VATICANO - El Papa entrega a la Diócesis de Roma la "Carta sobre la tarea urgente de la educación": "también en nuestro tiempo es posible educar al bien"

lunes, 25 febrero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Estamos reunidos aquí, ya que nos mueve una preocupación común por el bien de las futuras generaciones, por el crecimiento y por el futuro de los hijos que el Señor ha dado a esta ciudad. También nos mueve una preocupación, la percepción que habíamos llamado ‘una gran emergencia educativa’”. Con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI se ha dirigido a los millares de personas reunidas en la plaza de San Pedro el sábado 23 de febrero, para la presentación y entrega a la Diócesis de Roma de la "Carta sobre la tarea urgente de la educación", firmada el 21 de enero (ver Agencia Fides 24/1/2008).
"Educar nunca ha sido fácil y ahora parece que cada vez es más difícil" ha afirmado el Papa recordando “como muchos padres y profesores se ven tentados a abandonar su propia tarea, y no logran siquiera comprender cual es verdaderamente, la misión que tienen asignada". Sin embargo nos sentimos sostenidos por una gran esperanza y una fuerte confianza… también en nuestro tiempo es posible educar al bien, es una pasión que debemos llevar en el corazón, es una empresa común a la que cada debe ofrecer su propia contribución".
Por medio de esta Carta, el Papa ha querido proponer algunas indicaciones concretas "sobre los aspectos fundamentales y comunes de la labor educativa", y por medio del acto de entrega a la Diócesis, Benedicto XVI quiere manifestar su afectuoso estímulo a los educadores "para que la gran herencia de fe y cultura, que es la riqueza más auténtica de esta nuestra amada ciudad, no se pierda en el paso por una a otra generación". En su discurso, el Pontífice se ha dirigido a las diversas categorías de personas que trabajan en la labor educativa.
A los padres el Papa les ha pedido permanecer firmes por siempre, en su recíproco amor “es este el primer el primer y gran don que necesitan vuestros hijos, para crecer serenos, ganar confianza en sí mismos y la confianza en la vida y, por tanto así aprender a ser ellos mismos capaces de dar amor verdadero y generoso”.
A los docentes el Papa les recomienda "tener un concepto alto y grande" de su laborioso trabajo: "Vuestra tarea, por lo tanto, no puede limitarse a proporcionar las nociones y las informaciones, dejando de lado la gran pregunta acerca de la verdad, sobretodo de aquella verdad que puede ser guía en la vida. Vosotros, de hecho, sois con todos los títulos, educadores: a vosotros, en estrecha sintonía con los padres, se os confía el noble arte de la formación de la persona. En particular, a cuantos enseñan en las escuelas católicas lleven dentro de sí y traduzcan en acción cotidiana ese proyecto educativo que tiene en el centro al Señor Jesús y su Evangelio”.
Benedicto XVI se ha dirigido después a los sacerdotes, religiosos y religiosas, catequistas, animadores y formadores de las parroquias, de los grupos juveniles, de las asociaciones y movimientos eclesiales, de los oratorios, de las actividades deportivas y recreativas, para que sean "aquellos amigos en los que se puede confiar" en quienes los jóvenes “puedan palpar la amistad que tiene Jesús hacia ellos", y al mismo tiempo sean "los testigos sinceros y valientes de esa verdad que hace libres y que indica a las nuevas generaciones el camino que conduce a la vida".
Por último, a los niños, adolescentes y jóvenes, el Papa les ha recordado que están llamados "a ser los artífices de su crecimiento moral, cultural y espiritual": “Os toca pues a vosotros, acoger libremente en el corazón, en la inteligencia y en la vida el patrimonio de verdad, de bondad y de belleza que se ha formado a lo largo de los siglos y que tiene en Jesucristo su piedra angular. Os toca a vosotros renovar y desarrollar ulteriormente este patrimonio, liberándolo de tantas mentiras y torpezas que con frecuencia lo hacen desconocido y provocan en vosotros desconfianza y desilusión".
Que en este difícil camino pueden contar con la ayuda de los padres, profesores, sacerdotes, amigos y formadores pero sobre todo de "aquel Dios que nos ha creado y que es el huésped secreto de nuestros corazones… Él es la verdadera esperanza y el fundamento sólido de nuestra vida. Es sobre todo de El de quien nos podemos fiar”. (S.L) (Agencia Fides 25/2/2008; Líneas: Palabras:


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