Roma (Agencia Fides) – “Con la paz se abren nuevos desafíos para la Iglesia en Sudán”, comentan a la Agencia Fides algunos misioneros con una larga experiencia en el país africano. “Si todo va bien en el curso de pocos meses gobierno y guerrilla firmarán un histórico acuerdo que permitirá poner fin a más de 20 años de guerra. Con la vuelta de la paz, miles, quizás millones de prófugos volverán a sus lugares de origen. Las organizaciones humanitarias hablan de un éxodo de proporciones bíblicas. Estas personas volverán a sus poblados privados de todo; la guerra ha bloqueado el desarrollo del sur, es más, ha hecho retroceder en centenares de años a estas regiones”. “Es necesario por tanto que la comunidad internacional actúe rápidamente para garantizar un regreso digno a estas personas. La Iglesia, que ya suple la falta del estado en las regiones meridionales del país, dará su contribución en términos materiales y espirituales”, dicen los misioneros.
“En el plano espiritual, el mayor desafío que debe afrontar la Iglesia es el de devolver la paz a los corazones de la gente. La mayor parte de los habitantes del sur menores de 15 años no han conocido nunca la paz. Recuerdo a un chico que me preguntó: ‘Padre ¿qué es la paz? ¿Es el intervalo entre dos batallas?” dice un misionero.
En los duros años de guerra las diversas creencias cristianas han colaborado estrechamente para resolver la dramática emergencia humanitaria de la población meridional. “Se ha creado un profundo espíritu de colaboración con las Iglesias hermanas, en particular con las de los protestantes” dicen los misioneros.
La fuerte presencia de prófugos cristianos en las regiones del norte, prevalentemente islámicas, ha creado una situación nueva. “La Iglesia está ya enraizada también en el norte” dicen los misioneros. “No solo los católicos, también los ortodoxos y protestantes están cambiando el panorama social y religioso de los alrededores de la capital. Donde antes la presencia cristiana era marginal ahora se puede constatar el establecimiento de una importante comunidad de fe”.
Un dato que nos lo confirma: la Archidiócesis de Jartum, en los años 80 del pasado siglo contaba con 120.000 católicos y en 1999 pasó a 900.000.
“Juan Pablo II ha querido dar un signo de esperanza y un fuerte reconocimiento a la Iglesia del norte de Sudán, elevando al purpurado cardenalicio a Su Em. Gabriel Zubeir Wako, Arzobispo de Jartum” afirman los misioneros. (LM) (Agencia Fides 6/2/2004 Líneas: 32 Palabras: 436)