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Kinshasa (Agencia Fides) – La ofensiva anunciada contra el Ejército de Liberación del Señor (LRA, ver Fides 4/6/2008) se da en el contexto de una movilización más amplia de los países de la región de los Grandes Lagos para poner fin de una vez por todas a la presencia de las llamadas “fuerzas negativas”, grupos de guerrilla trans-fronteriza que operan entre el este de la República Democrática del Congo, al norte de Uganda, y el sur de Sudán. En la mira de este esfuerzo conjunto, que será conducido sobretodo en territorio congolés, está al menos otro grupo de guerrilla que desde hace más de una década es acusado de contribuir a la inestabilidad en el área, las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Rwanda (FDLR). Se trata de una formación constituida por ex pertenecientes al viejo ejército ruandés y a las milicias Interahamwe, los extremistas hutu responsables del genocidio de 1994, que desde entonces se esconden en la parte oriental del Congo.
Para preparar esta nueva ofensiva, se han tenido en el último mes encuentros de alto nivel en 4 localidades de la región, Dar es-Salaam (Tanzania), Kisangani (RDC), Kampala (Uganda) y Gisenyi (Rwanda), en los cuales han participado representantes de los Estados interesados, de la Unión Europea, de los Estados Unidos, de Sudáfrica y de la MONUC (Misión de las Naciones Unidas en el Congo). Los coloquios se centraron en la aplicación del acuerdo de Nairobi, firmado en la capital keniana el 9 de noviembre del 2007 por los Ministros de Asuntos Exteriores congolés y rwandés. En Nairobi, la República Democrática del Congo y Rwanda se han puesto de acuerdo para una acción común contra las Interahamwe y han convenido en tomar acciones para desarmar a las FDLR y a los otros grupos armados irregulares congoleses en el este de la RDC. Todos estos grupos, afirman los dos gobiernos, constituyen una amenaza para la paz y la seguridad en la RDC y en toda la región de los Grandes Lagos.
En Dar es Salam, el Presidente congolés Joseph Kabila y el Presidente ugandés Yoweri Museveni, evidenciaron su determinación de ver las fuerzas negativas, incluido el LRA, neutralizadas lo más pronto posible. El último fin de semana, en Kampala, la comisión para la paz y la seguridad de la Conferencia Internacional en la región de los Grandes Lagos reconoció que, frente al fracaso del intento de negociaciones con el LRA, no queda otro medio que el uso de la fuerza.
En el curso de la reunión en Kampala, Uganda y Sudán manifestaron su disponibilidad “para apoyar a la República Democrática del Congo en las acciones para eliminar al LRA”, y la MONUC se habría ofrecido para respaldar esta estrategia. Según Kampala, el LRA está preparando el lanzamiento de una ofensiva en Uganda. Según las autoridades de Kampala las formaciones guerrilleras habrían recibido nueve armas y reclutado y adiestrado a nueve reclutas de nacionalidad congolesa y centroafricana (pero entonces ¿quien financia al LRA, un grupo declarado disidente por toda la comunidad internacional?) La reunión de Kampala entre expertos de los servicios de seguridad, fue acordada entre los presidentes Kabila y Museveni durante su encuentro en Dar es Salaam, en mayo de 2008. Paralelamente, en la localidad de Gisenyi, el representante de la Unión Europea para los Grandes Lagos, presidió una reunión similar con la participación de expertos de Estados Unidos, la Unión Europea, Sudáfrica y la MONUC.
La retoma de las operaciones militares a vasta escala al este del Congo con la participación, además del ejército congolés, de fuerzas extranjeras, es vista con inquietud y angustia por parte de la población local, ya que el objetivo oficial de eliminar toda “fuerza negativa” podría esconder objetivos muy distintos sobre riquezas naturales de la región. Mientras tanto, la violencia no se detiene. El 4 de junio 6 personas fueron asesinadas en un asalto conducido por las FDLR contra un campo de prófugos en Kinyandoni, a más de 70 kilómetros al norte de la capital provincial Goma. (L.M) (Agencia Fides 5/6/2008; líneas 43, palabras 664)
