianas que ahora son y se sienten parte de esta nación. Terminada la II Guerra Mundial, arrastrando enormes maletas de cartón atadas con cuerda, vinieron aquí junto a sus padres. Alemania estaba recuperándose y necesitaba trabajadores. Todas y dos jóvenes iniciaron limpiando letrinas y pasillos. Aprendieron la lengua. Conocieron a dos paisanos y se casaron. Ahora son viudas. Jubiladas. Los hijos tienen todos un buen empleo. No los he conocido sino por medio de unas fotos que me han enseñado. Una de las dos, la más joven me saluda inmediatamente después de mi entrada. Sólo más tarde he entendido que no quería conceder entrevistas. No dejan de acudir a ninguna cita con el Señor. No son mujeres de hace un siglo, pero bien conscientes de lo que las circunda. Ningún prejuicio o resentimiento. Mientras iniciamos a hablar y uno sale de la puerta de casa suena el teléfono. La señora italiana va a contestar. Habla en alemán. Quien me ha acompañado me refiere que es el hijo quien ha llamado. Añade en voz baja: "no te concederá ninguna entrevista y nos pedirá que estemos aqui el menos tiempo posible" - Así es. Tiene miedo. Pero ¿de qué? Le garantizo el anonimato, les garantizo que no haremos ningún referencia a lugares o situaciones que sean atribuibles a Su persona. Es inamovible. “podemos hablar de todo, pero no de mi condición de emigrante hoy". Luego añade:" Aquí las cosas han cambiado. En este barrio no había diferencias. Religión. Raza. Lengua. Nos ayudamos como podiamos. Ahora me siento alemana y ya basta. En esta casa he criado a mis hijos. En este barrio he paseado junto a mi marido. En estas calles he construido mi vida. En el sillón en el que Vd. está sentado he llorado y estrechado de alegría a mis hijos. Yo de aquí no me muevo. Aquí quiero morir" - Ahora comienzo a entender, y me vienen de nuevo las advertencias de preocupación de quien me acompaña. Esta mujer que probablemente ha sacrificado toda su vida, ahora está amenazada por algún extremista que quiere todo el barrio para ellos. En voz baja, casi como si tuviera miedo de ser escuchada: “He tenido la sensación de que me amenazaban. Estoy rodeada de gestos y humores de mis vecinos que hasta ayer me eran desconocidos. Antes me sentía una ‘extraña porque era emigrante, hoy hay otros emigrantes que hacen que me sienta extraña. Pienso y razono en alemán, cuando estoy en Italia tengo una sola idea: volver aquí. Ésta es mi casa. Lo siento, aunque antes quería hacer una entrevista, ahora he decidido, por consejo de mis hijos, no conceder ninguna entrevista. Le respondo: "no se preocupe, pero ¿por qué no vive con los hijos?". Se queda en silencio. "En este barrio una vez eramos todos una familia: la de los emigrantes. Hoy ya no es así. Los jóvenes se van fuera. Sólo quedamos nosotros los ancianos legados a un pasado en el que todos convivimos siendo pobres, pero amigos. Ya no se siente esta amistad. Y así mi hijo siempre me dice - Mamá sal fuera , pero yo me quedaré aquí, y le pido que no me hagar decir nada más" Bajo en silencio las escaleras con mi acompañante. Él es un hombre inteligente. Y diácono. En el coche le preguntó: "Pero ¿por qué me has llevado a ver a esta señora?" mientras dirijo la pregunta miro por la ventanilla. No encuentro miradas amigas entre las personas que nos observan subir y alejarnos. Ahora me es muchos más claro lo que sucede en este barrio de inmigrantes italianos y turcos, Cristianos y Musulmánes. Aquí se ha infiltrado la parcialidad del extremismo. La pobre jubilada con las manos marcadas por años de trabajos humildes y fuertes ha dejado de ser una amiga y tiene miedo. Esta entrevista no lo tendré nunca. (Alemania, Luca de Mata) (Agencia Fides 5/1/2009)


Compartir: