VATICANO - Positivismo y materialismo “han conducido a un desenfrenado entusiasmo por el progreso” y el pasado aparece “sólo como un trasfondo oscuro, sobre el que el presente y el futuro brillan con promesas seductoras”, destaca el Papa al Pontificio Comité de Ciencias Históricas

lunes, 10 marzo 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La crisis de la historiografía, que debe “luchar por la propia existencia en una sociedad plasmada por el positivismo y por el materialismo”, ha sido denunciada por el Santo Padre Benedicto XVI durante la audiencia a los Miembros del Pontificio Comité de Ciencias Históricas, recibidos el 7 de marzo. “Ambas ideologías - subrayó el Pontífice - han conducido a un desenfrenado entusiasmo por el progreso que, animado descubrimientos espectaculares y triunfos técnicos, a pesar de las experiencias desastrosas del siglo pasado, determina la concepción de la vida de amplios sectores de la sociedad. El pasado aparece, así, sólo como un trasfondo oscuro, sobre el que el presente y el futuro brillan con promesas seductoras. A esto se vincula asimismo la utopía de un paraíso sobre la tierra, aunque tal utopía se haya mostrado ya falaz”.
Donde estas fuerzas ideológicas están activas, prosiguió el Papa, se verifica el desinterés por la historia y la marginación de las ciencias históricas. “Esto produce una sociedad que, olvidándose del propio pasado y por lo tanto desprovista de criterios adquiridos a través de la experiencia, no está en la capacidad de proyectar una convivencia armónica ni un compromiso común con la realización de objetivos futuros. Tal sociedad se presenta particularmente vulnerable a la manipulación ideológica. El peligro crece en medida cada vez mayor por causa del excesivo énfasis puesto en la historia contemporánea, sobre todo cuando las investigaciones en este sector están condicionadas por un metodología inspirada en el positivismo y en la sociología. Son ignorados, asimismo, importantes ámbitos de la realidad histórica, incluso épocas enteras”.
El Santo Padre subrayó la gravedad de “una sociedad ignorante de su pasado y por lo tanto privada de memoria histórica”, en cuanto “la pérdida de la memoria provoca en el individuo la pérdida de la identidad, en modo análogo este fenómeno se constata para la sociedad en su totalidad”. Asimismo Benedicto XVI reafirmó que “la Iglesia, llamada por Dios Creador a cumplir el deber de defender al hombre y su humanidad, se preocupa por una cultura auténtica, un efectivo progreso de las ciencias históricas. La investigación histórica a alto nivel se encuentra, en efecto, también en sentido estricto en el más específico interés de la Iglesia”. Efectivamente, el análisis histórico contribuye “a la descripción de aquel espacio vital en el que la Iglesia ha desarrollado y desarrolla su misión a través de los siglos… La Iglesia no es de este mundo pero vive en él y para él”. Finalmente el Papa ha puesto en evidencia otro aspecto de la historia eclesiástica desde el punto de vista teológico: “Su tarea esencial se revela efectivamente en la compleja misión de indagar y aclarar ese proceso de recepción y de transmisión, de paralépsis y de paràdosis, a través del que se ha realizado, a lo largo de los siglos, la razón de ser de la Iglesia. Es indudable que la Iglesia pueda inspirarse en sus opciones tomando del plurisecular tesoro de sus experiencias y memorias”. (S.L.) (Agencia Fides 10/3/2008; líneas 32, palabras 508)


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