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Nairobi (Agencia Fides)- La Iglesia católica en Kenya expresa su gran preocupación por la situación de los refugiados internos y el fuerte aumento de los precios de los alimentos base amenazando la existencia de millones de personas.
En una declaración titulada “El llanto actual de la nación”, cuyo texto llegó a Agencia Fides, la Comisión Episcopal “Justicia y Paz” de Kenya observa que “en campos como los de Nakuru, Eldoret, Kirathimo en Limuru y Naivasha entre otros, es impresionante el número de personas que necesitan asistencia. Aquellos pocos a los que se les había prometido regresar a sus haciendas agrícolas mediante la ‘Operación Nyumbani Rudi’ han sido abandonados por la calle. Exhortamos al gobierno y a las organizaciones a adoptar medidas para poner fin al sufrimiento de estas personas mediante intervenciones centradas en la persona y que sean eficaces y eficientes”.
“Con malestar constatamos –prosigue el documento- que existen personas que mueren de hambre entre nosotros. También aquellos que disponen de dinero no consiguen comprar alimentos porque en los últimos tres meses los precios han subido mucho. Un pedazo de pan, cuyo costo era de 20 chelines, ahora cuesta 38. El precio de un kilo de carne se ha duplicado. Cereales como el maíz se han convertido en una mercadería costosa. ¿Dónde terminaremos como nación si no tenemos la capacidad de nutrirnos?
El alimento es un derecho fundamental para todo ser humano. En la agenda del gobierno debe estar presente que todo keniano pueda comer. Deberían ser adoptadas medidas drásticas para eliminar las tasas inútiles sobre los bienes esenciales”.
La Comisión “Justicia y Paz” hace un llamado a las autoridades para mejorar la situación económica: “Nuestra economía ha sido tan duramente golpeada, al punto que aquellos que tienen ingresos medio-bajos no consiguen hacer las compras. La diferencia entre ricos y pobres está en continua expansión. Pedimos a nuestros expertos económicos que encuentren un modo para resolver esta situación.
Es sabido que algunos sectores, como el del té, del café y de la caña de azúcar, están desenraizados. Esto significa la pérdida de ingresos y el aumento de la desocupación. Además las empresas paraestatales, como ferrovías y Telkom, son privatizadas sin aclarar los procedimientos.
“Pedimos que toda forma de propiedad, sea pública o privada, respete el principio del bien común con particular atención por los más necesitados. Las autoridades deberían demostrar que están haciendo su deber. No podemos aceptar ser una nación de tránsito para la droga y el descargo de mercaderías”, concluye el documento. (L.M.) (Agencia Fides 10/10/2008: 34 líneas, 433 palabras)
