VATICANO - El Mensaje del Santo Padre para la Jornada de las Vocaciones: "la dimensión misionera está especial e íntimamente ligada a la vocación sacerdotal"

lunes, 25 febrero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Las vocaciones al servicio de la Iglesia-misión" es el tema elegido por el Santo Padre Benedicto XVI para la próxima Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará el 13 de abril de 2008, IV domingo de Pascua. En su Mensaje para la circunstancia, el Papa recuerda ante todo el mandato confiado por Jesús Resucitado a los Apóstoles: "Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt 28,19) garantizándoles: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). Benedicto XIII continúa: " La Iglesia es misionera en su conjunto y en cada uno de sus miembros. Si por los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación cada cristiano está llamado a dar testimonio y a anunciar el Evangelio, la dimensión misionera está especial e íntimamente unida a la vocación sacerdotal. En la alianza con Israel, Dios confió a hombres escogidos, llamados por Él y enviados al pueblo en su nombre, la misión profética y sacerdotal”.
Jesucristo, en el que se realizaron las promesas hechas a los padres, eligió como estrechos colaboradores en el ministerio mesiánico, "a unos discípulos, ya en su vida pública, durante la predicación en Galilea". En el pasaje evangélico llamado "discurso misionero", podemos notar "todos los aspectos que caracterizan la actividad misionera de una comunidad cristiana que quiera permanecer fiel al ejemplo y a las enseñanzas de Jesús. Corresponder a la llamada del Señor comporta afrontar con prudencia y sencillez cualquier peligro e incluso persecuciones… Al hacerse una sola cosa con el Maestro, los discípulos ya no están solos para anunciar el Reino de los cielos, sino que el mismo Jesús es quien actúa en ellos… Precisamente porque el Señor los envía, los Doce son llamados «apóstoles», destinados a recorrer los caminos del mundo anunciando el Evangelio como testigos de la muerte y resurrección de Cristo… El libro de los Hechos de los Apóstoles atribuye un papel muy importante también a otros discípulos, cuya vocación misionera brota de circunstancias providenciales, incluso dolorosas, como el ser expulsados de la propia tierra por ser seguidores de Jesús. El Espíritu Santo permite que esta prueba se transforme en ocasión de gracia, y se convierta en oportunidad para que el nombre del Señor sea anunciado a otras gentes y se ensanche así el círculo de la comunidad cristiana”.
El Santo Padre evidencia en este momento del mensaje, la figura de Pablo de Tarso: "La historia de Pablo, el mayor misionero de todos los tiempos, lleva a descubrir, bajo muchos puntos de vista, el vínculo que existe entre vocación y misión. Acusado por sus adversarios de no estar autorizado para el apostolado, recurre repetidas veces precisamente a la vocación recibida directamente del Señor". Lo que apremia a los Apóstoles es siempre "el amor de Cristo", así innumerables misioneros, a lo largo de los siglos, "como fieles servidores de la Iglesia, dóciles a la acción del Espíritu Santo, han seguido las huellas de los primeros discípulos… El amor de Cristo, de hecho, viene comunicado a los hermanos con ejemplos y palabras”.
" Entre las personas dedicadas totalmente al servicio del Evangelio - continúa el Papa - se encuentran de modo particular los sacerdotes llamados a proclamar la Palabra de Dios, administrar los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación, entregados al servicio de los más pequeños, de los enfermos, de los que sufren, de los pobres y de cuantos pasan por momentos difíciles en regiones de la tierra donde hay tal vez multitudes que aún hoy no han tenido un verdadero encuentro con Jesucristo. A ellos, los misioneros llevan el primer anuncio de su amor redentor". El número de los bautizados aumenta cada año "gracias a la acción pastoral de esos sacerdotes, totalmente consagrados a la salvación de los hermanos", y a este propósito el Santo Padre tributa una "agradecimiento especial" a los presbiterios fidei donum, "que edifican la comunidad anunciando la Palabra de Dios y partiendo el Pan de Vida”. A continuación Benedicto XVI invita a dar gracias a Dios " por tantos sacerdotes que han sufrido hasta el sacrificio de la propia vida por servir a Cristo" y recuerda que "a través de sus sacerdotes, Jesús se hace presente entre los hombres de hoy hasta los confines últimos de la tierra”.
El mensaje continúa subrayando "la parte importantísima en la evangelización del mundo" que revisten revestida pléyades de religiosos y religiosas: "Con su oración continua y comunitaria, los religiosos de vida contemplativa interceden incesantemente por toda la humanidad; los de vida activa, con su multiforme acción caritativa, dan a todos el testimonio vivo del amor y de la misericordia de Dios". El Papa recomienda luego que nunca deje de haber en las comunidades cristianas “una constante educación en la fe de los niños y de los adultos", en cuánto " es necesario mantener vivo en los fieles un sentido activo de responsabilidad misional y una participación solidaria con los pueblos de toda la tierra”.
Las vocaciones al sacerdocio ministerial y a la vida consagrada "sólo florecen en un terreno espiritualmente bien cultivado", así "las comunidades cristianas que viven intensamente la dimensión misionera del ministerio de la Iglesia nunca se cerrarán en sí mismas… El don de la vocación es un don que la Iglesia implora cada día al Espíritu Santo. Como en los comienzos, reunida en torno a la Virgen María, Reina de los Apóstoles, la comunidad eclesial aprende de ella a pedir al Señor que florezcan nuevos apóstoles que sepan vivir la fe y el amor necesarios para la misión”. (S.L) (Agencia Fides 25/2/2008; Líneas: 66 Palabras: 963)


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