VATICANO - El Papa a once nuevos Embajadores: “La paz no implica solamente el estado político o militar de no-conflicto, sino que hace referencia también en su conjunto a la totalidad de las condiciones que permiten la concordia entre todos y el desarrollo personal de cada uno”

viernes, 19 diciembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – La mañana del jueves 18 de diciembre, el Santo Padre Benedicto XVI recibió en audiencia a once nuevos Embajadores ante la Santa Sede con ocasión de la presentación de las Cartas Credenciales. Los países representados fueron: Malawi, Suecia, Sierra Leona, Islandia, Granducado de Luxemburgo, República de Madagascar, Belice, Túnez, República de Kazajstán, Reino de Bahrein y República de Fiji.
“La diversidad de vuestros lugares de proveniencia me permite dar gracias a Dios por su amor creador y por la multiplicidad de sus dones, que no dejan de causar maravilla en los hombres – dijo el Santo Padre en su discurso –. A veces la diversidad puede dar miedo, por esto no sorprende constatar que muchas veces el hombre prefiere la monotonía de la uniformidad. Sistemas político-económicos que tenían una matriz pagana o religiosa o que se declaraban tales han afligido a la humanidad durante demasiado tiempo y han tratado de uniformarla con demagogia y violencia. Han reducido y, lamentablemente, reducen aún al hombre a una esclavitud indigna al servicio de una ideología única o de una economía inhumana y pseudocientífica. Todos sabemos que no existe un modelo político único como un ideal que se debe realizar en modo absoluto, y que la filosofía política se desarrolla en el tiempo y en su expresión con el afinarse de la inteligencia humana y las lecciones sacadas de su experiencia política y económica. Cada pueblo tiene su genio y también ‘sus demonios’. Cada pueblo avanza a través de un parto a veces doloroso que le es propio, hacia un futuro que desea que sea luminoso”.
El Santo Padre recordó asimismo que uno de los aspectos esenciales de la misión del embajador es el de la búsqueda y la promoción de la paz. El embajador, así, “puede y debe ser un constructor de paz… no es sólo la persona de temperamento calmo y conciliador que desea vivir en buen acuerdo con todos y evitar los conflictos si es posible, sino es también la persona que se pone completamente al servicio de la paz y se compromete activamente para construirla, a veces llegando a la donación de su propia vida… La paz no implica solamente el estado político o militar de no-conflicto, sino que hace referencia también en su conjunto a la totalidad de las condiciones que permiten la concordia entre todos y el desarrollo personal de cada uno. La paz es querida por Dios que la propone al hombre y se la ofrece como regalo”.
En su discurso el Pontífice puso también en evidencia que “la paz auténtica es posible sólo si reina la justicia” y que “nuestro mundo tiene sed de paz y de justicia”. Recordando la Nota publicada por la Santa Sede en la vigilia de la Conferencia de Doha sobre la actual crisis financiera y sus repercusiones sobre la sociedad y los individuos, el Papa subrayó que dichas reflexiones están dirigidas a “promover el diálogo sobre varios aspectos éticos que deberían sostener las relaciones entre las financias y el desarrollo, y a alentar a los gobiernos y a los actores económicos a buscar soluciones duraderas y solidarias para el bien de todos, y más en particular para aquellos que están más expuestos a las dramáticas consecuencias de la crisis”. Luego puso en evidencia que la justicia “no tiene sólo un valor social o ético. No se refiere sólo a aquello que es equitativo o conforme al derecho… La justicia de Dios… coloca cada cosa en su lugar, todo en orden, para que el mundo sea conforme al designio de Dios y a su orden. La noble tarea del embajador consiste así en utilizar su arte para que todo esté ‘ordenado’, para que la nación a la que sirve viva no sólo en paz con los demás países sino también según la justicia que se expresa a través de la equidad y la solidaridad en las relaciones internacionales, y para que los ciudadanos, gozando de la paz social, puedan vivir libremente y serenamente su credo, alcanzando así la ‘rectitud’ de Dios”. (S.L.) (Agencia Fides 19/12/2008; líneas 42 palabras 674)


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